Louis Pasteur, el padre de la microbiología moderna
La microbiología es la ciencia que se encarga de estudiar los organismos microscópicos, comúnmente conocidos como microorganismos que son organismos formados por una sola célula y que los seres humanos pueden visualizar sólo a través de un microscopio.
La carencia, durante mucho tiempo, de los instrumentos y técnicas necesarias hicieron que la microbiología –en relación a otras ciencias biológicas- y el reconocimiento de las múltiples actividades desplegadas por los microorganismos se desarrollaran tardíamente.
Tras la Edad de Oro de la bacteriología, inaugurada por grandes figuras como Pasteur y Koch, la microbiología quedó durante cierto tiempo como una disciplina descriptiva y aplicada, ligada estrechamente con la medicina y con el desarrollo de la Química, que le aportaría varios avances metodológicos fundamentales.
Louis Pasteur fue un destacado químico francés cuyos descubrimientos tuvieron enorme importancia en diversos campos de las ciencias naturales, sobre todo en la química y microbiología. Investigó los procesos de fermentación del vino y la cerveza y aplicó sus conclusiones al estudio de la causa y el desarrollo de las enfermedades. Además, hizo importantes aportes en el campo de las vacunas.
El biólogo francés nació en Dole el 7 de diciembre de 1822. Se formó en el Liceo de Besacon y en la Escuela Normal Superior de París, donde en 1847 se doctoró en ciencias. En 1849 se dedicó a impartir clases de química en la Universidad de Estrasburgo y en 1854 se desempeñó como profesor y decano en la Universidad de Lille.
Se dedicó a investigar el proceso de la fermentación, porque los viticultores y cerveceros de la región así se lo solicitaron. Sus conclusiones ayudaron a mejorar la industria del alcohol, vino, vinagre y cerveza, demostrando que a través del uso de métodos térmicos era posible destruir a todos los microorganismos y así, al desaparecer la contaminación de cualquier agente infeccioso, se evitaba la putrefacción de los productos.
Esta técnica, conocida como pasteurización no solamente ayudó a la industria, sino que también ofreció una importante ayuda en la reducción del riesgo de infecciones en las salas de operación de los médicos al desinfectar el instrumental usado.
A partir de 1870 se dedicó al estudio de las enfermedades contagiosas y enunció la teoría germinal de las enfermedades. A su juicio, el origen y evolución de las enfermedades eran parecidos a los del proceso de fermentación, ya que las patologías surgían por el ataque de gérmenes que provenían del exterior del organismo.
Sus investigaciones posteriores le permitieron desarrollar la vacuna contra la rabia, o hidrofobia, cuyo virus combatió con una vacuna lograda mediante inoculaciones sucesivas en conejos, de las que obtenía extractos menos virulentos.
El 6 de julio de 1885 pudo comprobar la efectividad de esta vacuna, uno de sus grandes aportes a la medicina moderna, con el niño Joseph Meister que había sido mordido por un perro rabioso y, gracias a la vacuna, no llegó a desarrollar la hidrofobia.
Este éxito tuvo una gran resonancia al propagarse por todo el mundo, suscitando el interés del público por este importante descubrimiento científico el que fue recompensado con una colecta mundial para que el científico desarrollara su instituto de investigaciones.
En 1888 se fundó este centro que tenía como objetivo difundir la obra de Pasteur y desarrollar investigaciones sobre males infecciosos, sobre todo en el campo de la microbiología.
En la actualidad, es una de las organizaciones científicas más prestigiosas del mundo, ya que la tarea de sus investigadores abarca campos tan diversos como el sida, la tuberculosis y la genética molecular, así como el estudio de la resistencia de las bacterias a los antibióticos.
Sin ser médico, Louis Pasteur dio a la medicina un impulso enorme que aún se perpetúa en el Instituto Pasteur de París, que trabaja por el bien de la humanidad.
