180 años de obstetricia en Chile: mujeres que dan vida
El 16 de julio de 1834, bajo la dirección del médico francés Lorenzo Sazié, se inauguró la Escuela de Matronas, también conocida como "Colegio de Obstetricia y Puericultura", instancia que permitió la profesionalización de más de trescientas mujeres durante el siglo XIX.
Según la definición entregada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante el año 1992, la matrona "es una persona que, habiendo ingresado a los programas educacionales, debidamente reconocidos en el país en que vive, ha completado satisfactoriamente el currículo de estudios y ha obtenido las calificaciones necesarias para ser registrada y/o licenciada legalmente para ejercer como tal".
"Dentro de sus capacidades y competencias, debe ser capaz de supervisar, cuidar e informar a la mujer durante el embarazo, asistir partos bajo su propia responsabilidad y dar atención al recién nacido y lactante. Esta atención incluye medidas preventivas, detección de condiciones patológicas en la madre y el niño, buscar asistencia médica y la ejecución de medidas de emergencia en ausencia de asistencia médica".
Sin duda, el rol de la matrona, desde sus inicios hasta hoy ha significado un importante eje dentro de la salud y desarrollo profesional de la mujer en el área médica asistencial.
Tras una extensa recopilación de datos, entrevistas y documentos, las siguientes líneas pretenden realizar un recorrido por lo que ha sido el trabajo de la matrona en Chile, abordando las dificultades de sus inicios, sacrificios, éxitos, y destacadas mujeres que hasta el día de hoy, 180 años después, siguen siendo reconocidas por su labor, dedicación, y lucha por hacer de este oficio una carrera profesional, digna de un título universitario.
El parto, 180 años atrás...
La época colonial es la primera etapa donde se comienza a hablar de la asistencia femenina en partos. Durante este tiempo, el traer un hijo al mundo se encontraba muy ligado a la mortalidad debido al desangramiento de las parturientas y a las altas fiebres puerperales que atacaban durante el proceso de alumbramiento.
Para ese entonces, la medicina tenía un precario desarrollo, y el ejercicio de la hoy llamada obstetricia no contaba con carácter profesional, restringiéndose sólo a la atención de parto realizado por mujeres que eran comúnmente llamadas parteras.
Éstas, por lo general, provenían de la parte baja de la sociedad, lo que explica en parte el menosprecio con el que era mirado el oficio y el sentimiento de repudio de parte de la clase alta. Entre las parteras chilenas, la mulata Elena Rolón, oriunda de Angol, hasta el día de hoy es recordada y reconocida como la primera en ejercer la actividad en el país.
Con el ejemplo de Rolón, y pese a los juicios a los que eran sometidas las parteras, poco a poco convirtieron su actividad en un oficio ante la gran cantidad de mujeres embarazadas en Chile.
Permiso para ejercer:
Ya con un importante grupo de mujeres oficiando de parteras, la sociedad se percata que este es un hecho que se irá replicando y por ende, se decide tomar cartas en el asunto...
Los primeros estudios oficiales de medicina en Chile se remontan al siglo XVIII con la fundación de la Real Universidad de San Felipe el 11 de marzo de 1747.
Dicha casa de estudios funcionó de manera regular hasta el año 1813, época en la que se funda el Instituto Nacional, lugar donde los chilenos pudieron estudiar materias que estuvieran fuera del ámbito religioso, vale decir teología, derecho, matemáticas y medicina. Hecho que convirtió al acto de "cortar el cordón umbilical" en una práctica que exigía enseñanza.
Es bajo esta medida que se decreta que para ejercer este oficio las parteras debían recibir autorización de los alcaldes del cabildo, quienes juzgaban mediante evaluación, la competencia de estas mujeres durante los partos. Precisamente la señora Isabel Bravo, de nacionalidad peruana, fue la primera partera examinada, quien previamente vistas sus actitudes por el Promedicato de la ciudad de Lima, fue sometida a prueba por su símil chileno, quien aseguró que sabía todo lo necesario en cuanto a trabajo de parto y a ofrecer ayuda al lactante.
