Día Mundial
Tratamiento de la hipertensión, una búsqueda que impulsa avances en la medicina
La disponibilidad de medicinas eficaces y seguras para reducir la presión arterial es un hecho que sólo en las últimas cuatro décadas ha cambiado dramáticamente el impacto y el curso natural de la hipertensión, modificando también el rol de los médicos en la sociedad.
El momento en que fue posible prevenir y tratar estas patologías marca un hito en la historia de la humanidad. Antes de que existieran métodos avanzados de diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial las personas sólo iban a ver a su médico si se sentían enfermas, en cambio, en la actualidad, individuos aparentemente sanos visitan las consultas de especialistas para corroborar su estado de salud y, en caso de encontrarse con un diagnóstico que confirme la enfermedad, comenzar la ingesta de medicamentos para prevenir los efectos nocivos de esta patología.
A partir de este cambio que desplazó el foco de atención del tratamiento a las prácticas preventivas, la comunidad médica a nivel mundial intenta detectar casos de hipertensión silenciosa en personas que aparentemente están completamente sanas. Estos esfuerzos han permitido el desarrollo de herramientas para la detección de otras enfermedades con períodos largos de latencia asintomática, tales como la hipercolesterolemia, la osteoporosis y el cáncer de colon, de próstata y de mamas.
A mediados de los años ‘60 estudios realizados en Inglaterra y en Estados Unidos demostraron que bajar los niveles de hipertensión se asociaba a una reducción significativa de los accidentes cerebrales encefálicos. Sin embargo, en esa época muchos de los medicamentos utilizados para reducir la presión arterial tenían efectos colaterales desagradables como mareos, sedación, visión borrosa y boca seca, entre otros. Por este motivo, los pacientes hipertensos asintomáticos tenían una bajísima adhesión al tratamiento.
Fue así como en las décadas siguientes se desarrollaron nuevos medicamentos para tratar esta enfermedad. El primer grupo de sustancias que se utilizó para reducir con eficacia la hipertensión sin causar efectos adversos fueron los diuréticos. Pese a que las sulfamidas habían sido utilizadas desde los años ’30 para tratar infecciones bacterianas, recién dos décadas más tarde se comenzó a estudiar su utilización en el tratamiento de pacientes que habían sobrevivido a un paro cardíaco. Así, cuando comenzaba la segunda mitad del siglo XX, a partir de modificaciones en la fórmula de la sulfamida se desarrollaron tiazidas, sustancias con la que se fabricaron medicamentos cada vez más seguros y eficaces. Posteriormente, los betabloqueadores abrieron una nueva era en farmacología dada su acción sobre distintos órganos que poseen los tipos de receptores para los que están dirigidos.
Los avances en el campo de la hipertensión también han significado un cambio en el rol del paciente. Dado que el manejo eficaz de la patología requiere un seguimiento de por vida y, por lo tanto, para que la enfermedad sea controlada en forma adecuada el paciente debe asumir una cierta responsabilidad y no comportarse en forma pasiva frente a su condición. Por ello, el individuo hipertenso debe ser educado sobre la hipertensión, sus complicaciones y cómo evitarlas, principalmente, siguiendo estilos de vida saludables.
Precisamente la prevención y los cambios en el estilo de vida son los ejes centrales del Día Mundial de la Hipertensión, iniciativa que este año se celebra el 17 de mayo bajo el lema “Monitorizar la presión arterial es asunto de todos”.
En los últimos 50 años se tomó cada vez más conciencia de que la hipertensión arterial es el factor de riesgo reversible más común de la enfermedad cardiovascular, patología que es la principal causa de muerte en todo el mundo. De hecho, se calcula casi mil millones de personas en el mundo tienen hipertensión y se espera que esa cifra llegue a 1.56 mil millones para 2025.
La hipertensión está asociada con muchos problemas de salud, entre ellos el ataque cardiaco, el accidente cerebrovascular, la enfermedad renal y la diabetes. Para prevenirla se recomienda realizar cambios en el estilo de vida, considerando elementos tales como incluir actividad física regular, mantener un peso saludable, evitar el tabaco, beber alcohol con moderación y consumir una dieta rica en frutas y verduras frescas y baja en grasa saturada y sodio. Asimismo, las personas hipertensas deben monitorizar su presión y mantenerla controlada bajo la supervisión de un médico.
