El gen suicida que desafía al sarcoma de Ewing
Combatir este tumor de forma específica y eficaz parece un objetivo más cercano gracias a la irrupción de las terapias génicas en el cáncer infantil.
James Ewing (1866 – 1943) fue un patólogo e investigador estadounidense. Destacó en la docencia y jugó un papel clave en la fundación de la American Association for Cancer Research y la American Cancer Society.
Llegó a ser un referente de su época en el estudio de la oncología y sus hallazgos sentaron las bases para el diagnóstico y tratamiento de lo que conocemos como el sarcoma que lleva su apellido [1].
En 1921, fue el primero en notar que este tipo de tumor óseo era distinto del más común, el osteosarcoma, no solo por la apariencia de sus células bajo el microscopio, sino también por su sensibilidad a la radioterapia. Lo llamó endotelioma difuso del hueso [2].
Su impacto sobre niñas, niños y adolescentes exige el avance de abordajes innovadores que tengan menos efectos secundarios que la radioterapia y quimioterapia, además de mejorar las tasas de supervivencia -cercanas al 70%- en pacientes con metástasis y recaídas. Pese a que el desarrollo en este campo ha sido limitado durante los últimos años, la irrupción de las terapias génicas parece estar cambiando el rumbo de esta historia.
Manipulación genética
Introducir, eliminar o modificar genes a nivel celular para tratar o prevenir patologías es el objetivo fundamental de las terapias génicas. La técnica se puede llevar a cabo utilizando vectores virales (virus modificados para que no causen enfermedad) u otros métodos de entrega genética.
La primera vez que se usó contra el cáncer (melanoma) fue en 1992 y, actualmente, representa una prometedora área de la medicina moderna al buscar alterar el material genético de las células para combatir el tumor de forma más específica y eficaz [3].
Un estudio publicado en Scientific Reports [4] marca el punto de encuentro entre este revolucionario enfoque y los primeros esfuerzos de James Ewing por curar el cáncer que identificó.
Muerte celular selectiva
Es considerado una de las principales neoplasias malignas pediátricas, presentándose la mayoría de los casos en niños y adolescentes varones de ascendencia europea, norteafricana y del Oriente Medio, entre los 10 y 19 años [5].
Los desafíos que plantea su abordaje comienzan a tener respuestas gracias a los estudios preclínicos realizados por investigadores del Instituto de Salud Carlos III de España (ISCIII), quienes demostraron que es posible destruir las células tumorales mediante el empleo de genes suicidas o manipulados en laboratorio.
La técnica consiste en la introducción de un gen suicida en células objetivo. Por sí solo, no produce toxicidad, pero permite que, al administrar un profármaco, este se convierta en un compuesto tóxico dentro de las células que expresan el gen, induciendo muerte celular selectiva [6].
En su trabajo, los científicos utilizaron un adenovirus para introducir en las células del sarcoma de Ewing un gen suicida derivado del virus del herpes simplex (HSV-TK). "Es inocuo, pero combinado con ganciclovir -medicamento usado para tratar o prevenir infecciones causadas por virus de la familia del herpes- se transforma en un compuesto tóxico. Cuando las células del sarcoma de Ewing son infectadas por el adenovirus terapéutico, estas expresan el gen suicida HSV-TK", explicó Javier Alonso, autor principal.
Mayor especificidad
La estrategia tiene una gran ventaja: este gen se expresa solo en estas células cancerígenas, otorgando mayor especificidad y reduciendo la probabilidad de efectos secundarios.
El científico comentó que ya habían utilizado la técnica para expresar de manera específica el sistema CRISPR/Cas9 en las células del sarcoma. "Solo fue posible ralentizar el crecimiento tumoral, pero con esta nueva aproximación conseguimos reducir su tamaño y, en algunos casos, eliminarlo completamente en modelos preclínicos".
La exploración de nuevos caminos para abordar este cáncer infantil parece ser la mejor alternativa frente a tratamientos convencionales que no han logrado los resultados esperados. Pese a que aún deben realizarse ensayos clínicos, se destaca el potencial curativo de esta nueva terapia.
Bibliografía:
[1] About James Ewing, 1866 – 1943. http://www.cancerindex.org/bone/ewing.htm
[2] The classic. Diffuse endothelioma of bone. By James Ewing. 1921. Clin Orthop Relat Res. 1984 May;(185):2-5. PMID: 6368087.
[3] Gillet JP, Macadangdang B, Fathke RL, Gottesman MM, Kimchi-Sarfaty C. The development of gene therapy: from monogenic recessive disorders to complex diseases such as cancer. Methods Mol Biol. 2009;542:5-54.
[4] Cervera ST, Martínez S, Iranzo-Martínez M, de Mera RMM, Alonso J. Suicide gene therapy targeting ewing sarcoma via an ewing-specific GGAA promoter. Sci Rep. 2025 Aug 8;15(1):29020.
[5] Spector LG, Hubbard AK, Diessner BJ, Machiela MJ, Webber BR, Schiffman JD. Comparative international incidence of Ewing sarcoma 1988 to 2012. Int J Cancer. 2021 Sep 1;149(5):1054-1066.
[6] Tiberghien P. Use of suicide genes in gene therapy. J Leukoc Biol. 1994 Aug;56(2):203-9.
Por Óscar Ferrari Gutiérrez
