Nueva estrategia biológica frena células de cáncer de ovario
Un estudio liderado por la Dra. Carmen Romero demostró que la reintroducción de dos microARNs puede disminuir la proliferación, migración e invasión de células tumorales, abriendo camino a futuras terapias dirigidas.
El cáncer de ovario sigue siendo uno de los tumores con peor pronóstico en la práctica clínica. Con esa urgencia como trasfondo, un equipo de investigación del Hospital Clínico UC demostró que, al restaurar los microARNs miR-145 y miR-23b en células epiteliales de este tipo de cáncer, se logra frenar significativamente su avance, al reducir tanto la proliferación como la capacidad de invadir otros tejidos.
La investigación, publicada en Molecular Medicine Reports, reveló además que esta estrategia disminuye la expresión de tres proteínas clave en la agresividad tumoral: c-MYC, vinculada al crecimiento celular acelerado; ZEB1, asociada a la metástasis; y ABCB1, responsable de expulsar fármacos desde la célula y favorecer la resistencia a la quimioterapia.
Según explicó la Dra. Carmen Romero, jefa del Laboratorio de Endocrinología y Biología de la Reproducción, "durante mucho tiempo los microARNs fueron considerados basura molecular. Sin embargo, hoy sabemos que cumplen un papel central en mantener el equilibrio celular. Cuando ese balance se rompe, aparecen las proteínas oncogénicas. Al reintroducir los microARNs buenos, logramos restablecer la balanza".
El trabajo incluyó pruebas de proliferación, migración e invasión celular en tres modelos distintos de cáncer de ovario. En todos los casos, el tratamiento combinado de los microARNs superó los resultados de las aplicaciones individuales, llegando a reducir hasta en un 82% la capacidad invasiva en algunas líneas celulares. "Si observamos menos presencia de la proteína Ki-67, sabemos que las células se están dividiendo menos. Y eso fue justamente lo que encontramos, una reducción clara en la proliferación tumoral", destacó la investigadora.
Los hallazgos abren una vía prometedora, aunque aún queda un desafío clave: dirigir específicamente estos microARNs hacia el tumor. "Hoy estas moléculas llegan a cualquier tejido, por lo que habría que introducir grandes cantidades para obtener efectos en el cáncer, lo que encarece y dificulta su aplicación. Nuestro objetivo ahora es lograr un sistema que los lleve directamente a las células tumorales sin afectar al resto del organismo", concluyó la especialista.
