Oncología
Yoga mejora sueño de pacientes con cáncer de mama
Mujeres sometidas a quimioterapia reportan tener menos problemas para dormir y somnolencia diurna a largo plazo con 2 sesiones semanales de la práctica.
Aunque la quimioterapia para el cáncer de mama mejora la supervivencia general y libre de enfermedad, las toxicidades siguen siendo altas y afectan la calidad de vida. Los trastornos del sueño y la fatiga, a menudo clasificados como los efectos secundarios más problemáticos del tratamiento, son especialmente debilitantes.
El ensayo aleatorizado actual (liderado por Lorenzo Cohen del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas) examinó los efectos de un programa de yoga tibetano (TYP, por sus siglas en inglés) versus un programa de estiramiento (STP) y de cuidados habituales (CH) sobre el sueño y la fatiga en mujeres con cáncer de mama que habían pasado por quimioterapia. Las mujeres con cáncer de mama en estadio I a III que se sometieron a quimioterapia fueron asignadas al azar a TYP (74 mujeres), STP (68 mujeres) o a CH (85 mujeres). Los participantes de TYP y STP tuvieron 4 sesiones durante la quimioterapia, seguidas por 3 sesiones de refuerzo durante los siguientes 6 meses, y se les animó a practicar en su domicilio. Las medidas de auto reportes acerca de alteraciones del sueño (Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh), fatiga (Inventario Breve de Fatiga), y la actigrafía fueron recolectadas al inicio del estudio; 1 semana después del tratamiento; y a los 3, 6 y 12 meses.
No se observaron diferencias en los grupos en cuanto a las alteraciones totales del sueño o los niveles de fatiga en el tiempo. Sin embargo, los pacientes del grupo con TYP informaron menos trastornos diarios 1 semana después del tratamiento en comparación con los de los grupos STP. Se mantuvieron las diferencias en los otros puntos temporales para TYP versus STP. Los datos de la actigrafía revelaron mayores minutos de vigilia después de la aparición del sueño para los pacientes STP 1 semana después del tratamiento versus los de los grupos TYP y CH. Los individuos que siguieron TYP que practicaron al menos 2 veces por semana durante el seguimiento informaron mejores resultados en el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh y en su actividad física a los 3 meses y 6 meses después del tratamiento, en comparación con los que no lo hicieron y con los del grupo de CH.
En conclusión, la participación en un programa de yoga tibetano durante la quimioterapia produce beneficios modestos a corto plazo en la calidad del sueño, con ventajas a largo plazo que surgieron con el tiempo para aquellos que lo practican al menos 2 veces por semana.
Temas Relacionados
