Radiografía al calor extremo
Temperaturas sin precedentes en Europa generan efectos sobre la población que van desde la exacerbación de enfermedades hasta el envejecimiento celular.
Latinoamérica mira de reojo a Europa. Y lo hace con preocupación. Pese a su lejanía, el Viejo Continente suele ser un predictor de sucesos que, finalmente, terminan replicándose en esta parte del mundo. Así ocurre con enfermedades infecciosas como la influenza estacional, el virus sincitial respiratorio (VSR) y nuevas subvariantes del SARS-CoV-2.
Pero, esta vez, no es un virus lo que nos tiene en alerta, es el calor. Y no cualquiera, el extremo. Ese que golpea con fuerza a países como Francia, Italia, España, Portugal y Turquía, con temperaturas que superan los 40 °C, aumentando la mortalidad y morbilidad.
Este escenario podría repetirse en Latinoamérica durante el verano 2026, con olas de calor cada vez más frecuentes y prolongadas [1, 2], acentuadas por el cambio climático.
De acuerdo con estudios recientes [3], los eventos de calor extremo incrementan significativamente los fallecimientos e ingresos hospitalarios en menores de 65 años, niñas y niños y personas con enfermedades cardiopulmonares, renales, diabetes o trastornos mentales.
Según una investigación publicada en los Archivos Internacionales de Salud Ocupacional y Ambiental [4], durante una ola de calor (con máximas sobre los 35 °C durante al menos dos días), los ingresos por ictus isquémico aumentaron un 26%, por lesión renal aguda un 67% y por golpe de calor casi se multiplicaron por 19. Otros estudios confirman que el calor intenso desencadena agotamiento, deshidratación y empeora enfermedades crónicas [5].
En países de ingresos medios y bajos, como gran parte de las naciones latinoamericanas, refieren peores resultados de salud, especialmente entre mujeres, adultos mayores y personas económicamente desfavorecidas [6].
Cada vez más viejos
Los problemas no se acaban aquí. Las olas de calor generan un aumento en los nacimientos prematuros, bajo peso al nacer y complicaciones en el embarazo [7]. Además, a nivel fisiológico, el puede causar estrés térmico, excediendo la capacidad de termorregulación del cuerpo y provocando desequilibrios circulatorios, reducción del volumen plasmático, daño renal y sobrecarga cardíaca, factores que elevan el riesgo de insuficiencia multiorgánica y muerte [8].
¿Qué ocurre si los eventos son cada vez más frecuentes? ¿Qué sucede si los periodos de exposición al calor extremo se prolongan? Científicos del Instituto de Epidemiología del Centro de Salud Ambiental Helmholtz de Múnich, en Alemania, aseguran haber encontrado la respuesta: envejecemos.
Según concluyen en una investigación publicada en la revista Enviroment Internacional [9], cuando nuestro organismo se ve forzado de forma sistemática a poner en marcha mecanismos de protección contra las altas temperaturas, las células se resienten.
Por encima de los 38 ºC, el cuerpo intenta eliminar parte de ese calor aumentando la frecuencia cardíaca para poder bombear más sangre hacia la piel y las extremidades. Se produce vasodilatación de las arterias y aparece el sudor, ya que al humedecerse la dermis y evaporarse los líquidos, nos enfriamos [10]. La activación de estos mecanismos de defensa de forma cada vez más constante genera consecuencias a largo plazo, acelerando la edad epigenética.
"La exposición prolongada a calor extremo parece aumentar el envejecimiento biológico al influir en el epigenoma (conjunto de modificaciones químicas del ADN que influyen en la expresión génica sin cambiar la secuencia de ADN subyacente), específicamente, en la metilación del ADN que regula los relojes epigenéticos usados para medir la edad celular", plantean los científicos del centro de investigación alemán.
De acuerdo con un estudio que consideró a 3.686 adultos de Estados Unidos sobre los 56 años, un mayor número de días de calor extremo, tanto en el corto plazo (7–30 días) como en el largo (1–6 años), se asoció con un avance en la edad epigenética en 1,07 años más con calor reciente y hasta 2,48 años con exposición acumulada [11].
"A nivel molecular, se cree que el estrés por calor genera una memoria epigenética maladaptativa, vale decir, alteraciones duraderas en la metilación de genes relacionados con la inflamación, el sistema inmune y el estrés celular. En términos simples, las temperaturas extremas pueden inducir cambios en la regulación genética que engañan a células haciéndolas envejecer más rápido", aseguran los autores en Science Advances.
