https://www.savalnet.cl/mundo-medico/reportajes/9512.html
16 Abril 2007

Dr. Mario Quijada Hernández

El médico y el arte de pintar

El doctor Mario Quijada, presidente de la Sociedad Chilena de Salud Mental y especialista del Hospital Psiquiátrico Dr. José Horwitz de Santiago nos recibió hace un par de meses en su consulta en la ciudad de La Calera.

En la oportunidad, el profesional confesó que las disciplinas artísticas le han dado grandes satisfacciones, igual de trascendentes como los logros que ha alcanzado en su vida profesional. “Una vez que se cumplen etapas en la vida, es necesario realizar otras actividades para cultivar el espíritu y enriquecerse como ser humano”, señaló.

Junto con concedernos una amena y entretenida entrevista, nos deleitó con algunos de sus cuentos y prosas poéticas. Además, nos hizo entrega de un ensayo en el que el profesional revisó una serie de visiones personales sobre “El Médico y el arte de Pintar”, que a continuación compartimos con ustedes.

El hombre primitivo, de cuya cronología no se ponen de acuerdo los historiadores, en un comienzo, cuando vivía en las cavernas, teniendo que luchar para ganarle espacios a la naturaleza para proveer su sustento, ya, de algún modo, en las paredes de su hábitat, trazaba figuras humanoides y zoomorfas. Posteriormente, con el transcurso de los siglos, se atrevió a colocar el color.

El arte es complejo, pero está en nuestros genes desde el comienzo de los tiempos. Si se desea practicar en serio, requiere en la actualidad de una acabada formación didáctica para asumir técnicas de ejecución. Claro está que una manifestación artística se favorecerá mucho, cuando el que desea iniciarse en alguna de estas disciplinas, viene premunido de ese estro soterrado que da la herencia natural. Si no fuera así, no se concebiría que Mozart, ya a la edad de cinco años, era capaz de interpretar al piano, piezas completas. Y más aun, escribirlas en el pentagrama.

Lo que intento decir es que el artista nace, pero a la vez se forma. Lo avala el juicio de Leonardo, cuando hace varios siglos, estableció que el artista era sólo un décimo de condiciones y el saldo, producto de su vocación creadora.

La pintura universal ha pasado por innumeras etapas de formas, de color y técnicas, que van desde el hiperrealismo más acabado, hasta la abstracción total, pasando por los ejercicios del Impresionismo, Expresionismo, Cubismo y Surrealismo, por citar a los más relevantes.

Todo el arte pictórico tendrá valor trascendente, si la concepción lograda, se ajusta a los cánones internacionales de la estética. Hablo de armonía, equilibrio, racionalidad compositiva, transmisión sensorial, sentimiento lírico, dramatismo en algunos casos, fogosidad en otros o, simplemente infantilismo, como son los ingenuos asomos del arte Naif.

El lienzo tradicional sobre bastidores o la madera impregnada de sustancias adecuadas, juegan con el óleo y el acrílico. La espontaneidad de las aguadas de acuarelas o témpera, el carbón, lápices cerosos y tizas se identifican con variedad de papeles. Todo es un camino para ejecutar el arte.

Es una disciplina difícil, pero requiere, por lo tanto, de ciertas características. Quien la practica, obtiene grandes satisfacciones. Se introducirá en el mundo del arte, aprenderá a captar mejor la belleza, el mundo que le rodea y su actividad creadora lo retirará de su mundo cotidiano, de la problemática diaria, del estrés, del cumplir y lo sumirá de lleno en el universo habitado por las musas. Este ir y venir, desde y hacia este mundo encantado, lo realizará además como ser humano, habrá hecho Arte, habrá logrado interpretar con su visión subjetiva obras que serán solo suyas.

Muchos creen que el Médico es solo aquel hombre de los pasillos hospitalarios, de la consulta, del examen, de la fría receta frente a la expresión triste o a la palidez marmórea de sus pacientes. No, no atinan a comprender que dentro del alma de estos profesionales anida un afán comunicativo superior.

Y esto, porque el Médico mejor que nadie, está próximo a la pobreza, al sinsabor, a las lágrimas y al sufrimiento humano. Ésta, y no otras razones, son la justificación de una pléyade cada vez mayor, de médicos artistas, que en esta época se muestran a través de las diferentes texturas del arte del color

Enrique Swinburn Kirk, pintor chileno que pertenece a la historia del arte en nuestro país, quien vivió entre los años 1859 y 1929, nos ha dejado en sus incontables trazos de prosa poética, una maravillosa descripción del encanto del pintor, con la naturaleza. Momentos sublimes que atrapan al artista desde el primer contacto con la belleza natural. Dice: habían transcurrido unos minutos, cuando sobre el bosque se separaron las nubes, descubriendo un cielo rosado en su base, luego amarillo pálido y gris perla que se perdía entre las nubes; en una palabra, una puesta de sol en medio del cenit. Aun no terminábamos de asombrarnos con este fenómeno, cuando un relámpago rasgó las nubes, éstas volverían a unirse y despertando la naturaleza su abatimiento, se agitaban los árboles a impulsos de huracán, el río agitado por la gruesa lluvia que caía, se arremolinaba y formaba penachos de agua y los relámpagos y truenos se sucedían sin interrupción.