Pese a este nuevo "permiso" instaurado, documentos señalan que nunca se puso en práctica, debido a que no hubo ninguna aspirante a dicho grado, y también debido a la alta suma que se debía desembolsar. Se requería cancelar cien reales de vellón, aportando con 62 de ellos para el protomédico, 30 para el secretario y 8 para otro cirujano examinador, razón de sobra por el cual el decreto no funcionó en aquella época.
Primeras matronas en Chile:
Ya hacia la época republicana, la medicina comenzó a vivir un completo proceso de profesionalización, se profundizó en el estudio de las áreas anatómicas del cuerpo femenino y en la comprensión de la fisiología reproductiva y sexual de la mujer, hechos que beneficiaron al desarrollo de la obstetricia y a una mayor participación de la mujer en este escenario.
Precisamente gracias a ello es que el interés de la matrona, ya no sólo se remitió al momento de cortar el cordón, sino que se extendió también a la atención médica en las etapas pre y post parto. Mediante estos cambios, valdría decir que por fin la práctica obstétrica en Chile se profesionaliza, y se hace aún más concreta entre los años 1833 y 1834, con la creación del primer curso de estudios médicos.
Justamente este primer curso, además de contemplar estudios de anatomía y farmacia, ofreció cátedras de cirugía y obstetricia dirigidas por el médico francés Lorenzo Sazié Laterrade-Pilo (1807-1865), quien fue parte de un grupo de especialistas extranjeros con estudios formales, traído desde París por el encargado de negocios del Estado chileno, Don Miguel de la Barra.
Correlativamente a esto, el 16 de julio de 1834, se inaugura la Escuela de Matronas, también conocida como Colegio de Obstetricia, dirigida por el mencionado doctor Sazié.
La conformación de esta nueva escuela significa que a lo largo del siglo XIX más de 300 matronas se lograron instruir, generando un importante hito de inserción de la mujer al mercado laboral en el área de la salud.
Discurso de apertura curso de obstetricia:
Publicado en el diario El Araucano, el doctor Lorenzo Sazié, director del curso, entregó tras la lectura de un largo documento, palabras alentadoras para todas las mujeres que en ese entonces se encontraban sentadas en el aula, buscando lograr sus sueños y profesionalizar una labor tan humana como traer personas al mundo.
"...Los obstetras llevan al ser humano a las puertas de la vida, protegiéndolos de cualquier agente externo y de las diversas enfermedades que atentan contra su frágil existencia. Ya deben comprender cuantos bienes puede producir un curso de obstetricia en este país, y me permito felicitarme por poder ser útil en ayuda a sus progresos, y cooperar en las miras benéficas del gobierno ilustrado y liberal que lo ha fundando. Encontrarán nobles motivos de emulación en la esperanza de poder algún día prestar a la humanidad eminentes servicios...".
"...Es ventajosa bajo muchos aspectos, primeramente abre a la juventud chilena una brillante carrera en que podrá dar cada día pruebas de talento y patriotismo. Realza también el decoro de una profesión que exige el desarrollo intelectual más extenso, el conocimiento de la mayor parte de las ciencias naturales y el estudio constante de toda la vida...".
Fue este discurso uno de los principales hitos que marcó una pauta en materia de profesionalización de la salud y el precursor de futuras facultades de medicina.
“Estas palabras tienen aún una enorme vigencia para nuestros colegiados y colegiadas. Desde ese momento, y en todas estas décadas, hemos marcado una pauta de alto estándar en profesionalismo, dignidad y respeto a nuestro trabajo”, señala la presidenta nacional del Colegio de Matronas y Matrones, Anita Román.
Dr. Lorenzo Sazié:
Médico nacido en Asson, sur de Francia, en 1807. Recibió una sólida formación en ciencias y humanidades antes de doctorarse en medicina en la Universidad de París. En 1834, el gobierno chileno lo contrató como profesor de la incipiente Escuela de Medicina que, en ese entonces, dependía del Instituto Nacional. Allí, enseñó los principios y la práctica de la cirugía clínica y la obstetricia.
