Especialistas advierten sobre problemas respiratorios en Valparaíso
Niños, adultos mayores y enfermos crónicos son los que están más expuestos a sufrir problemas por causa del humo y las partículas que originó el incendio que afectó la zona.
El gigantesco incendio que, la semana pasada, arrasó con miles de viviendas ubicadas en los cerros de Valparaíso, sigue causando daño a los habitantes de la ciudad. A la pérdida de vidas y viviendas, se suma el surgimiento de afecciones respiratorias y oculares provocadas por el humo que continúa emanando de laderas y quebradas y por las cenizas y otras partículas en suspensión que, diariamente, el viento se encarga de esparcir por el aire.
Ante una situación como la descrita, las personas sanas corren menos riesgos de enfrentar problemas severos, siempre y cuando su exposición a las sustancias tóxicas que circulan en el aire sea breve. Sin embargo, los asmáticos, quienes sufren de enfisema pulmonar obstructivo crónico (Epoc), los fumadores habituales, los niños y los adultos mayores –el público de mayor riesgo- tienen altas probabilidades de desarrollar infecciones.
“La exposición prolongada va a producir una irritación severa de las vías respiratorias y los tejidos involucrados. A ello sigue la tos, espasmos y una posible obstrucción, lo que dificulta severamente la función normal del intercambio de gases que se debe producir en los pulmones. Además, estos cuadros pueden derivar en bronquitis, bronconeumonias o en el empeoramiento de las enfermedades de base que padezcan los afectados”, explicó el doctor Jaime Bermeo, profesor y especialista de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso (UV).
Para prevenir dichos efectos, el doctor Bermeo afirmó que las medidas más simples, efectivas y adecuadas que las personas pueden adoptar son: retirarse de las zonas expuestas; protegerse con mascarillas; y, según la severidad de los síntomas, inhalar oxígeno humidificado.
“En los casos de pacientes con enfermedades broncopulmonares preexistentes, lo mejor es hacer uso de los broncodilatadores inhalatorios en forma más seguida o en mayores dosis y, en situaciones agudas, de corticoides, estos últimos siempre bajo prescripción médica”, aseguró.
Las toxinas presentes en el aire no sólo se introducen en las vías respiratorias. Los ojos son, muchas veces, los órganos que primero sufren los efectos de humo y las sustancias nocivas que se encuentran suspendidas en el aire.
A pesar de la protección que brindan pestañas y parpados, la superficie ocular o conjuntiva es muy sensible y necesita de una constante lubricación por parte del lagrimal. Al verse expuesta a la contaminación ambiental, la conjuntiva se irrita, seca e inflama, lo que provoca ardor, picazón y sensaciones de tener arenilla dentro de los ojos.
Esta situación puede ser más grave en personas que usan lentes de contacto. Si el ojo se reseca e inflama, los lentes pueden lastimar la superficie de la córnea, aumentando el riesgo de contraer queratitis, una infección bacteriana muy desagradable.
Por tal motivo, recomiendan protegerse los ojos con gafas y utilizar lubricantes para aliviar los síntomas, en caso de que sea necesario. “Es importante recalcar que en caso de sentir irritación o la presencia de cuerpos extraños, no hay que limpiarse o frotarse los ojos con las manos sucias ni con fuerza, ya que eso provocará más irritación ocular e incluso algún tipo de conjuntivitis infecciosa o lesión. Lo ideal es realizarse una limpieza ocular con agua, de manera suave, y pasarse un algodón húmedo por los bordes. Si la sensación persiste, se debe consultar a un especialista”, advirtió Andrea Ovando, tecnóloga médica de la Universidad de Valparaíso.
