Pese a los avances de la neonatología, la asfixia perinatal sigue siendo un problema relevante, pues es la tercera causa de muerte en recién nacidos. De no ser fatal, puede afectar al desarrollo y maduración del sistema nervioso. Además, se ha vinculado a parálisis cerebral, dificultades de aprendizaje, déficit atencional y a la predisposición de quiebres conductuales asociados con psicosis en la adolescencia.

“En Chile la incidencia de asfixia perinatal es de 5 a 6 por mil nacidos vivos; pero esta cifra se obtiene de nacimientos en clínicas u hospitales. En sectores rurales, o con difícil acceso a la atención profesional del parto, aumenta notablemente su frecuencia”, comentó la doctora Paola Morales, académica del Instituto de Ciencias Biomédicas y del Departamento de Neurociencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

En la actualidad, no existe un tratamiento efectivo aparte de maniobras de reanimación. La hipotermia neonatal, aplicada después de la asfixia, ha demostrado atenuar algunas de las secuelas, aunque el tratamiento tiene una ventana temporal muy estrecha. “La disminución de la saturación de oxígeno produce una crisis energética, interrumpiendo la homeostasis metabólica, incluyendo la del glutamato: neurotransmisor que hace posible la entrega de claves sensoriales, respuestas motoras, elaboración cognitiva e integración emocional”, señala la facultativa. 

Se ha demostrado que las células madre mesenquimales tienen la capacidad de liberar factores antioxidantes, antiinflamatorios y tróficos, capaces de efectuar reparación celular y aportar al crecimiento y desarrollo neuronal. Para efectos de su investigación, la doctora Morales explica que utilizará un modelo de asfixia perinatal en ratas, a las que se les administrará, por vía intranasal, secretomas que han estado en un ambiente pro-inflamatorio, “por lo que su efectividad terapéutica antioxidante y antiinflamatoria está exacerbada”, comenta.

Respecto a los resultados la académica asegura que son promisorios, “pues hemos observado que después de una sola administración de estos secretomas, la tasa de glutatión reducido y oxidado -como indicador de estrés oxidativo- disminuye a niveles basales”. 

El proyecto se orienta a describir los efectos antiinflamatorios, antioxidantes y reparadores de esta terapia y los mecanismos a través de los cuales funciona. “Evaluaremos si la acción de los secretomas se vincula al factor Nrf2, proteína reguladora de los genes involucrados en la producción de numerosas enzimas antioxidantes, como son la superóxido dismutasa, glutatión peroxidasa, NADPH dehidrogenasa quinona-1, hemo-oxigenasa-1, entre otras, pero también interleuquinas antiinflamatorias que participan en la reparación celular. Al mismo tiempo, estudiaremos si el uso de secretomas favorece la expresión de la aldehído deshidrogenasa-2, una enzima que se activa en condiciones de estrés oxidativo, para eliminar aldehídos tóxicos –compuestos asociados a la lipoperoxidación de membranas-, y que también activa a Nrf2. Usando moléculas de ARN interferentes estudiaremos si al inhibir la producción o expresión de NRF2 o de aldehído deshidrogenasa-2 se interrumpe el efecto benéfico de los secretomas”.

Por último, en términos reparativos, se analizará el efecto de la administración intranasal de secretomas en la neurogénesis, neuritogénesis, sinaptogénesis y mielinización a lo largo del desarrollo, y si se traduce en mejoras sobre las capacidades cognitivas y motoras de los bebes afectados por asfixia perinatal.