Picasso y su obsesión por la ceguera en el periodo azul
Pablo Ruiz Picasso, considerado como uno de los genios del arte, no sólo del siglo XX, sino de todos los tiempos, fue protagonista y creador inimitable de las diversas corrientes que revolucionaron las artes plásticas del siglo XX, desde el cubismo hasta la escultura neofigurativa; del grabado a la cerámica artesanal o a la escenografía para ballets. Su obra, considerable en número, variedad y talento se extiende a lo largo de más de 75 años de actividad creadora que el pintor unió sabiamente con el amor, la política, la amistad y el alegre y contagioso goce por la vida.
Picasso, conocido universalmente por su segundo apellido, nació el 25 de octubre de 1881 en Málaga en una familia vinculada a la pintura. Su padre, José Ruiz Blasco, pintor y profesor de dibujo en la Escuela Provincial de Artes y Oficios, fue quien lo inició en la pintura, primero en Málaga y luego en La Coruña y Barcelona.
Si bien empezó sus estudios de Bellas Artes en la ciudad gallega, fue en Barcelona, donde familia llega en 1895, el lugar en el que completó su formación y comenzó su carrera de pintor, luego de que su padre le cediera sus propios pinceles y caballetes admirado ante el talento de su hijo. En 1896, con sólo 15 años, instaló su primer taller en la calle de la Plata de la Ciudad Condal.

La excepcionalidad de sus dotes artísticos se comenzó a manifestar a muy temprana edad y la mención honorífica obtenida en 1897 en la exposición de Madrid por Ciencia y Caridad, obra de gran realismo en la que su propio padre le sirvió de modelo para la figura de un médico, le augura un brillante futuro como pintor académico.
A partir de 1901 su trabajo toma un dramático cambio donde se comenzó a develar su primer estilo, el que se caracterizaba por la aproximación monocromática de sus trabajos, época conocida como Periodo Azul. La composición figurativa de ese periodo se puede reconocer instantáneamente por el abrumador uso de los colores azules y las figuras melancólicas. Muchos de sus óleos y grabados tienen a la ceguera como tema principal. Además, la tristeza expresada en ellos se debe a la reacción del pintor frente al suicidio de su gran amigo y compañero artístico Carlos Casagemas.
Imágenes y manifestaciones artísticas sobre este tema se remontan a la Grecia Antigua, donde el poeta ciego Homero se presenta como una familiar figura. Dentro del arte y la literatura hispánica, el poeta ciego se transforma en un guitarrista ciego. Los mendigos ciegos fueron siempre un signo común en las calles españolas por muchos decenios. Incluso otros pintores españoles anteriores a Picasso, como Francisco Goya o Gutiérrez Solana, crearon cuadros y grabados sobre este singular tema.
La razón de esta obsesión, a juicio de los doctores James Ravin, del Departamento de Oftalmología de la Universidad de Ohio, y Jonathan Perkins, del Programa de Artes Visuales de la Illinois, no resulta tan fácil de saber ya que las “descripciones de la ceguera son demasiado estilizadas como para diagnosticar con precisión las patologías que está pintando”. Tampoco es sencillo entender por qué retrató tantas veces este trastorno.

El penetrador uso del color azul no es un invento de Picasso, sino que hay una larga tradición detrás. Los predecesores inmediatos fueron los pintores simbolistas de España y Francia, que usaron el azul para acentuar las emociones de tristeza y desamparo.
Los trabajos realizados durante el periodo azul tienen una increíble semejanza a las obras de El Greco, uno de los artistas que mejor supo entender y desarrollar el Manierismo, corriente que se caracteriza por el alargamiento de las figuras, la irregularidad de la composición y el misticismo, cosa que se puede apreciar en las pinturas tristes y figurativas donde Picasso entregaba algunos atisbos de lo que su trabajo podría llegar a ser.
Especialistas han sugerido que los personajes de La Celestine, El guitarrista viejo y La comida del ciego reflejan su estilo de vida en ese momento y, quizás, él mismo se identificaba con los desafortunados individuos que pintaba. También se ha pensado que el deterioro visual que afectaba a su padre lo preocupaba de sobremanera, por lo que este hecho ha dado pie para diversas interpretaciones psicoanalíticas. El psiquiatra Carl Jung vio en las pinturas de Picasso “una incipiente disociación psíquica e incluso esquizofrenia”.
Este primer estilo puede considerarse como “una suerte de meditación sobre la ceguera o, al menos, sobre los problemas de visión que el artista explora las posibilidades expresivas de una reducción radical del color”, destacan Ravin y Perkins. Donde las figuras no fueron creadas para hacer que el espectador se apiade de ellas, sino que todo lo contrario: a falta de vista, Picasso encontró la manera de intensificar otros sentidos, ya sea el oído del guitarrista o el tacto del ciego que toma con las manos su comida.

El crítico de arte John Richardson, que realizó una completa biografía del autor, destaca que para un pintor “la ceguera es el problema más grave al cual puede enfrentarse un pintor”, por lo que su obsesión por pintar esta patología era un modo de protegerse de lo que más temía en la vida.
Picasso fue un artista polifacético con más de 20 mil trabajos a su haber, único y genial en todas sus facetas: inventando formas, innovando en técnicas y estilos. Fue, sin duda, un creador incansable y es, hoy en día, un genio en constante investigación.
