Buscan recuperación cognitiva en síndrome de alcoholismo fetal
Investigadores de la Universidad Católica del Norte estudian efecto de la ingesta prenatal de alcohol sobre plasticidad sináptica.
El consumo de alcohol o de otras drogas de abuso durante el embarazo puede ocasionar los mismos riesgos del consumo de alcohol en general, pero plantea riesgos adicionales para el feto. Cuando una mujer embarazada toma alcohol, éste atraviesa fácilmente la placenta causando déficit en la consolidación de la memoria y una mayor predisposición a consumir estas y otras drogas.
Si bien existe consenso en que la prevención por parte de las embarazadas o de las mujeres que estén planificando concebir un hijo sería la mejor forma de enfrentar este problema, las cifras muestran al país como uno de los que exhibe mayor prevalencia de abuso de alcohol.
Interesados y preocupados por el impacto neurológico del Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte (UCN) postuló y se adjudicó un proyecto Fondecyt destinado a estudiar el efecto de la ingesta prenatal de alcohol sobre la plasticidad sináptica.
El equipo científico está encabezado por los doctores Paola Haeger Soto, PhD-Neurociencia, quien trabaja en estrecha colaboración con los co-investigadores Erwin de la Fuente Ortega, PhD-Biólogo Celular; y Rodrigo Sandoval Guzmán, PhD-Neurociencia.
“Desde un punto de vista celular y molecular, la exposición prenatal al alcohol aumenta el estrés oxidativo tanto en la madre como en los órganos en desarrollo del feto, incluyendo el cerebro. En efecto, incluso una breve exposición a alcohol durante la gestación puede producir un desequilibrio perdurable entre los niveles de especies reactivas de oxígeno intracelulares (ROS) y moléculas antioxidantes en el cerebro. Interesantemente, en modelos animales se ha visto que el tratamiento de la descendencia con antioxidantes mejora significativamente el déficit cognitivo generado por alcohol”, destacó la doctora Haeger.
En esa línea, el proyecto busca estudiar y entender los mecanismos moleculares por el cual ROS estaría participando en la generación del déficit cognitivo y, a la vez, ser efector de la vulnerabilidad a alcoholismo.
“La pregunta fisiológica y clínica es súper importante: ¿por qué estos pacientes que nacen de madres que toman etanol tienen efectos graves en adquirir conocimiento y memoria en general y, además, tienen mayor motivación para buscar droga de abuso?”, reflexionó la especialista.
“Ese fenómeno es muy interesante, porque qué pasa en el cerebro. Por una parte, disminuye la cognición, la plasticidad sináptica en términos neuronales, aprenden menos, se desempeñan muy mal bajo estrés, pero por otra parte hay una plasticidad neuronal que le permite tener más motivación a buscar droga en aéreas particulares del cerebro. Qué mecanismos tienen en común esos dos fenómenos que son contrapuestos”, añadió.
El equipo de trabajo optó por estudiar los genes que tienen que ver con la generación de especies reactivas de oxígeno o con la capacidad antioxidante del individuo, trabajando con animales de laboratorio. La hipótesis de los investigadores plantea que las especies reactivas de oxígeno (ROS) modularían los receptores de glutamato y eso llevaría a una mayor motivación por consumir alcohol y, a la vez, produciría un efecto dañino en la formación de memoria.
A un año de trabajo, junto a su equipo de investigadores, en el que también trabajan profesionales de las universidades de Antofagasta y Tecnológica Metropolitana, no sólo han probado la validez de la hipótesis. Además, “hemos encontrado que si nosotros inhibimos posnatalmente una enzima generadora de ROS del cerebro, el animal se recupera”. Vale decir, si le administran el compuesto señalado a un ejemplar adulto de laboratorio, éste pierde su capacidad de motivarse a buscar la droga, lo que es muy bueno”, destacó.
De esta manera, el proyecto contaría actualmente con un modelo validado y un compuesto que puede desmotivar a buscar la droga. No conformes con eso, “ahora estamos en proceso de ver si también recupera la memoria que puede haber perdido. La reprogramación se podría modificar en estado postnatal, se podría revertir el fenómeno, lo que sería buenísimo, ya que permitiría recuperar conductas en estado adulto”.
Los conocimientos generados por este proyecto, que finaliza en 2017, ya hacen a sus responsables vislumbrar diversas opciones de continuidad en el ámbito de las ciencias aplicadas.


Dra. Paola Haeger Soto
