El sÃndrome de la segunda vÃctima
Asumir la muerte de un paciente es un proceso difÃcil para los médicos. El trauma y cuestionamientos que generan estas pérdidas deben ser gestionados para evitar secuelas a largo plazo.
La impresión que experimentan los médicos frente a pérdidas ocurridas como consecuencia de una complicación o error propio se define como sÃndrome de la segunda vÃctima (SVS) [1].
El término acuñado en 2000 por Albert Wu, académico de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins en Estados Unidos, describe el estado de ánimo de un profesional cuyo paciente sufrió un evento adverso (EA), vale decir, un daño o lesión no intencionada producida durante la asistencia clÃnica. Es un episodio que no está relacionado con una enfermedad o complicación subyacente y puede derivar en una prolongación hospitalaria, discapacidad o muerte. Los médicos se convierten en segundas vÃctimas: se sienten responsables y cuestionan sus conocimientos y competencias.
Emociones únicas
Los EA impactan en los pacientes, médicos e instituciones de salud, disminuyendo su prestigio e identificándose como tercera vÃctima [2]. Alrededor del 20% de las personas internadas experimentan complicaciones de este tipo y casi el 50% de los profesionales del sector deberán enfrentar el SVS, al menos, una vez durante su carrera [1].
Aunque cada uno de ellos expresará emociones únicas frente a estos acontecimientos, las siguientes tienden a ser las más comunes: culpa, angustia, frustración, remordimiento, autocastigo, ira, vergüenza y ansiedad, las que pueden conducir a trastornos del sueño y depresión. Todo lleva a la pérdida de confianza en sus destrezas, conocimientos y capacidades. Muchos, incluso, cuestionan su vocación [3].
Las segundas vÃctimas cambian su forma de interactuar con los pacientes. Cuando las consecuencias son graves, su práctica se torna insegura, su afectividad se ve alterada y las dudas sobre su criterio vulneran la calidad de su desempeño, exponiéndose a un nuevo EA [3].
Necesidad de acompañamiento
Si bien los estudios que han explorado este tema se centran en las especialidades no quirúrgicas, los más expuestos serÃan los cirujanos, quienes se enfrentan a situaciones estresantes y desafÃos técnicos. A continuación, vendrÃan anestesiólogos, pediatras, obstetras y ginecólogos.
Asà lo sugiere un trabajo publicado en The American Journal of Surgery [4], el cual concluye que el sÃndrome de la segunda vÃctima representa una carga psicológica, emocional y fÃsica. No solo eso, el apoyo que reciben serÃa insuficente.
En términos generales, los cirujanos dejarÃan de efectuar intervenciones complejas asumiendo una actitud conservadora y no se sentirÃan respaldados por sus pares ni por las instituciones hospitalarias donde se desempeñaban. En esa lÃnea, los participantes en la investigación refirieron que les hubiera gustado recibir ayuda estandarizada como asistencia psicológica formal.
Mentalidad positiva
Una completa comprensión del SVS resultarÃa clave para diseñar e implementar intervenciones que promuevan la recuperación de los médicos afectados.
En un trabajo publicado en la revista Quality & safety in health care [5], se identificaron seis etapas que delinean la historia natural de este fenómeno: (1) caos y respuesta a accidentes, (2) reflexiones intrusivas, (3) restaurar la integridad personal, (4) soportar la inquisición, (5) obtener primeros auxilios emocionales y (6) disposición final.
Las tres primeras ocurren justo después del evento adverso y pueden experimentarse de manera simultánea. En tanto, la última se divide en abandonar (dejan su trabajo), sobrevivir (permanecen en su empleo, pero el episodio continúa generando sÃntomas) y prosperar (se adopta una mentalidad de crecimiento convirtiendo la experiencia negativa, en una que mejore los procesos).
Una de las estrategias propuestas para enfrentar y revertir las consecuencias de este sÃndrome, es la implementación de programas diseñados para gestionar el trastorno por estrés postraumático (TEPT).
Frente a un escenario adverso, es fundamental adquirir las herramientas necesarias para recuperarse. Contar con una sólida red de apoyo, basada en la comprensión, confianza y respaldo de compañeros y colegas, es el primer paso para evitar secuelas a largo plazo.
Referencias
[1] Wu A. W. (2000). Medical error: the second victim. The Western journal of medicine, 172(6), 358–359.
[2] Denham, C. R. (2007). TRUST. Journal of Patient Safety, 3(2), 107–119.
[3] Torijano-Casalengua, M. L., Astier-Peña, P., & Mira-Solves, J. J. (2016). The impact of adverse events on health primary care professionals and institutions. Atencion primaria, 48(3), 143-146.
[4] Chong, R. I. H., Yaow, C. Y. L., Chong, N. Z., Yap, N. L. X., Hong, A. S. Y., Ng, Q. X., & Tan, H. K. (2024). Scoping review of the second victim syndrome among surgeons: Understanding the impact, responses, and support systems. American journal of surgery, 229, 5–14.
[5] Scott, S. D., Hirschinger, L. E., Cox, K. R., McCoig, M., Brandt, J., & Hall, L. W. (2009). The natural history of recovery for the healthcare provider "second victim" after adverse patient events. Quality & safety in health care, 18(5), 325–330.
Por Óscar Ferrari Gutiérrez
