Universidad de La Frontera y su liderazgo nacional en el campo de la anatomía
Los conocimientos anatómicos son casi tan antiguos como la humanidad. El hombre primitivo no sólo se preocupó de investigar los elementos de su entorno y los fenómenos naturales a los que estaba sujeta su existencia, sino que en un determinado momento de su evolución se comenzó a cuestionar sobre su origen y, naturalmente, por el cómo y porqué de su constitución física.
Anatomía, del griego anatome que significa disección, es una rama de las ciencias naturales relativa a la organización estructural de los seres vivos. Durante siglos, los conocimientos anatómicos se basaron en la observación de plantas y animales diseccionados. Sin embargo, la comprensión adecuada de la estructura implicaba un conocimiento de la función de los organismos vivos. Por consiguiente, la anatomía es casi inseparable de la fisiología, por lo que ambas especialidades están muy relacionadas con la medicina y con otras ramas de la biología.
Hasta el siglo XVI la medicina siguió teniendo un planteamiento tradicional y se apoyó básicamente en el galenismo. La primera disciplina médica que se independizó de estos supuestos fue la anatomía. Por lo que a fines del siglo XIII se comenzó a practicar regularmente en Bolonia la disección de cadáveres, con el fin de comprender mejor la obra de Galeno, que no se ponía en duda. Pero la observación independiente fue abriéndose camino poco a poco.
Andreas Vesalio fue el anatomista y fisiólogo belga por excelencia del Renacimiento, con él se inició la revolución científica. Sus disecciones y descripciones del cuerpo humano contribuyeron a desterrar errores que, durante 13 siglos, incurrieron muchos médicos que basaban sus conocimientos de anatomía en el estudio de las obras de Galeno.
En Chile, muchos siglos después, un grupo de investigadores y académicos de la Unidad de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Frontera (UFRO) han alcanzado niveles de excelencia en la investigación de esta fundamental área que permite conocer la estructura y funcionamiento del cuerpo humano la que incide directamente en las ciencias de la salud. Es así como han logrado determinar distintas áreas de aplicación que afectan a la población como la comprensión del nervio mediano en el canal del carpo, conocido como el Síndrome del Túnel Carpiano o los efectos colaterales que podría originar el láser infrarrojo en tratamientos destinados al alivio de lesiones en distintos tejidos del cuerpo humano.
Estas investigaciones han sido publicadas en revistas como la International Journal of Morfology, la Journal of Anatomy, la Scandinavian Journal of Plastic Surgery, y en la Clinical Anatomy, en distintos periodos de tiempo desde mediados de los ‘90 a la fecha.
La investigación anatómica, como decíamos, tiene siglos de historia, pero antiguamente se desarrollaba en forma macroscópica, es decir, sólo a través de lo que el ojo humano podía ver. En la actualidad y gracias a los adelantos tecnológicos, se puede estudiar también la parte mesoscópica con el apoyo de una lupa donde, por ejemplo, se puede visualizar la distribución de pequeños nervios en las diversas partes del cuerpo humano y realizar morfometría de diversas estructuras con la ayuda de microscopios.
El doctor Enrique Olave, especialista en anatomía de la mano a nivel nacional e internacional, ha desarrollado en los últimos años trabajos referidos a la inervación, es decir, a la distribución de nervios en las diversas estructuras que la componen.
Sobre esta materia, el profesional explica que han estado trabajando en “la determinación de padrones, biometría y morfometría de los nervios de la mano, donde los datos obtenidos pueden ser utilizados en la cirugía plástica reconstructiva de la misma. Por ejemplo, en cirugías como las que se realizan a nivel del canal del carpo se pueden producir lesiones involuntarias en estructuras neurovasculares, debido a variaciones anatómicas de los padrones que se conocen habitualmente o por la proximidad que éstas tienen con el área intervenida y por ello es importante conocer con detalle estas estructuras”, explica el doctor Olave.
