Acordes que curan al corazón
El uso de la música como terapia de relajación se ha extendido a través de los años en todo el mundo y sus beneficios en los pacientes con enfermedades cardiovasculares han sido objeto de numerosos estudios. No sólo la música clásica, también el jazz y el country pueden ser una medicina para el corazón.
Según la Organización Mundial de la Salud -OMS-, 16,7 millones de personas en todo el mundo mueren a causa de enfermedades cardiovasculares. Estos pacientes a menudo sufren una gran angustia debido al diagnóstico, hospitalización, procedimientos quirúrgicos, el temor a morir, las dudas sobre los progresos en su recuperación, la impotencia y la pérdida de control sobre su situación. Es de vital importancia que el tratamiento y cuidados a estas personas consideren sus necesidades psicológicas.
La tranquilidad que los pacientes cardíacos necesitan puede medirse con variables fisiológicas como la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y la frecuencia respiratoria. Estos rangos pueden mantenerse dentro de la normalidad gracias a la música, como lo publica la revisión realizada por Joke Bradt y C. Dileo en 'The Cochrane Library'. Los autores concluyen que escuchar música también puede ayudar a reducir la ansiedad y el dolor en estos pacientes.
Ante situaciones de pánico o peligro nuestro organismo se defiende, se activa el sistema simpático y libera adrenalina y noradrenalina. La función de estas catecolaminas es aumentar la frecuencia cardíaca y la presión arterial, para asegurar el flujo sanguíneo adecuado a los diferentes sistemas del organismo. Sin embargo, un exceso puede ser nocivo para el corazón, especialmente para las personas con problemas cardíacos previos.
En los pacientes con enfermedad cardiovascular, estos efectos son responsables del mayor riesgo de sufrir complicaciones, incluida la muerte súbita, por ello es necesario mantener sus niveles de estrés y angustia bajo control.
Para comprobar los efectos de la música sobre este tipo de pacientes, los autores de la revisión han analizado 23 ensayos clínicos, con un total de 1.461 participantes, en los que se comparan los resultados de un grupo de sujetos que ha recibido los cuidados convencionales y de aquellos que, además, han escuchado música como medida terapéutica. La mayoría de los trabajos aplicaba una única sesión de música, de unos 30 minutos, durante la hospitalización de personas que habían sufrido un infarto de miocardio, aquellas que habían pasado por una intervención quirúrgica y quienes estaban en fase de rehabilitación. El 67% de los participantes eran hombres con una edad media de 63,3 años, procedentes de siete países diferentes: Estados Unidos, Canadá, Australia, Dinamarca, Alemania y Hong Kong. Todos los ensayos utilizaron música relajante, fundamentalmente clásica, de estilo country y jazz.
Los resultados de esta revisión indican que escuchar música puede ser una intervención efectiva para reducir el ritmo cardíaco y la presión sanguínea en personas con enfermedad cardiovascular y aminora la ansiedad en pacientes con infarto de miocardio, como concluyen los investigadores. También disminuye la frecuencia respiratoria y el dolor, pero estos efectos fueron menores y su relevancia no está claramente identificada.
Esto recién comienza
Numerosos estudios desarrollados con niños, enfermos de cáncer, antes y después de una intervención quirúrgica, han demostrado que la música reduce la ansiedad y la angustia, sin embargo su eficacia en los pacientes con enfermedad cardiaca requiere más investigación, ya que los ensayos analizados hasta aquí son pequeños, de una media de 50 participantes cada uno, con variaciones en los estilos de música, la duración y el número de sesiones.
Por ejemplo, algunos trabajaban con música seleccionada por el personal sanitario, mientras que otros dejaban a los participantes elegir entre una propuesta previamente valorada por dicho personal. Los autores de la revisión descubrieron que escuchar música escogida por el propio paciente reducía el ritmo cardiaco en 6,44 latidos por minuto y cuando el individuo escuchaba las piezas elegidas por el personal clínico se reducía en 2,74.
Además, sólo dos de los trabajos analizados cuentan con la colaboración de terapeutas entrenados en este campo, el resto utilizaron intervenciones en las que los pacientes escuchaban música grabada en CD que les proporcionaban los profesionales sanitarios.
Esta investigación inicial muestra que sería interesante saber cómo potenciar los beneficios que la música aporta a los pacientes, especialmente a quienes sufren afecciones cardiacas.
