De la vía convencional a la terapia nasal
La administración de fármacos por inhalación se posiciona como una alternativa rápida y eficiente para el tratamiento de distintas enfermedades gracias a su mejor capacidad de absorción.
Si en un futuro cercano escuchas que la solución a tus problemas de salud está en tu nariz considéralo un buen consejo. La sugerencia podría provenir de un médico y su fundamento no sería otro que el desarrollo e implementación de innovadores tratamientos.
En un mediano plazo las terapias de inhalación -nebulizadores, dispositivos a presión y de polvo seco- serían tan comunes como ingerir pastillas. Desde su uso actual, fundamentalmente, para el manejo de alergias, infecciones y enfermedades respiratorias, la nariz daría un importante salto para consolidarse como puerta de entrada a todo el organismo.
“El tamaño del epitelio olfativo es, aproximadamente, el mismo que un puño. Recubrirlo con un medicamento puede resultar en una absorción rápida y eficiente. Es un tejido accesible y tiene mucho flujo de sangre, por lo tanto, la velocidad de acción puede ser la misma que las inyecciones o incluso más”, detalla Hugh Smyth, profesor de farmacéutica molecular y administración de fármacos en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos.
¿Sus ventajas frente a las vías conservadoras? Rapidez, fácil administración, dosis más bajas y cero agujas. Sin embargo, para llegar a la masividad se deben superar algunas vallas.
Áreas específicas
El primer desafío es tecnológico. Los rociadores tradicionales no están diseñados para aplicaciones profundas. Su boquilla solo logra impulsar el contenido hasta la válvula nasal, es decir, las secciones baja y media. Un estudio publicado en la revista Rhinology [1] determinó, incluso, que en su mayoría apenas alcanzaban el primer segmento reduciendo su efectividad.
En segundo lugar, se deben sortear algunos obstáculos estructurales. El vello, cilios, mucosidad, estornudos y tos dificultan la distribución uniforme de los medicamentos. “La nariz está diseñada para mantener las cosas afuera. El rocío se filtra antes de que alcance zonas más profundas”, describe Smyth. El académico creó en 2018 modelos impresos en 3D de las cavidades nasales. “Son muy diferentes en tamaño, longitud y geometría interna. Esto hace que sea un desafío llegar a áreas específicas”.
En este campo, los esfuerzos no apuntan a encontrar nuevas formulaciones, sino que a desarrollar dispositivos y métodos de administración dirigidos a diferentes regiones nasales.
Objetivo principal
En 2021, el tratamiento de la migraña se abrió a otras alternativas. Hasta entonces, el medicamento para abordarla, mesilato de dihidroergotamina, era generalmente administrado vía intravenosa [2]. Nuevos dispositivos con acción sobre la cavidad nasal superior ganaron espacio en el mercado gracias a su mejor absorción. “Ofrecen un alivio más rápido, es un método confiable, se reducen las dosis y disminuyen los efectos secundarios”, explica John Hoekman, profesor en la Escuela de Farmacia en la Universidad de Washington y uno de los principales desarrolladores de la tecnología.
En tanto, un ensayo clínico publicado en 2023 concluye que los pacientes con sinusitis crónica sometidos a terapia de corticoides vía senos paranasales muestran disminución de la congestión, dolor facial e inflamación [3].
Su uso también ha dado buenos resultados en el manejo de depresión resistente, sobredosis de opioides, convulsiones y problemas como la micción nocturna frecuente. Gracias a su rápida absorción a través de las membranas mucosas de las vías respiratorias, la técnica se utiliza desde hace varios años en el abordaje del asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
“El tejido mucoso dentro de la cavidad nasal ofrece acceso directo al sistema linfático que combate las infecciones, lo que convierte a la nariz en un objetivo principal para la inoculación contra algunos virus”, destaca Hoekman.
Futuras aplicaciones
El desarrollo de los sistemas modernos de administración de medicamentos vía nasal está asociado a los avances en la farmacología del asma logrados a comienzos del siglo XX tras el aislamiento de la adrenalina y la invención de un nebulizador automático accionado por un motor eléctrico. En la actualidad, con la técnica se pueden suministrar antiinflamatorios, broncodilatadores y antibióticos.
Uno de los puntos a favor de este tratamiento es su capacidad para pasar por alto la barrera hematoencefálica y ofrecer una vía directa entre un área expuesta del cuerpo y el cerebro, es decir, puede transportar drogas desde la cavidad nasal al sistema nervioso central para mejorar el abordaje del párkinson, alzhéimer y ansiedad. También están en curso investigaciones para su aplicación contra la tuberculosis y malaria.
Por otro lado, la pandemia por COVID-19 aumentó el interés por contar con una vacuna nasal. El inmunólogo de Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis, Michael Diamond, lideró un proyecto que consiguió una preparación que fue aprobada en India como inoculación primaria y dosis de refuerzo. “Funciona estimulando la entrada de IgA, un anticuerpo que se encuentra en las fosas nasales, y la producción de células T de memoria residentes, unidades inmunitarias en espera justo debajo del tejido superficial de la nariz”.
La terapia nasal tiene la atención de la ciencia y, hasta ahora, los avances son prometedores. Investigadores buscan ampliar sus alcances y posicionarla, por qué no, como el principal método de abordaje terapéutico.
Referencias
[1] Djupesland PG, Messina JC, Palmer JN. Deposition of drugs in the nose and sinuses with an exhalation delivery system vs conventional nasal spray or high-volume irrigation in Draf II/III post-surgical anatomy. Rhinology. 2020 Apr 1;58(2):175-183.
[2] Silberstein SD, Shrewsbury SB, Hoekman J. Dihydroergotamine (DHE) - Then and Now: A Narrative Review. Headache. 2020 Jan;60(1):40-57.
[3] Study evaluating the efficacy and safety of intranasal administration of OPN-375 in subjects with chronic rhinosinusitis without the presence of nasal polyps. https://ichgcp.net/es/clinical-trials-registry/NCT03960580
Por Óscar Ferrari Gutiérrez
