Repercusiones del alzhéimer
Se debe consultar con un especialista cuando se observa en la persona pérdida de memoria, problemas de lenguaje y tendencia a perderse fuera de la casa.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud se calcula que entre un 5% y 8% de la población general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento.
Corresponde a un trastorno neurológico progresivo produciendo atrofia en el cerebro y muerte a neuronas cerebrales que dañan parte de las funciones cognitivas. Es la causa más común de demencia, generando: deterioro continuo en la concentración, comportamiento, memoria y habilidades sociales. Problemas de lenguaje, cambios de humor, confusión de orientación y complicaciones para tomar decisiones, produciendo incapacidad para vivir de forma independiente.
Si bien no es una condición hereditaria, posee factores de riesgo asociados, como la edad, diabetes, hipertensión, colesterol alto, obesidad, abuso de alcohol, apnea del sueño y depresión.
“Es una enfermedad muy prevalente en la población, se considera una de las próximas pandemias. Además, las afecciones neurodegenerativas tienen una presentación y un valor social muy alto, sobre todo en las poblaciones que cada día van envejeciendo más, junto con los costos que trae para su entorno”, comenta el doctor Ronald Soto, subjefe de Neurología y coordinador Neurología de Agudos del Hospital San Juan de Dios.
Muchas veces la preocupación recae en quienes están a cargo de estos pacientes con alto deterioro cognitivo, pudiendo sufrir el síndrome del cuidador. “Es necesario que la familia entienda cual es la historia natural de esta patología y anticiparse a eventos que irán cambiando con el tiempo, independiente de las intervenciones que uno realice, para que así ellos puedan contener su nivel de incertidumbre y ansiedad, porque estar a cargo de una persona con Alzheimer puede llevar a un desgaste físico y psicológico”.
No existen tratamientos para su cura. Sin embargo, se pueden adoptar hábitos para retrasar su progresión, como llevar un estilo de vida saludable, manteniendo una buena alimentación baja en grasas, abundante ingesta de agua, eliminar el tabaco y otras drogas, realizar actividad física, descansar y mantener vida social.
Finalmente, es recomendable favorecer la interacción e inclusión social de los adultos mayores, porque es una herramienta que permite prevenir esta afección y otras enfermedades neurodegenerativas.
