Uso de probióticos en salud femenina y neonatal
Utilización de estos microorganismos en ambas especialidades fue discutida durante un encuentro organizado por la Universidad de Talca y Sochipe.
En octubre de 2001, convocados por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, especialistas de 10 países se reunieron para evaluar la evidencia acerca de las propiedades, funcionalidad, seguridad y características nutricionales de los probióticos.
En la oportunidad estos se redefinieron como microorganismos vivos, con una clasificación específica de género, especie y cepa, que al ser administrados a un individuo en cantidades adecuadas confieren beneficios a la salud.
La investigación científica en este campo se remonta a 1905, cuando el microbiólogo ruso y Premio Nobel de Fisiología o Medicina, Elie Metchnikoff, acreditó que la asociación de la longevidad entre los búlgaros no se debía al yogur que consumían, sino a los lactobacilos utilizados para fermentarlo y la presencia de ellos en el colon.
El vínculo histórico entre estos microorganismos vivos y los productos lácteos fermentados ha dado lugar a diversos estudios que validaron las observaciones de Metchnikoff demostrando sus propiedades beneficiosas.
En salud femenina se utilizan para el tratamiento de afecciones vaginales infecciosas crónicas y recurrentes (vaginosis bacteriana y vulvovaginitis por cándida), tanto como coadyuvante de la terapia convencional como en abordajes prolongados para reducir las recidivas en estos procesos. También se han demostrado eficaces en la prevención de infecciones urinarias de repetición.
En tanto, en el ámbito pediátrico se emplean en el manejo de problemas gastrointestinales con alteración en la microbiota como la diarrea infecciosa, sobredesarrollo bacteriano y enterocolitis necrotizante; en procesos inflamatorios crónicos como la enfermedad inflamatoria intestinal o en trastornos funcionales como el cólico del lactante o el estreñimiento. Del mismo modo se ha valorado su efecto beneficioso en alteraciones inmunológicas como la dermatitis atópica, en la prevención y tratamiento de la alergia alimentaria y en la infección por Helicobacter pylori.
Ambas aplicaciones fueron profundizadas por el coordinador de extensión de Laboratorios SAVAL, Luis Alberto Lindermeyer, quien dictó la conferencia “Probióticos en salud femenina y neonatal”. La presentación del químico farmacéutico se dio en el marco del encuentro “Programa de reanimación neonatal 2022”, organizado por la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Talca y apoyado por la Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe).
“Se han identificado diversos procesos mediante los cuales la actividad de la microbiota tiene impacto sobre la salud de las personas. La evidencia científica nos muestra que es fundamental considerar la cepa, las cantidades y los procesos de manufactura que hoy garantiza la industria farmacéutica para otorgar soluciones de este tipo, que se diferencian al uso que, tradicionalmente, han tenido los probióticos de la mano de la industria de alimentos y que han contribuido a trivializar la importancia que tienen estos microorganismos vivos”, aseguró.
