Salud comunitaria
Azitromicina igual de efectiva pero mejor tolerada que la eritromicina en el tratamiento de la tos ferina
Si bien la inmunización a nivel mundial contra la infección de bordetella pertussis (tos ferina) ha dado lugar a reducciones significativas de su incidencia, los brotes que continúan ocurriendo se asocian a morbilidad y mortalidad. El tratamiento durante la fase catarral puede aminorar la severidad de la sintomatología pero no tiene ningún efecto sobre el paroxismo, la emesis o la apnea. El racional manejo antibiótico se dirige a prevenir la transmisión de la infección al erradicar la colonización bacteriana nasofaríngea. La eritromicina se recomienda como la opción en la profilaxis y tratamiento de la B. pertussis, aunque es mal tolerada debido a sus efectos secundarios principalmente gastrointestinales, presentes hasta en el 30% de los pacientes. Nuevos macrólidos tales como la azitromicina y claritromicina se toleran mejor y ofrecen la ventaja de una dosificación menos frecuente y una duración terapéutica más corta, factores asociados a un alto cumplimiento de terapia.
En un estudio multicéntrico liderado por la Dra. Joanne Langley (Universidad Dalhousie, Canadá) se comparó la seguridad y eficacia de la azitromicina versus eritromicina en el tratamiento de la tos ferina. La investigación alistó a 477 niños de 11 ciudades de Canadá y una de los Estados Unidos desde 1995 a 1998. Los niños de 6 meses a 16 años de edad con tos y con sospecha de haber tenido o de tener pertussis fueron seleccionados y repartidos al azar en dos grupos, uno con azitromicina (239, 10 mg/kg el primer día y 5 mg/kg los días 2-5 en dosis única) y otro con eritromicina (238, 40 mg/kg/day divididos en 3 dosis durante 10 días). El resultado principal evaluado fue la curación bacteriológica de la infección al final de la terapia confirmada por análisis de los cultivos nasofaríngeos, los participantes aún con cultivos positivos al final de cada terapia se sometían nuevamente a una segunda recogida (días 5-7 para la azitromicina, días 10-12 para la eritromicina) una semana después de la terapia. Los resultados secundarios fueron la presencia de pertussis, diagnosticada tanto por serología como por la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), los acontecimientos adversos, el cumplimiento y la presencia de síntomas clínicos al final del tratamiento.
De los 477 niños, 114 (el 24%) presentaron pertussis (grupo azitromicina: 58 de 239 [el 24%]; grupo eritromicina: 56 de 238 [el 23%]); estos niños formaron la cohorte de eficacia para el análisis de la intención de tratar. Al final de cada manejo, la erradicación bacteriana fue demostrada en 53 pacientes del grupo de la azitromicina y 53 pacientes del grupo de la eritromicina (100% de erradicación; y con el 95% de IC: 93.3-100). No se observó ninguna recurrencia bacteriana en los niños después de una semana de haber terminado el tratamiento (51 y 53 participantes para azitromicina y eritromicina, respectivamente [0%, IC del 95%: 0-7.0; y 0%, IC del 95%: 0-6.7]). Tampoco se describieron acontecimientos adversos serios atribuibles a los medicamentos en estudio, aunque eventos gastrointestinales adversos se presentaron en menor medida con azitromicina (18.8%; 45 de 239) que con eritromicina (41.2%; 98 de 238). Los niños asignados a azitromicina se adaptaron y cumplieron mucho mejor con este manejo antimicrobiano durante el período de tratamiento, en este grupo, el 90% de los niños ingirieron el 100% de las dosis asignadas, mientras que sólo un 55% de los niños del grupo con eritromicina cumplieron con el 100% de la prescripción.
En conclusión, en niños la azitromicina es tan eficaz como la eritromicina para el tratamiento de la infección por pertussis, y los acontecimientos adversos gastrointestinales son mucho más comunes y frecuentes con eritromicina que con azitromicina. En este estudio, el cumplimiento de la terapia fue marcadamente mejor con azitromicina que con eritromicina.
Fuente bibliográfica
Pediatrics 2004 Jul; 114(1):e96-101