En el libro de Jeremías, en el Antiguo Testamento, se utiliza una frase para describir a aquellas personas que, por orgullo o terquedad, deciden ignorar la realidad: "no hay peor ciego que el que no quiere ver". Desde entonces, este comportamiento se considera un obstáculo que impide el crecimiento individual y la resolución de conflictos.

La expresión ha trascendido fronteras adaptándose a distintos idiomas a lo largo de los años y, aunque su forma puede variar, el significado permanece intacto: la dificultad para aceptar verdades incómodas.

El fenómeno, conocido como negacionismo, ha cobrado relevancia durante las últimas décadas, situándose en el centro de los discursos públicos, cada vez más intensificado por las nuevas tecnologías y medios digitales [1].

Según María Ángeles Abellán, profesora titular del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Valencia (España), se trata de un mecanismo de defensa psicológico consistente en ignorar un hecho específico que produce aversión o angustia para negar sus consecuencias. "Es el rechazo sistemático de ciertos acontecimientos respaldados por la evidencia científica o histórica, buscando influir en procesos sociales y políticos para favorecer determinados intereses".

El negacionismo ha proliferado en diferentes esferas de la sociedad. Desde esa perspectiva, hay una cuestión innegable: cuando se presenta en medicina, los resultados pueden ser graves.

Teorías conspirativas

Para oponerse a una verdad empíricamente verificable, se recurre a argumentos ficticios, conspiraciones, falsos expertos y una interpretación selectiva de datos para sustentar otro relato [1]. "El gran problema se produce cuando los discursos negacionistas son asumidos por una parte de la sociedad que naturaliza un tipo de pensamiento irracional, lo que obstaculiza el progreso científico y supone un peligro para las vidas humanas", comenta María Ángeles Abellán.

El negacionismo científico siempre ha tenido serias consecuencias, pero tras la pandemia de COVID-19 los efectos parecen haberse acentuado [2]. De acuerdo con Heslley Machado Silva, académico del Centro Universitario de Formiga (Brasil), "la renuencia a aceptar estos hechos, constatados por científicos y autoridades de salud pública, propició el surgimiento de teorías conspirativas de todo tipo. Los casos son diversos, llegando a muchos países a través de líderes populistas y redes sociales".

A diferencia de la duda o el escepticismo científico —que implica una postura de cuestionamiento crítico y análisis riguroso de los datos disponibles— el negacionismo rechaza directamente la evidencia y se aferra a posiciones predeterminadas [3]. Otros ejemplos comunes incluyen desmentir el Holocausto, el cambio climático, la teoría de la evolución, el VIH/SIDA, los beneficios de las vacunas y algunos eventos históricos.

Para Sven Ove Hansson, docente del Departamento de Filosofía e Historia del Real Instituto de Tecnología de Estocolmo (Suecia), representa una seria amenaza para la salud pública y la sostenibilidad a largo plazo de la civilización [4].

Relación médico-paciente

La ciencia ha definido al negacionismo como el rechazo de conceptos básicos, aceptados y fuertemente apoyados por la evidencia en favor de ideas que son radicales y controvertidas [5].  

Es una dificultad creciente en la práctica clínica, porque los médicos deben destinar tiempo a desmontar noticias falsas o creencias del propio paciente en lugar de aprovechar cada minuto en trabajar en el diagnóstico y tratamiento adecuado para esa persona.

La Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG) reconoce que este fenómeno ha transformado la relación médico-paciente, con efectos directos sobre el diagnóstico y toma de decisiones clínicas que, en muchos casos, "podrían salvar vidas si se aplicaran a tiempo" [6].

El congreso nacional 2025 de la agrupación científica le dedicó un módulo especial al tema. Bajo el título "Negacionismo en medicina: cuando la evidencia choca con la creencia", los asistentes analizaron los desafíos y estrategias que se diseñan para reducir su impacto.

"Aunque nos preocupa el auge que ha tomado en nuestra sociedad, el negacionismo no es nuevo. Ha sido una constante en la consulta, donde se escuchan creencias de todo tipo, claramente contrarias a la evidencia y al desarrollo científico. Las más comunes son de componente religioso y otras historias arraigadas en la población", asegura el doctor Juan José Rodríguez Sendín, miembro del Grupo Bioética de SEMG.

Empatía y cercanía

Especialistas plantean que la mejor forma de reaccionar en la consulta frente a estas personas es con tranquilidad, evitando cualquier discusión y confrontación. Lo mejor es escucharlos y averiguar los motivos que los llevan a oponerse a la evidencia científica. Con ejemplos concretos demostrarles que están equivocados y, luego, intentar llegar a acuerdos para que acepten un tratamiento.

Es fundamental no subestimar este tema, prestar atención a sus daños y potenciales consecuencias. Para la SEMG, los profesionales que se desempeñan en la atención primaria tienen un rol clave, no solo como clínico, sino como agente formativo. "No basta con tener la razón científica, hay que saber comunicarla con empatía y cercanía", subraya el doctor Rodríguez.

En esa línea, se deben fortalecer las habilidades de comunicación, desarrollar la alfabetización científica e impulsar el trabajo colaborativo con distintos medios e instituciones para frenar el avance de la desinformación. Es el único camino para enfrentar un problema que trasciende lo estrictamente médico.

Referencias:
[1] Abellán López, M.A. (2023). Negacionismo (concepto). Eunomía. Revista en Cultura de la Legalidad, 24, pp. 250-260.
[2] Silva HM. The danger of denialism: lessons from the Brazilian pandemic. Bull Natl Res Cent. 2021;45(1):55.
[3] Negacionistas y escépticos. Nota de prensa. https://www.ultimahora.es/opinion/tribuna/2021/03/26/1250311/negacionistas-escepticos.html
[4] Hansson SO. Science denial as a form of pseudoscience. Stud Hist Philos Sci. 2017 Jun;63:39-47.
[5] Scudellari M. State of denial. Nat Med. 2010 Mar;16(3):248.
[6] La SEMG abre el debate sobre el negacionismo médico en su 31º congreso nacional: cuando la evidencia choca con la creencia. Nota de prensa. https://www.semg.es/index.php/noticias/item/1333-noticias-semg-20250614-1

Por Óscar Ferrari Gutiérrez