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11 Diciembre 2006

Esfuerzos para prevenir el contagio de influenza aviar en humanos

La Influenza Aviar Altamente Patógena es una enfermedad viral causada por algunos subtipos (H5 y H7) del tipo A del virus de la influenza, perteneciente a la familia Orthomyxoviridae que afecta a la mayoría de las especies aviares, causando enfermedad de carácter sistémico y extremadamente contagiosa.

Identificado por primera vez en Italia a fines del siglo XIX, es un cuadro de elevada mortalidad en 24 horas en los recintos avícolas comerciales y que, por lo tanto, puede influir en la producción y comercialización de estos productos en un territorio o en un país.

Los virus influenza de tipo A están subdivididos en subtipos basados en las proteínas hemaglutinina y neuroaminidasa con 144 combinaciones diferentes. Cabe señalar que si bien todos los subtipos son capaces de infectar a las aves, sólo algunos pueden provocar la enfermedad.

Hasta la fecha todos los brotes de la forma altamente patógena han sido causados únicamente por los subtipos H5 y H7, siendo las aves acuáticas migratorias y, en especial, los patos salvajes el reservorio natural de este tipo de virus y, además, los seres vivos más resistentes a la infección. En contraparte, las aves de corral o domésticas son las más vulnerables en caso de contraer la enfermedad. Además, el virus puede afectar a un gran número de especies de aves, dado que es capaz de conservar su viabilidad en el ambiente durante largos periodos y con temperaturas entre los -80 °C y los 70 °C.

Una vez introducido el virus en un animal, al ser excretado por las heces y secreciones respiratorias, la transmisión y difusión del mismo se produce fundamentalmente por contacto directo con estos elementos o a través de alimentos, agua, equipo y ropa contaminados.


Reservorio humano

Aunque los virus de la influenza aviar no suelen infectar a otros animales, en 1997 se reportó el primer caso conocido de contagio en el hombre, cuando en Hong Kong la cepa H5N1 causó una enfermedad respiratoria grave a 18 personas, lo que coincidió con una epidemia de gripe aviar hiperpatógena, causada por esa misma cepa.

En esa oportunidad se tomaron medidas drásticas: el rápido sacrificio de toda la población de aves de corral de esta región china, la cual había sido estimada en 1,5 millones de animales, lo que redujo las posibilidades de transmisión directa con hombres y evitó una pandemia.

Lo más complejo a la hora de diagnosticar la enfermedad en humanos, es que los síntomas pueden parecer los de una gripe común dado que el H5N1 es un virus de influenza y provoca fiebre, tos, resequedad en la garganta y mialgias. Sin embargo, en casos más severos el contagio puede derivar en infecciones oculares, neumonía, dificultad respiratoria aguda y otras complicaciones graves que pueden suponer una amenaza para la vida.

Considerando que las pandemias afectan a la población mundial cada cierta cantidad de años y que los últimos grandes acontecimientos de este tipo ocurrieron en 1918, 1957 y 1968, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido sobre un riesgo substancial de una pandemia de influenza en un futuro cercano, con la máxima probabilidad de que derive del tipo de gripe aviar H5N1.

Dado que el virus H9N1 es ahora endémico en poblaciones de pollos y aves vivas en Asia y ha sido aislado en cerdos, se estima que de producirse, el contagio masivo en las personas estaría dado por una forma de recombinación entre el virus de la gripe aviar y alguno de los virus que circulan de forma estacionaria en la población humana, como son los de tipos H3N2 y H1N1. Este hecho se vuelve más probable cuanto más se extiende la epidemia en las aves y cuanto más crece el número de personas y animales domésticos infectados.

Hasta ahora se pensaba que este tipo de influenza sólo se transmitía por el contacto directo de los humanos con aves infectadas. Sin embargo, aunque no había podido comprobarse la transmisión entre humanos, en junio de 2006 se produjo el primer caso de este tipo, cuando una mujer indonesa infectó a miembros de su familia con el virus H5N1, cuando éste mutó a una forma que permitió el contagio entre un grupo humano, pero el cambio no fue lo suficientemente fuerte como para infectar a más personas.