Viejo Rancho de Paja

Este trozo bello fue publicado en las páginas de “El Ferrocarril” en febrero de 1887 y que el autor titulaba con propiedad “excursión artística”

Esta comunión con la naturaleza, ha motivado al autor de estas líneas también, desconociendo los párrafos anteriores, a escribir como surge una obra de arte, como nace, en la subjetividad profunda primero y en la tela después, transformándose en una obra, que si es lograda acertadamente, estará enmarcada en algún hogar por decenios, e incluso hasta después que desaparezca su autor.

Cito un párrafo textual de una publicación que titulé “En busca del Arte”. Ayer, la jornada de pintura contó con la presencia de dos invitados especiales. Uno, blanco como la nieve recién caída, el otro, oscuro, como una noche sin luna. –Una garza y un pidén- El contraste era máximo. Sirvieron para dar inicio y clausura a la obra pictórica del día.

El ambiente era intensamente frío y gris. Las nubes cerraban el horizonte y cubrían los cerros con un manto de niebla. Gotas de minúsculo tamaño, caían y mojaban todo a su paso. El estero, serpenteaba el lugar, torcía de pronto, como dispuesto a marcharse hacia valles lejanos. Otras veces, se devolvía, se apozaba. Se introducía entre las piedras y rozaba ramazones de sauce, mimbres y zarzales. Luego seguía su curso hacia su destino, el mar.

Una garza, de elegante traje y elevada factura, cazaba pececillos en la parte baja del cauce, cerca de la orilla, sin importarle la temperatura del lugar, que congelaba hasta el canto de los pájaros. Sus flacos zancos, desaparecían bajo el agua, que ocultaba sus enrojecidas patas.

Las zarzamoras daban al paisaje manchas de color verdeoscuro-rojizo. Se las ingeniaban para beber el agua del estero. Los cerros nevados de la lejanía, le prestaban el telón de fondo.

El caballete y la tela se despliegan, la paleta se impregna de mil colores diferentes y el cuadro se inicia. Los trazos se producen rápidos, el óleo impregna la tela virgen hasta hace unos pocos minutos. La emoción del artista se traslada hasta la blanca superficie. Poco a poco la obra…


Estos trozos de prosa poética, escritos por alguien que ama la naturaleza, con visión de artista, describe, relata lo que ve y siente, esta es una muestra, mínima por cierto, de cómo se puede ver.

El Médico-Artista, de pronto será dueño del mundo que le rodea, poetizará y embellecerá el paisaje a su antojo, se introducirá en un mundo encantado del cual no deseará salir. Su horizonte perceptivo se habrá ensanchado puesto que se habrá habituado a observar más, a ver más, penetrará en la belleza que le rodea, los colores le serán más bellos y el universo mejor. Su alma crecerá y obtendrá gratificaciones que no sospecha. El escape hacia el encantado mundo del arte y del color le servirá de bálsamo, le enriquecerá su vida y su sensibilidad en este campo se exacerbará.

En síntesis, habrá adquirido una disciplina para embellecer el mundo, el suyo y de quienes le rodean.

Para el doctor Quijada, la manifestación de una disciplina artística engrandece a la persona enormemente, porque le agudiza los órganos de los sentidos, le enseña a mirar la realidad desde otro punto de vista, el horizonte se amplía, los colores y los sonidos son más bellos. “Es recomendable que además de nuestra actividad profesional que, por cierto tiene que ser interesante, en algún momento hagamos alguna actividad de este tipo, porque contribuye a nuestra salud mental también, es bueno salir a recreo un rato y para eso está el arte”, puntualizó.

Mundo Médico

Destacado Agenda de Eventos

V Simposio IPSA 2025: cinco años de farmacología aplicada

09 Mayo 2025

El quinto simposio del Instituto de Psicofarmacología Aplicada (IPSA) tiene como objetivo acercar los últimos avances en psicofarmacolo...

Destacado Galería Multimedia

Nuevos horizontes en gastroenterología

25 Marzo 2025

 Las "XVII Jornadas de Avances en Gastroenterología" congregaron a destacados especialistas para abordar los últimos avances en enferm...

Riesgos cardiometabólicos en La Serena

20 Enero 2025

Entre el 17 y 18 de enero se llevaron a cabo las primeras Jornadas de Riesgo Cardiometabólico en el Hotel Club La Serena, que reunieron ...