Suicidio: un reto urgente para la salud mental
En el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, especialistas llaman a reforzar la detección temprana, derribar estigmas y potenciar las redes de apoyo como parte de la estrategia para evitar muertes prevenibles.
El suicidio se ha consolidado como una de las principales causas de muerte prevenible a nivel global. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada 40 segundos alguien fallece por esta causa, lo que equivale a más de 700 mil muertes al año. En el caso de Chile, la tasa se ha mantenido en torno a 10.3 por cada 100 mil habitantes durante la última década, con mayor incidencia en el centro y sur del país.
La magnitud del problema lo convierte en un desafío prioritario para la salud pública. En ese contexto, cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
"En Chile, los problemas de salud mental afectan a cerca de 2 de cada diez personas, y el suicidio se ha transformado en una expresión extrema de este sufrimiento. Lo preocupante es que la mayoría de los casos son prevenibles si logramos identificar a tiempo los factores de riesgo y activar redes de protección", afirma el Dr. Gustavo Molina, psiquiatra de Los Carrera Interclínica.
El especialista precisa que esta conducta suele estar asociada a enfermedades mentales de base y a experiencias de gran impacto emocional. "Se presenta como una expresión subsecuente y máxima a momentos de angustia previos, ansiedad, pérdidas o duelo, experiencias traumáticas, entre otras. Por eso es tan importante que el entorno esté atento a señales de alerta como cambios de ánimo persistentes, aislamiento social, pérdida de interés, irritabilidad, autolesiones o la verbalización de ideas de muerte", enfatiza.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que adolescentes y jóvenes son particularmente vulnerables. "La prevención es posible y requiere un enfoque comunitario: fortalecer las redes de apoyo, promover el acceso oportuno a servicios de salud y reducir los estigmas que impiden hablar abiertamente de esta problemática", sostiene el Dr. Molina, en sintonía con las recomendaciones internacionales.
Además de la detección temprana, los especialistas recomiendan medidas de protección concretas: mantener lazos familiares y sociales, brindar acompañamiento profesional, restringir el acceso a medios letales como armas o fármacos, y fomentar estilos de vida que fortalezcan el bienestar físico y emocional.
El Dr. Nicolás Bastian, psiquiatra de Tarapacá Interclínica, subraya también el rol de las herramientas digitales. "Muchas personas que sufren síntomas depresivos tienen dificultades para desplazarse o pedir ayuda en persona. La atención a distancia se ha convertido en un canal clave para iniciar un proceso terapéutico, evaluar riesgos y acompañar a los pacientes desde un espacio donde se sienten más cómodos y seguros".
Respecto al momento adecuado para buscar apoyo, el mismo especialista recalca que "es recomendable consultar cuando percibimos tristeza persistente, crisis de ansiedad, pánico, irritabilidad extrema o conductas de autoagresión. En muchas ocasiones, los cercanos notan antes que la persona afectada cambios como la falta de sueño, inapetencia, dificultades para concentrarse o un marcado aislamiento social".
Ambos profesionales coinciden en que el suicidio debe ser entendido como un problema colectivo y no como una dificultad individual. La prevención requiere la acción coordinada de los equipos de salud, las familias, comunidades y los entornos más próximos. Hablar sin tabúes, garantizar el acceso oportuno a la atención y fortalecer los vínculos de apoyo son pasos esenciales para evitar pérdidas que pueden prevenirse.
