JAMA
Intervenciones de estilo de vida efectivas para prevenir el alzhéimer
Un programa estructurado y de mayor intensidad para adultos mayores con riesgo de demencia, que combina ejercicio, dieta, socialización y control cardiovascular, logra mejores resultados que uno autoguiado.
La identificación de estrategias eficaces para mitigar el deterioro cognitivo asociado a la enfermedad de Alzheimer (EA) y otras demencias relacionadas se establece como una prioridad de salud pública. Las intervenciones no farmacológicas, enfocadas en la modificación de factores de riesgo, ofrecen un enfoque prometedor, accesible y de bajo costo. El ensayo US POINTER se diseñó para evaluar si los resultados del estudio finlandés FINGER, que demostró beneficios cognitivos con intervenciones multidominio, se generalizan a una población estadounidense más diversa.
El objetivo principal del estudio US POINTER, liderado por la Dra. Laura Baker de la Universidad de Wake Forest en EE. UU., fue comparar los efectos de dos intervenciones de estilo de vida de dos años en la trayectoria cognitiva de adultos mayores con riesgo de deterioro cognitivo y demencia.
Se llevó a cabo un ensayo clínico multicéntrico y aleatorizado, en el que participaron 2.111 individuos de 60 a 79 años. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a una intervención estructurada (n=1.056) o a una autoguiada (n=1.055). Ambas fomentaron el aumento de la actividad física y cognitiva, una dieta saludable, la participación social y el control de la salud cardiovascular, pero difirieron en estructura, intensidad y responsabilidad.
El resultado primario fue la tasa de cambio anual en la función cognitiva global, evaluada mediante una medida compuesta de función ejecutiva, memoria episódica y velocidad de procesamiento durante dos años.
El análisis reveló que la intervención estructurada proporcionó un beneficio significativamente mayor en la cognición global que la opción autoguiada, con una diferencia de 0,029 desviaciones estándar por año (IC 95%: 0,008-0,050; P=0,008). Específicamente, se observaron mejoras en la función ejecutiva en el grupo que recibió intervención estructurada. Este efecto fue consistente tanto en portadores como en no portadores de la variante APOE ε4, aunque fue más evidente en adultos con cognición basal más baja (P=0,02). Además, se reportaron menos eventos adversos en el grupo con el programa estructurado en comparación con el autoguiado.
En conclusión, en adultos mayores con riesgo de deterioro cognitivo y demencia, una intervención estructurada y de mayor intensidad tuvo un beneficio significativamente mayor en la cognición global en comparación con una intervención no estructurada y autoguiada. Es necesario investigar más a fondo los resultados funcionales, los biomarcadores y el seguimiento prolongado para abordar la relevancia clínica y la sostenibilidad de los beneficios cognitivos observados.
Fuente bibliográfica
Structured vs Self-Guided Multidomain Lifestyle Interventions for Global Cognitive Function: The US POINTER Randomized Clinical Trial
Baker LD, et al.
DOI:10.1001/jama.2025.12923
