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15 Diciembre 2014

Bases biológicas de las corazonadas

La intuición podría merecer más respeto del que se le tiene. Si bien, en algún momento, se la consideró como una emoción que oscurecía el pensamiento claro, actualmente jugaría un papel crucial en la toma de decisiones inteligentes en los seres humanos.

La intuición es un concepto difícil de explicar. Se trata de la facultad para comprender las cosas al instante, sin necesidad de realizar grandes razonamientos. Hay quienes utilizan el término como sinónimo de corazonada o presentimiento y la asumen como aquella sensación de que algo va a ocurrir, confiriéndole así un carácter casi adivinatorio. 

Para la filosofía la intuición está directamente relacionada con el conocimiento inmediato, directo y autoevidente, donde no se necesita de ningún tipo de deducción. Mientras que para la psicología, se trata del conocimiento al que se llega por un camino que no es racional; por lo tanto, no puede explicarse y, en ocasiones, ni siquiera puede verbalizarse.

Varios estudiosos han clasificado la intuición en tres tipos: emocional que se trataría de aquella voz interna que, a veces, alerta sobre que algo va a suceder; física que tiene que ver con sensaciones en el cuerpo asociadas a algo que, quizás, está ocurriendo en otro lugar, a otra persona conocida o que va a ocurrir en un futuro; y mental que se asocia al hecho de recibir pensamientos o ideas de algo que se va a hacer, se relaciona con un proceso fundamentalmente creativo.

La intuición, en definitiva, está vinculada a las reacciones repentinas o a sensaciones más que a pensamientos elaborados y abstractos. Si bien la ciencia no admite que se compare la intuición con una experiencia paranormal o mágica, tiende a explicarla como producto de procesos mentales a los cuales no se accede mediante la conciencia y se ha comprometido a hallar las razones exactas para dichos fenómenos.

El desarrollo de la capacidad intuitiva está directamente relacionado con la evolución de la conciencia humana. Actualmente, la intuición está siendo estudiada por la neurociencia que ya ha identificado la zona cerebral responsable del pensamiento intuitivo y las distintas ondas cerebrales que surgen cuando se entra en distintos estados de conciencia

Científicos de la Universidad de Iowa en Estados Unidos demostraron que el ser humano tiene un sistema secreto en su cerebro que le dice cuándo las decisiones son buenas o malas y que ese sistema, que funciona a partir de las memorias emocionales, es activado mucho antes de que esté consciente de que ha hecho la decisión correspondiente.

Los neurólogos Antonio Damasio, Hanna Damasio, Antoine Bechara y Daniel Tranel arrojaron las primeras luces sobre el papel que la intuición y la emoción juegan en la toma de decisiones normales. 

Para llegar a sus conclusiones, que fueron publicadas en la revista Science (Science. 1997 Feb 28;275(5304):1293-95) estudiaron a un grupo de individuos con lesiones cerebrales que los hacían incapaces de tomar buenas decisiones. Algunos tenían problemas matrimoniales; otros tendencia al despilfarro de dinero; y un número no menor, ofendía a las personas sin darse cuenta.

En un experimento de juego que simuló la toma de decisiones en la vida real donde se dan los factores de incertidumbre, recompensas y sanciones, se les entregó a 16 jugadores cuatro barajas de cartas, 2.000 dólares en dinero para el juego y un simple paquete de instrucciones. El objetivo era que trataran de minimizar sus pérdidas y maximizar las ganancias.

Se les pidió que dieran vuelta las cartas de todas las barajas. La mayoría de ellas valían dinero, pero también había algunas representaban un castigo. Los jugadores no tenían forma de predecir cuándo le iba a salir una de éstas, ni manera de calcular la ganancia neta o la pérdida que representaba cada baraja, ni cuántas cartas debían rotar para ganar el juego.

Tampoco conocían que el juego había sido dispuesto de tal manera que dos barajas buenas producían recompensas inmediatas y bajas, pero un alto rendimiento total; y que dos barajas malas proporcionaban grandes ganancias, pero mayores pérdidas totales.

Dos grupos de personas participaron -10 individuos normales y seis pacientes con daño bilateral en una región del cerebro que está involucrada en la toma de decisiones- todos ellos fueron monitoreados por una especie de polígrafo que detectaba cambios en la conductancia eléctrica de la piel a través del sudor en las manos. Y, de vez en cuando, se interrumpía la partida para entrevistarlos sobre lo que pasaba. 

Los sujetos normales desarrollaron rápidamente un estado intuitivo. “Intuyeron que había un patrón escondido que determinaba el momento en el que aparecían ciertas cartas. Luego se dieron cuenta que habían dos barajas buenas y dos malas. Pero lo curioso de esto es que se anticiparon a la afirmación de estas conclusiones”, destacó el doctor Damasio.

En el estado intuitivo, “los jugadores normales ya estaban seleccionando más barajas buenas que malas. Y sus cuerpos reflejaban alguna percepción inconsciente. Incluso en las primeras etapas del juego, cada vez que alcanzaban una carta en una baraja mala sus palmas sudaban, como si esperaran un castigo excesivo de las barajas malas. Jugaron en forma ventajosa aún antes de saber lo que ocurría”, añadió el investigador.

Por otra parte, los pacientes con daño cerebral nunca expresaron el presentimiento de que algunos mazos parecían ser más arriesgados ni experimentaron microsudor en sus palmas antes de voltear las cartas de las barajas malas. Pero la mitad de ellos alcanzaron el punto donde, conscientemente, sabían que había barajas buenas y malas. A pesar de este conocimiento, continuaban escogiendo cartas de las barajas malas, explicando que era más excitante jugar con los naipes que representaban riesgos.

Para el doctor Damasio este comportamiento autodestructivo reflejó lo que les sucedía a estos pacientes en la vida cotidiana. “Después del daño cerebral, tendían a tomar malas decisiones en los campos financiero y personal y tenían dificultades con todos los juicios éticos”.

Al grupo de investigadores les tomo mucho tiempo crear un juego que representara la metáfora del juego de la vida. “Las cosas más importantes de la vida están envueltas en la incertidumbre, incluyendo las decisiones sobre las relaciones humanas, los trabajos, el comprar una casa o realizar una acción futura. Cuando la gente usa los hechos, la lógica y el razonamiento puro para tomar las decisiones, esto no es suficiente. Las decisiones son también influidas por lo que le ha pasado a una persona en situaciones previas”, comentó. 

Por eso, los recuerdos emocionales guardados se filtran en la región del cerebro que está involucrada en la toma de decisiones. Esta especie de sistema de alerta temprana no actúa solo. Los seres humanos, después de todo, se distinguen de los animales por su capacidad de razonar. Aún así, también son la suma de todas sus experiencias emocionales previas, con recompensas y castigos. 

Ya lo dijo Albert Einstein, “la única cosa realmente valiosa es la intuición”, Éstas ayudan a guiar la toma de decisiones en un nivel inconsciente. Cuando los recuerdos secretos alcanzan el estado consciente, para la ciencia siguen siendo enigmáticos, pero adquieren otro nombre: corazonadas, que vale la pena tomar en consideración. 

Mundo Médico

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