La preocupación de la comunidad sanitaria internacional se basa en la alta patogenicidad observada en los casos de infección humana, que ha presentado una mortalidad del 72 por ciento, sobre todo cuando se compara con la tasa del 2,5 por ciento de la pandemia de gripe española de 1918.

Esto se debe a que, como estos virus generalmente no infectan a las personas, la población humana tiene poca o ninguna protección inmune contra los mismos. Por ello, si los virus H5N1 llegaran a tener la capacidad de transmitirse fácilmente de una persona a otra, esto podría ser el inicio de una pandemia, dado que actualmente no existe en el mercado ninguna vacuna que proteja a los seres humanos contra el virus H5N1 que se observa en Asia, Europa y África, pues cabe destacar que no es posible producir vacunas contra una pandemia de gripe hasta que surja una y se identifique el nuevo virus que causa la enfermedad.

Se han realizado estudios según los cuales algunos medicamentos utilizados para combatir los virus de la gripe humana, podrían surtir efecto en el tratamiento de la gripe aviar en los seres humanos. Sin embargo, los virus de la influenza aviar son resistentes a antivirales de uso común y también podrían volverse resistentes a otros fármacos, sin que éstos logren surtir el efecto deseado.


Alistándose para actuar

Frente a este escenario muchos países han comenzado a prepararse ante un posible brote, en especial en aquellos lugares de mayor riesgo como Europa, Asia y África. Pese a que en Oceanía y América aún no se ha presentado ningún caso de gripe en las aves, las autoridades están tomando medidas y desarrollando estrategias para abordar posibles situaciones de riesgo o una realidad pandémica.

En este marco, Daniel Rutz, director de comunicaciones de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el 5 de diciembre ofreció un taller orientado a profesionales del área de la salud humana y animal, en el cual se refirió a las estrategias de planificación y respuesta ante un posible brote de enfermedades infecciosas como la influenza aviar.

Rutz, quien trabajó durante casi treinta años como corresponsal médico de la cadena de televisión CNN, ha diseñado las estrategias de comunicación de entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la respuesta ante el brote del virus del Oeste del Nilo, del síndrome respiratorio severo agudo (SARS), y la viruela del mono del medioeste (Midwest monkeypox), así como el programa de vacunación contra la viruela. En la actualidad está trabajando en la planificación y respuesta ante una posible pandemia de gripe aviar e influenza.

En su visita a Chile el profesional destacó que la influenza aviar no es una pandemia de influenza, pero que podría conducir a una. Por ello, señaló la importancia de aclara que si llegaran a detectarse casos de gripe aviar en nuestro continente, ese hecho no necesariamente conduce por si mismo a una situación pandémica.

Asimismo habló del importante rol educativo que tendrán los profesionales de la salud y los medios de comunicación si llegan a reportarse casos de aves infectadas en América. “Sin duda será una noticia destacada que generará gran expectación, los titulares y las imágenes serán perturbadoras y las especulaciones podrían causar confusión y, por lo tanto, temor”.

Frente a esta situación eventual, el experto recomendó generar mensajes que enfaticen el hecho de que se trata de una enfermedad de animales, escasa en humanos, que la transmisión de animal a humano es poco frecuente y que es casi imposible encontrar casos de transmisión de humano a humano.

Sin embargo, considerando que la enfermedad es altamente letal cuando se contagia, Rutz habló de la vulnerabilidad de los procesadores de aves de corral y los costos económicos que pudiera tener la aparición de un brote.

Con todo ello, para educar a la población, cuidando a la economía y previniendo el contagio, Rutz explicó que es importante entregar mensajes que generen confianza, entregando información oportuna y transparente, escuchando lo que la población tenga que decir respecto de la contingencia, persuadiendo e involucrando a diversos actores sociales en este proceso, con el objetivo de desarrollar una campaña exitosa.

Al igual que con otro tipo de amenazas sanitarias, Rutz explicó que en temas de influenza aviar las acciones en salud pública serán siempre criticadas. “Si se realiza un buen trabajo y logramos que esta enfermedad no afecte a personas en nuestro continente, se dirá que sobre reaccionamos, que exageramos el riesgo y gastamos demasiado dinero para una situación que no sucedió. Por el contrario, si consideramos que aún no ha habido ni siquiera un brote de la enfermedad en aves y, por lo tanto, nos ocupamos menos de la situación, sí el día de mañana nuestras aves son infectadas y, especialmente, si el virus es contagiado a los humanos, todo el mundo hablará de lo poco que hicimos al respecto”.

