El rol del trabajo en la salud mental
Crear espacios de apoyo, promover el bienestar y formar líderes empáticos permite que las organizaciones se conviertan en un factor protector frente a la ansiedad, la depresión y el aislamiento.
La salud mental ha dejado de ser un tema invisible. Cada vez más trabajadores reconocen la necesidad de pedir ayuda, hablar de sus emociones y exigir entornos laborales saludables. Así lo plantea Paz Pérez Faúndez, psicóloga y subgerente de salud ocupacional y calidad de vida en Workmed, quien subraya que las empresas pueden cumplir un papel fundamental en la prevención de enfermedades emocionales si integran el bienestar como parte de su cultura.
Según el estudio "Riesgo psicosocial laboral en Chile | CEAL SM/SUSESO 2024", el 36% de los trabajadores ha experimentado algún tipo de violencia o acoso en el último año. Las dimensiones más críticas están vinculadas a la vulnerabilidad, la carga de trabajo y las exigencias emocionales, factores que inciden directamente en el deterioro del bienestar psicológico.
Pérez destaca que este escenario debe mover a las organizaciones a mirar de forma activa a sus equipos, escucharlos y construir espacios seguros donde puedan expresarse. "El compañerismo y la posibilidad de conversar con otros también son formas de protección frente al aislamiento. Las empresas deben mirar a su gente y levantar desde ahí lo que les hace sentido", sostiene.
La brecha de género es otro elemento que preocupa. De acuerdo con el Informe de Enfermedades Profesionales 2024 de la SUSESO, el 52% de las denuncias en mutualidades corresponde a salud mental, y de ellas, el 73% afecta a personas del sexo femenino. "Las mujeres tienden a presentar tasas más altas de depresión, y eso se relaciona con las cargas del hogar y otras responsabilidades que se suman a la jornada laboral. Las organizaciones deben gestionar estas diferencias con perspectiva de género", explica la psicóloga.
Los datos del Termómetro de Salud Mental Achs-UC muestran, además, que el 19% de la población se siente aislada o excluida socialmente, especialmente quienes están entre los 30 y 39 años. Este grupo, que suele enfrentar mayores exigencias laborales y personales, también declara menor satisfacción en su empleo.
Ante este panorama, la especialista recalca que las empresas pueden transformarse en un verdadero sostén emocional si promueven programas de apoyo psicológico, capacitaciones para líderes y espacios de conversación abiertos y voluntarios.
En un contexto donde la soledad y la sobrecarga emocional son parte de la vida moderna, poner a las personas en el centro no solo mejora el clima laboral, sino que también salva la salud mental de miles de trabajadores.
