La mala calidad del aire afecta a la salud mental de muchas maneras
Las afecciones preexistentes a largo plazo parecen deteriorarse, requiriendo más atención sanitaria. La evidencia de periodos críticos de exposición entre niños y adolescentes subraya la necesidad de más datos longitudinales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado la contaminación atmosférica como uno de los principales riesgos medioambientales para la salud, y la mayor amenaza medioambiental para la salud humana. En todo el mundo, se estima que 4,2 millones y 3,8 millones de muertes prematuras fueron atribuibles a la contaminación del aire exterior e interior, respectivamente. Está clasificada por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, como carcinógena para el ser humano. Dados los altos niveles de incidencia de enfermedades mentales graves en las zonas urbanas donde esta es mayor, y existen relaciones causales inversas entre el cáncer y las enfermedades mentales graves, puede haber vías etiológicas comunes y de refuerzo mutuo del riesgo que impliquen contaminación atmosférica e inflamación.
Dirigidos por el profesor Kam Bhui, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford (Inglaterra), investigadores del programa BioAirNet analizaron los estudios existentes sobre los efectos de la contaminación atmosférica interior y exterior a lo largo de la vida, desde el nacimiento y el embarazo hasta la adolescencia y la edad adulta.
Encontraron pruebas de que la exposición a los contaminantes atmosféricos puede provocar depresión, ansiedad, psicosis e incluso trastornos neurocognitivos, como la demencia. También había indicios de que los niños y adolescentes podían estar expuestos en etapas críticas de su desarrollo mental, lo que les exponía al riesgo de sufrir las consecuencias más graves y de padecer importantes problemas de salud mental en el futuro.
Otros factores de riesgo eran las viviendas precarias, el hacinamiento, la pobreza y la falta de espacios verdes, así como las vulnerabilidades sociales y psicológicas individuales.
En particular, se ha implicado a las partículas contaminantes del aire, incluidos los bioaerosoles. Las partículas forman parte de un complejo conjunto de factores de riesgo ambientales que incluyen la geografía, la privación, la biología y las vulnerabilidades individuales.
Se necesita más investigación para comprender estas redes de causalidad e investigar una serie de otras lagunas críticas de conocimiento, como los mecanismos por los que las partículas de materia y los bioaerosoles pueden causar y empeorar las condiciones de salud. Se ha investigado menos sobre la calidad del aire interior y cómo afecta a la salud, y poco sobre los bioaerosoles en concreto.
Modificar la exposición a la mala calidad del aire en interiores y exteriores podría reducir los niveles de mala salud en general.