Proyecto "Música para sanar" se posiciona en H. San Borja Arriarán
Tres instrumentistas de cuerda envuelven con reconocidas melodías los pasillos del recinto, acompañando a los pacientes, familiares y personal de salud.
¿Empezamos con un vals? La sala de espera del departamento de neuropsiquiatría infantil del Hospital San Borja Arriarán se vuelve por un momento "el Municipal", cuando irrumpen tres músicos de cuerda con un repertorio que va desde Mozart hasta canciones populares y que, en una curatoria dada por el ambiente, estos instrumentistas escogen para acompañar a los pequeños y sus familias en la espera de la atención de salud a la que van.
La iniciativa "Música para sanar", es respaldada por Laboratorios SAVAL y llevada a cabo a través de la gestora cultural, Consuelo Palma, quien establece los nexos entre músicos, hospital y el laboratorio. Cada intervencion dura 2 horas, tiempo en el cual los intérpretes van rotando por diferentes servicios. La música se va acomodando según la época, en las fiestas patrias, algunas cuecas; en navidad, villancicos. .
En uno de los pasillos de los niños hospitalizados llegan dos cirujanos "reclamando" por qué no les habían avisado de este encuentro. Uno de ellos relata lo importante que se vuelve también para ellos y lo significativo que puede ser en una jornada extensa tener música en vivo.
La médica Sofía Aros, jefa del servicio de Pediatría de la institución, cuenta que desde siempre ha pensado que la música es un elemento importante para la mejoría de los niños dentro del contexto hospitalario y que conoció el proyecto de SAVAL por el año 2018. Así partieron tocando estos tres músicos una vez a la semana en el hospital y el impacto que vieron sobre todo en los niños, se reflejaba en la calma y la mejora del ambiente que tenían.
"Es tan bien recibido que hemos tratado de repartir los lugares donde los músicos van. Todo el mundo quiere escucharlos".
Un pequeño se acerca a tocar la guitarra y escuchar de cerca el cello. Lo mira como si se tratase de un objeto mágico. En eso suena el altavoz con su nombre y cuando su mamá se lo lleva, no quiere e insiste con ver a los músicos. Se cierra la puerta de entrada del box y se ve una sonrisa.