Confinamiento y adaptación
Según un artículo publicado en el diario El País [12] de España, el calor ha generado que parte de la población opte, sencillamente, por no salir de casa. Un encierro "obligado" que limita las actividades al aire libre y reduce la interacción social, afectando la salud física, mental y emocional.
¿Qué podemos hacer? Solo una cosa: adaptarnos. Difícilmente el calor cederá y algunas personas adelantan un futuro con una vida más nocturna que diurna. Durmiendo de día y dejando todo lo demás para la noche. ¿Será realmente así?
En base a nuestras propias experiencias y las enseñanzas que podemos rescatar del hemisferio norte, es fundamental que los países latinoamericanos tomen medidas urgentes para adaptarse a las altas temperaturas e intentar mitigar sus efectos sobre la salud, invirtiendo en infraestructuras resilientes, mejorando la gestión del agua, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y construyendo refugios climáticos urbanos y rurales. Enfriar nuestras cabezas y pensar en soluciones a largo plazo es clave.
Bibliografía:
[1] El calentamiento global intensificará los efectos de las olas de calor sobre la salud. Nota de prensa. https://www.nationalacademies.org/espanol/based-on-science/basado-en-la-ciencia/el-calentamiento-global-hace-que-las-olas-de-calor-sean-mas-calientes-mas-largas-y-mas-comunes
[2] Junio es el nuevo julio: las olas de calor en Europa y América son parte de un nuevo y peligroso patrón climático. Nota de prensa. https://www.nationalgeographic.com.es/medio-ambiente/junio-es-nuevo-julio-olas-calor-europa-america-son-parte-nuevo-peligroso-patron-climatico_25400
[3] Arsad FS, Hod R, Ahmad N, Ismail R, Mohamed N, Baharom M, Osman Y, Radi MFM, Tangang F. The Impact of Heatwaves on Mortality and Morbidity and the Associated Vulnerability Factors: A Systematic Review. Int J Environ Res Public Health. 2022 Dec 6;19(23):16356.
[4] Bujosa Mateu A, Alegre Latorre L, Comas MV, Salom J, García Gasalla M, Planas Bibiloni L, Orfila Timoner J, Murillas Angoiti J. Impact of heat waves on human morbidity and hospital admissions in a city of the western mediterranean area. Int Arch Occup Environ Health. 2024 Sep;97(7):757-765.
[5] Bi P, Williams S, Loughnan M, Lloyd G, Hansen A, Kjellstrom T, Dear K, Saniotis A. The effects of extreme heat on human mortality and morbidity in Australia: implications for public health. Asia Pac J Public Health. 2011 Mar;23(2 Suppl):27S-36.
[6] Green H, Bailey J, Schwarz L, Vanos J, Ebi K, Benmarhnia T. Impact of heat on mortality and morbidity in low and middle income countries: A review of the epidemiological evidence and considerations for future research. Environ Res. 2019 Apr;171:80-91.
[7] Chersich MF, Pham MD, Areal A, Haghighi MM, Manyuchi A, Swift CP, Wernecke B, Robinson M, Hetem R, Boeckmann M, Hajat S; Climate Change and Heat-Health Study Group. Associations between high temperatures in pregnancy and risk of preterm birth, low birth weight, and stillbirths: systematic review and meta-analysis. BMJ. 2020 Nov 4;371:m3811.
[8] Hot weather and extreme temperatures: health risks. Ebi, Kristie L y otros. The Lancet, 2021. Volumen 398, Número 10301, 698-708.
[9] Ni W, Nikolaou N, Ward-Caviness CK, Breitner S, Wolf K, Zhang S, Wilson R, Waldenberger M, Peters A, Schneider A. Associations between medium- and long-term exposure to air temperature and epigenetic age acceleration. Environ Int. 2023 Aug;178:108109.
[10] Así reacciona nuestro cuerpo ante las temperaturas extremas. Nota de prensa. https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/2024/07/18/6698b2b3e4d4d831358b4579.html
[11] Choi EY, Ailshire JA. Ambient outdoor heat and accelerated epigenetic aging among older adults in the US. Sci Adv. 2025 Feb 28;11(9):eadr0616.
[12] Confinados por el calor: “Nos robaron el verano, quiero que llegue octubre”. https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2025-08-10/confinados-por-el-calor-nos-robaron-el-verano-quiero-que-llegue-octubre.html
Por Óscar Ferrari Gutiérrez
