Salud comunitaria
Las mujeres deberían practicar ejercicios moderados para reducir el peligro de cáncer de mama
A pesar de los esfuerzos, pocos factores de riesgo modificables para el cáncer de mama se han podido identificar. El sedentarismo es alterable, aunque su efecto en los biomarcadores del cáncer de pecho es aún desconocido. Las mujeres post-menopáusicas con sobrepeso, obesas y sedentarias tienen elevadas concentraciones de globulinas transportadoras de hormonas sexuales (SHBG) lo que las pone en un riesgo creciente 2 veces mayor para neoplasia de pecho y endometrial. El incremento de estrógenos en pacientes con exceso de peso y cáncer de pecho podría explicar su mal pronóstico comparado con mujeres de peso ligero. Las mujeres post-menopáusicas que practican actividad física regular (3 h/semana) tienen un menor peligro de estos cánceres comparado con las mujeres inactivas, aunque no está probado, una hipótesis razonable sería que la reducción de las concentraciones de estrógenos en la sangre en mujeres que ya han pasado su menopausia disminuiría el riesgo de padecer cáncer de mama en el futuro.
En un ensayo realizado por investigadores de “Cancer Prevention Research Program, The Fred Hutchinson Cancer Research Center” en Seattle, Washington, Estados Unidos, examinaron el efecto de una intervención de doce meses de ejercicios de moderada intensidad sobre el estrógeno sérico, estradiol, estradiol libre y SHBG en mujeres post-menopáusicas obesas sedentarias que no estaba bajo terapia hormonal. Previamente, los mismos autores habían divulgado que este tipo de programa disminuía perceptiblemente las grasas del cuerpo y por tanto se presumía que también bajaría los estrógenos del suero ya que el tejido adiposo es una fuente estrogénica importante. Se asignaron aleatoriamente a 173 mujeres sedentarias, con sobre peso (índice de masa corporal > 24 kg/m2, grasa corporal > 33%), post-menopáusicas de 50 a 75 años de edad, sin terapia de reemplazo hormonal: a un grupo de intervención con ejercicios (N = 87, de intensidad moderada, al menos 45 minutos y 5 días a la semana) y a un grupo control (N = 86) sin intervención.
Un total de 170 mujeres (98.3%) terminó el estudio, en donde las mujeres con ejercicios promediaron 171 minutos a la semana de actividades físicas. Después de 3 meses, las mujeres del grupo de intervención experimentaron declinaciones de sus estrógenos, estradiol y estradiol libre en un 3.8, 7.7 y 8.2%, respectivamente, versus ningún cambio, o incluso con concentraciones crecientes, en las mujeres que estaban como controles (P = 0.03, 0.07, y 0.02, respectivamente). En 12 meses, la dirección del efecto seguía siendo igual, aunque las diferencias no eran estadísticamente más significativas. El efecto fue marcado en mujeres que perdieron grasa: cuando el porcentaje de grasa corporal disminuía en un 2% o más, éstas sí tenían una disminución significativa (comparando contra controles) a 12 meses en 11.9, 13.7, y 16.7% para los estrógenos del suero, el estradiol y el estradiol libre, respectivamente.
El estudio concluye que una intervención de doce meses de ejercicios, de intensidad moderada y en mujeres post-menopáusicas, da lugar a disminuciones significativas de estrógenos en el suero. La asociación entre una actividad física creciente y el reducido riesgo para el cáncer de pecho después de la menopausia, se puede explicar en parte, por los efectos sobre los estrógenos del suero.
Fuente bibliográfica
Cancer Res 2004 Apr 15; 64(8):2923-8