Por este rígido canal pasa el nervio mediano y los tendones flexores de los músculos de la mano y es allí donde este nervio puede ser comprimido por alguna estructura anatómica, algún quiste o por inflamaciones de los tendones.
La investigación anatómica puede aportar a los cirujanos de mano “datos sobre los diversos padrones de distribución de los nervios y que no están completamente conocidos. Hemos visto que el ramo muscular del nervio mediano, que da la inervación a la musculatura del pulgar puede pasar a través de un retináculo de los músculos flexores y puede ser comprimido en esa zona de la mano. Por otra parte, podemos conocer que el ramo comunicante entre los nervios mediano y lunar puede estar a 5 milímetros del retináculo flexor lo que ayuda a prevenir lesiones del mismo en cirugías endoscópicas, evitando de esta manera problemas sensitivos post intervención”, explica el investigador.
A través de las tesis de los alumnos del Programa de Magíster en Morfología los investigadores han podido determinar que la literatura sobre la distribución de los nervios de la mano no es tan completa. Las variaciones que se pueden encontrar son más de lo que aparece en los textos anatómicos de estudio.
Las personas que utilizan diariamente el computador sufren de inflamaciones que se originan en el canal del carpo y que son inhabilitantes produciendo licencias médicas debido al excesivo manejo del mouse. Dentro de las terapias está indicada la descompresión del canal, la que a través de una intervención quirúrgica puede solucionar el problema del dolor, sensibilidad y atrofia muscular, ocasionado por la compresión del nervio mediano, el cual inerva la mayor parte de los músculos del pulgar y es responsable de la sensibilidad de gran parte de la mano.
Este trabajo específico está orientado a complementar el conocimiento anatómico, contribuyendo con la comunidad médica, la cual es la encargada de los aspectos terapéuticos en las diversas enfermedades que sufre el ser humano.
Otra línea de trabajo de investigación es desarrollada por el doctor Fernando Matamala y está enfocada hacia la aplicación de láserterapia en nervios periféricos, vasos sanguíneos y en la articulación temporomandibular.
El doctor Matamala investiga desde el año 2002 los efectos colaterales de la terapia con láser blando o infrarrojo en diversos tejidos. “A nivel de anatomía macroscópica y microscópica se han constatado serios problemas en las células y en el tejido colágeno de los animales de experimentación. El láser blando se utiliza para aliviar dolores y problemas funcionales en las articulaciones”, explica el investigador.
Además agrega que “es muy común constatar que la población mayoritariamente joven presenta el Síndrome de Disfunción Dolorosa de la Articulación Temporomandibular, con intensos dolores en la articulación de la mandíbula, irradiados hacia la cara y el cráneo. Las personas manifiestan dolores muchas veces de tipo crónico, por lo que deambulan en diversos especialistas buscando alivio a su problema, siendo una de las terapias la aplicación de láser blando sobre esta articulación”, detalla el doctor Matamala.
El doctor Matamala destaca que se irradiaron conejos “para realizar un estudio mesoscópico y de microscopía óptica y electrónica en cortes de tejidos, comprobándose que el láser blando produce variaciones a nivel de la anatomía normal de las estructuras adyacentes a la lesión, por ejemplo, en nervios, membrana sinovial, vasos, y serias alteraciones a nivel de las células alterando su composición genética, por lo que estamos prendiendo una luz de alarma a todos los profesionales que utilizan el rayo láser blando al demostrarles los efectos ‘iatrogénicos’ que son mucho mayores de lo que aparece en la literatura”, puntualiza el doctor Matamala.
De esta forma, la Universidad de La Frontera confirma el liderazgo nacional que posee en el área de la Anatomía, el cual se acaba de ratificar con la reacreditación por cuatro años por parte de la Comisión Nacional de la Acreditación de Postgrado (CNAP), al Magíster en Ciencias mención Morfología, lo cual abre proyecciones internacionales y lo posiciona como un referente nacional.