Fue el primer decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile entre 1843 y 1851, su segundo período lo ejerció entre 1855 y 1863. Falleció el 30 de noviembre tras la epidemia de tifus que se produjo en julio de 1865, tres meses después de haber iniciado su tercer período al mando.
El gobierno le otorgó la nacionalidad chilena en 1855 como tributo a su destacada participación en la docencia, en el estado de salubridad de Chile y en los avances en obstetricia y cirugía.
El único hijo de Lorenzo con Rosario Heredia fue Carlos Sazié Heredia (1852-1917) destacado psiquiatra y profesor de neurología en la Facultad de Medicina en la Universidad de Chile.
En 1861 fue nombrado jefe de los hospitales San Juan de Dios y San Borja en Santiago, convirtiéndose así en la primera autoridad médica hospitalaria en la historia de la medicina chilena.
Premio Lorenzo Sazié:
En 1977, el Colegio de Matronas de Chile crea como homenaje al doctor Sazié, un premio entregado en su honor, el cual es recibido por primera vez durante el año el año 1978 por la matrona, señora Berta Flores Olivares, de Concepción.
Este galardón tiene como objeto destacar a la profesional que desempeñe acciones tendientes a abrir nuevos horizontes para la profesión, realzando su labor en el campo asistencial, docente, de investigación, administrativo y gremial.
Este año 2014, el premio recayó en una matrona antofagastina, funcionaria del Servicio de Neonatología del Hospital Regional y Presidenta del Comité de Ética Asistencial del mismo establecimiento, señora Mónica Rojas Urzúa, quien señaló que “es un tremendo orgullo y logro profesional el reconocimiento de los propios pares a la trayectoria que se ha logrado, más si es a nivel nacional”.
Aniversario 180 años Obstetricia U. de Chile:
El 2 y 3 de septiembre pasado, la Universidad de Chile celebró los 180 años de la Escuela de Obstetricia y Puericultura. La encargada de ofrecer el discurso inaugural fue la profesora, Lorena Binfa, directora de la Escuela, quien recordó la actitud visionaria del doctor Sazié en la fundación de la primera Escuela de Matronas del país, y quien según la docente "aportó a mejorar las condiciones sanitarias de la población, y a que nosotros hoy, luego de 180 años, hayamos podido continuar y extender nuestro rol como parteras hasta hacernos responsables de promover integralmente la salud de la mujer y la del recién nacido”.
Participe también de la ceremonia, el Rector Ennio Vivaldi entregó cálidas palabras en homenaje a la trayectoria de la Escuela. "La Universidad de Chile se funda para construir una república, y esta escuela en particular, para proyectar una de las áreas más importantes del quehacer de la sociedad, la protección de la madre y el recién nacido. No conozco un valor más profundo que la maternidad, y esta preocupación de ustedes por la salud de las madres y sus recién nacido es el valor más importante que reconocemos en ustedes, y es por eso que les agradezco en nombre de esta institución".
Futuros desafíos:
Dentro de las múltiples celebraciones oficiadas por los 180 años de la especialidad, el Colegio de Matronas y Matrones de Chile también realizó una ceremonia, en la cual su actual presidenta, Anita Román, puso como desafío para la profesión “recuperar la no intervención del proceso del parto y su preparación para ello, por lo que debemos plantearle a la autoridad que en este nuevo modelo hospitalario deben ir incluidas las salas de atención integral del parto, donde la mujer puede recibir los cuidados que corresponden, pero a su vez humanizamos este momento tan importante para sus vidas”.
Sin duda, tras estudiar el recorrido de esta profesión, hoy se entiende que las matronas son las principales responsables de los logros materno infantiles que ha tenido en Chile.
Estas antiguamente llamadas parteras, han marcado la diferencia en la salud de la mujer, desde el embarazo hasta obtener un envejecimiento saludable, donde la salud sexual y reproductiva tiene actualmente un enfoque de promoción, prevención y tratamiento, entregado con dignidad, oportunidad y calidad.




