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14 Mayo 2018

La revolución nutrigenómica

La valoración de los genes es decisiva para conocer el funcionamiento del metabolismo y para diseñar a futuro planes nutricionales personalizados basados en el código genético. 

La obesidad es una enfermedad compleja causada por un desequilibrio energético entre calorías consumidas y calorías gastadas, evento en el que intervienen una gran cantidad de factores: genéticos, dietéticos, de estilo de vida y ambientales.

El Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2017 publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), reveló que la obesidad es un fenómeno cada vez más generalizado en la región. 

El artículo destaca que en América Latina y el Caribe (ALC) 24 países presentan una proporción de personas obesas en valores cercanos o superiores al 20 por ciento de la población y el sobrepeso infantil afecta al 7 por ciento de los menores de cinco años, es decir, a 3,7 millones de niños. 

Para la FAO las causas de este fenómeno serían múltiples y entre ellas se encuentra el cambio en los patrones alimentarios, con un aumento de la disponibilidad de productos ultra procesados con altos contenidos de azúcar, grasa y sal; y la disminución de las preparaciones culinarias tradicionales, cocinadas con alimentos frescos y saludables en los hogares.

Aunque se está trabajando en revertir estas cifras, mediante la prescripción de dieta balanceada y ejercicio a los pacientes, éstas siguen aumentando, debido a que muchas personas se someten a dietas excesivamente estrictas, carentes de nutrientes y muy hipocalóricas que no sirven para generar hábitos alimentarios, sino sólo para perder peso en forma rápida, el que puede ser recuperado rápidamente. Por lo tanto, el esfuerzo realizado no otorga los resultados esperados.

Llevar una alimentación balanceada y variada es la clave para poder mantenerse en un peso saludable y, actualmente, las nuevas tecnologías están orientándose de forma creciente a una dieta personalizada. 

En este escenario nacieron dos nuevas tendencias en la alimentación que incorporan la información genética y la genómica a la nutrición: la nutrigenética y la nutrigenómica, esta última estudia el efecto de los diferentes componentes de los alimentos y cómo interaccionan con los genes.

La nutrigenética plantea un nuevo paradigma alimentario, al sugerir la posibilidad de individualizar la alimentación de acuerdo con los componentes genéticos de cada individuo. Es decir, analiza la respuesta de diferentes genotipos a la ingesta de los nutrientes y la forma en que esta relación determina la susceptibilidad de un sujeto a padecer una enfermedad particular.

El 5 de diciembre de 2017, el Food Forum of the National Academies of Sciences, Engineering and Medicine de Estados Unidos organizó un taller público en Washington DC para revisar los conocimientos actuales en el campo de la nutrigenómica y explorar el impacto potencial de la nutrición personalizada en el mantenimiento de la salud y prevención de enfermedades crónicas. (Washington (DC): National Academies Press (US); 2018 Mar15)

Durante el encuentro, expertos de distintas universidades norteamericanas y canadienses discutieron cómo el conocimiento del genoma humano podría ayudar a descifrar los mecanismos moleculares que determinan las respuestas individuales a una dieta y así establecer biomarcadores que permitan predecir el éxito de la intervención dietétca. 

Específicamente revisaron el efecto de la dieta sobre el genoma, es decir, cómo los alimentos –a través de sus nutrientes y componentes no nutritivos- actúan potenciando o reprimiendo la expresión de algún gen clave, cuyo nivel de actividad puede influir de manera significativa sobre un mayor o menor riesgo de enfermedad.

El grupo de investigadores vislumbró los potenciales beneficios de utilizar los conocimientos en nutrigenómica para diseñar alimentos capaces de actuar de forma positiva sobre la salud y así personalizar la nutrición a nivel global. Si bien se han desarrollado tecnologías más accesibles para la secuenciación del genoma humano, los expertos consideran que todavía sigue siendo costoso aplicarlas de manera general en la población.

El uso de la nutrigenómica todavía es incierto, pero al mismo tiempo muy alentador, porque la nutrición del futuro será también la nueva medicina. 

Para el doctor José María Ordovás, director del laboratorio de Nutrición y Genómica de la Universidad de Tufts en Boston, uno de los expositores del encuentro, “el estudio de la nutrigenómica será el conducto por el cual las futuras generaciones lograrán llegar a alcanzar su máximo potencial físico y mental y, por tanto, vivir más y mejor, porque supone un cambio en la manera de entender la alimentación para ayudar a la salud del ser humano”.

Al parecer Thomas Edison tenía razón, “el doctor del futuro no tratará al cuerpo humano con medicamentos, sino más bien curará y prevendrá enfermedades a través de la ingesta de alimentos”.

Por Carolina Faraldo Portus

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