Claudia González, jefa del Departamento de<br>Epidemiología del Ministerio de<br>Salud de Chile

Del mismo modo que en Estados Unidos, nuestro país está siguiendo las Recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y ha implementado, a través del Servicio Agrícola y Ganadero, observatorios centinela para estar alerta frente a un posible brote de la enfermedad, según informó Claudia González, jefa del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, quien expuso junto a Dan Rutz.

La profesional señaló que, además de la información orientada a los comerciantes y a la población en general, a nivel de los centros de salud del país se están desarrollando planeas orientados a eventuales contingencias pandémicas, con la compra de nuevos equipos y camas especiales, así como también se están preparando textos específicos sobre estrategias sanitarias a seguir.


El Plan Chileno

La Comisión Nacional de Enfrentamiento Brotes y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Salud de Chile ha preparado un plan de preparación para ser aplicado si una pandemia de influenza afectara a nuestro país. Se trata de una estrategia que define las acciones a desarrollar en cada uno de los períodos o etapas de una pandemia y los responsables de llevarlas a cabo.

Para facilitar su enfrentamiento, la Organización Mundial de la Salud ha definido cuatro períodos de desarrollo: interpandémico, alerta pandémica, pandémico y postpandémico. En este contexto, el plan chileno define cinco áreas de trabajo con actividades definidas para cada fase de evolución de la pandemia. Además para las fases de alerta pandémica se presentan dos escenarios, uno con la hipótesis de que el virus pandémico se presenta en el extranjero y un segundo con la hipótesis de la detección de virus pandémico en Chile.

El documento establece áreas de trabajo tales como Vigilancia epidemiológica y de laboratorio; Control comunitario y comunicaciones; Respuesta de la red y control de infecciones; Medidas de control específicas de la enfermedad y Vigilancia Animal.

El documento incluye las medidas de control y su fundamento, considerando Aspectos clínicos, diagnóstico y complicaciones; El virus influenza y pandemias; Sistema de vigilancia; Investigación y control de brotes; Uso de vacunas; Manejo clínico de casos; Organización y abastecimiento de la red asistencial; Medidas de control de infecciones; Medidas de Salud Pública y comunicaciones; Influenza Animal; Instrumentos jurídicos y Presupuesto.

Entre otras cosas, se ha definido que la coordinación general de las acciones, una vez confirmada la transmisión persona a persona de un virus pandémico, recaerá en un principio en el Ministro de Salud, posteriormente esta responsabilidad podrá ser asignada a otra autoridad de gobierno, dependiendo de la dinámica del fenómeno y de la decisión política.

La autoridad deberá conformar un comité de emergencia que deberá conformar un equipos responsables de la ejecución de las actividades en Atención de salud, coordinando la respuesta de la red asistencial y su abastecimiento, incluido farmacia, recursos humanos, el manejo de cadáveres cuando corresponda, y la implementación de medidas que reduzcan el riesgo de transmisión de la enfermedad; Epidemiología, que incluye la vigilancia y la coordinación de las acciones de investigación y control de brotes; Medidas de control comunitario en recintos cerrados y lugares públicos, incluidas las medidas de control de viajeros nacionales e internacionales y las estrategias comunicacionales que se adopten; Aspectos legales, se deberán gestionar los decretos necesarios para la aplicación de las medidas de control, especialmente comunitario, basado en las disposiciones del código sanitario; Apoyo presupuestario para gestionar los recursos necesarios para financiar las actividades de control de la pandemia; Apoyo logístico, para gestionar adquisiciones de insumos y medicamentos y velar por su adecuada distribución en el territorio nacional, y Coordinación con autoridades sanitarias regionales.

Asimismo, se ha determinado la importancia de la participación de otros sectores e instituciones del gobierno y la sociedad, como el Ministerio del Interior, la Oficina Nacional de Emergencia, Fuerzas Armadas y de Orden; Ministerio Secretaria de la Presidencia; Ministerio de Educación; Ministerio de Hacienda; Ministerio del Trabajo; Asociación de Municipalidades; Asociación de Clínicas Privadas y Sociedades Científicas.





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