Lácteos enteros: protectores cardiovasculares
Según un amplio estudio de cohorte existe una relación inversa entre el consumo y la mortalidad por accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca.
Las directrices dietéticas recomiendan minimizar la ingesta de productos lácteos enteros, ya que son una fuente de grasas saturadas y presuntamente afectan negativamente a los lípidos en sangre, incrementando las enfermedades cardiovasculares y mortalidad. Sin embargo, las pruebas que sustentan estas afirmaciones son escasas y existen pocos datos sobre los efectos del consumo de lácteos sobre la salud en países de ingresos bajos y medios.
Por lo tanto, este estudio evaluó las asociaciones entre los productos lácteos totales y específicos con la mortalidad y las principales enfermedades cardiovasculares. El Prospective Urban Rural Epidemiology (PURE) es un gran estudio de cohorte multinacional de individuos de entre 35 y 70 años de edad inscritos en 21 países de cinco continentes. Se registró la ingesta de lácteos de 136.384 personas mediante cuestionarios validados de frecuencia alimentaria específicos para cada país. Los lácteos comprendían leche, yogur y queso. Además, se agruparon estos alimentos en enteros y bajos en grasa. La medida de resultado primaria fue la combinación de mortalidad o eventos mayores (muerte por causas cardiovasculares, infarto de miocardio no letal, accidente cerebrovascular o insuficiencia cardíaca). Finalmente, los cocientes de riesgos (CR) se calcularon mediante modelos multivariables de fragilidad con intercepciones aleatorias para tener en cuenta la agrupación de los participantes por centro.
Entre el 1 de enero de 2003 y el 14 de julio de 2018, se registraron 10.567 eventos (muertes [n=6.796] o episodios cardiovasculares mayores [n=5.855]) durante los 9,1 años de seguimiento. Una mayor ingesta de lácteos totales (> 2 porciones por día en comparación con ninguna) se asoció con un menor riesgo de la medida de resultado compuesta (CR 0,84; IC del 95%: 0,75 - 0,94; p tendencia = 0,0004), mortalidad total (0,83; 0,72 - 0,96); p tendencia =0,0052), muertes no cardiovasculares (0,86; 0,72 - 1,02; p tendencia = 0,046), mortalidad cardiovascular (0,77; 0,58 - 1,01; p tendencia = 0,029), enfermedad cardiovascular grave (0,78; 0,67 - 0,90; p tendencia = 0,0001) y ACV (0,66; 0,53 - 0,82; p tendencia = 0,0003). No se observó ninguna relación significativa con infarto de miocardio. Una mayor ingesta (>1 porción frente a ninguna) de leche y yogur también se vinculó con un menor peligro del resultado compuesto, mientras que el consumo de queso no exhibió este mismo comportamiento. Por último, la ingesta de mantequilla fue baja y no se relacionó en gran medida con los resultados clínicos evaluados.
En conclusión, el consumo de productos lácteos se asocia con un menor riesgo de mortalidad y de eventos cardiovasculares mayores en una diversa cohorte multinacional.
