Virología
Ebola y Marburg son consideradas las fiebres hemorrágicas más severas
En mayo del 2005 el Ministro de Salud de Angola reportó 399 casos de la fiebre hemorrágica de Marburg. Esta enfermedad que es pariente cercano del Ébola es menos conocida. Ambas son producidas por los llamados filovirus. El Marburg fue identificado por primera vez a raíz de una enfermedad infecciosa atendida en el hospital universitario de Marburg, Alemania, en 1967. Los médicos observaron un severo síndrome febril asociado a múltiples hemorragias en piel y mucosas, acompañado de shock. Todos los pacientes trabajaban en una productora farmacéutica y se llegó a la conclusión que se habían infectado con monos verdes africanos usados en la preparación de cultivos celulares para vacunas. El virus aislado era totalmente distinto a cualquier otro tipo conocido y tenía una morfologia larga, bizarra y ramificada, tanto así que a muchos no les parecía que fuera un virus.
Nueve años después, un brote epidémico altamente mortal originado en la República Democrática del Congo y Sudám alarmó a la comunidad médica. El virus aislado era semejante al Marburg en su morfología y se bautizó como Ébola. Ambos pertenecen a la familia de los Filoviridae. La característica de esta enfermedad es la de un paciente asténico y febril y en que progresivamente, pero en forma lenta, aparecen otros casos semejantes en la comunidad. Generalmente se le diagnostica en un comienzo corno disentería o tifoidea y en que el verdadero diagnóstico se hace tardíamente. Estos virus se contagian por infección parenteral, la que es fácil de propagarse en países donde las jeringas se reutilizan sin esterilizar y donde es común que el personal médico y paramédico no tenga guantes para curar o tratar a los pacientes y más aún, sin siquiera delantales clínicos. Esto también explica el fácil contagio con hepatitis B, C y SIDA.
Estas epidemias suelen pasar espontáneamente por el cierre de los hospitales, cuarentenas o porque los pacientes al no ser atendidos en centros médicos no trasmiten su enfermedad a la comunidad. Aún no se sabe con certeza cuál es el reservorio natural de los filovirus. Se pensaba que eran los primates, pero éstos parecen ser sólo blancos de la enfermedad, igual que el hombre y no reservorio. Lo que sí sucede es que estos monos enfermos suelen adquirirse vivos para alimentos y así ser fuente de infección. Últimamente se cree que los reservorios son los murciélagos, dado que se han visto casos de Ébola en mineros que trabajaban bajo tierra. En general, los fitovirus han sido poco estudiados. A consecuencia de que pudieran ser utilizados como arma bacteriológica, hoy existe un poco más de interés en su conocimiento.
Estos virus son de extraña estructura y miden al rededor de 80 nm de diámetro y 800 a 1100 de largo. Tienen una composición ARN, lo que los hace potencialmente muy mutables pudiendo evolucionar con facilidad ante las presiones del medio ambiente. Su virulencia está basada en la capacidad de comprometer el sistema inmunitanio del paciente. La única respuesta del enfermo es la producción de interferón tipo 1, al cual pueden escapar por la supresión de la inducción con la proteína VP 35 y el bloqueo del interferón por la acción de la proteína VP 24. La circulación de monocitos infectados expresa gran cantidad de factor tisular, que termina en coagulación intravascular diseminada con el consiguiente daño tisular. Los efectos son de tal magnitud que no es posible recuperar al paciente ni con cuidados efectivos de mantención en una UCI. No se han encontrado antibióticos efectivos pero sí parece haberse logrado una vacuna que con una dosis protege aparentemente a los monos; estudio que esta en fase I.
Fuente bibliográfica
N Engl J Med. 2005 Jun 23;352(25):2571-3