Atentos a nuevas ideas; creando y desarrollando estrategias que permitan obtener recursos para satisfacer las necesidades que no alcanzan a ser cubiertas por el presupuesto estatal; así es la labor que desde hace 11 años realizan los miembros de COAR, la Corporación de Amigos del Hospital Roberto del Río.

El organismo fue creado en abril de 1992 por un grupo formado por médicos, funcionarios del hospital y personas ajenas al establecimiento. Desde entonces, COAR impulsa iniciativas tendientes a apoyar la actividad hospitalaria, con el fin de brindar una atención oportuna y de óptima calidad a los niños que llegan al centro asistencial. Para ello realizan campañas que les permitan conseguir todo tipo de recursos, ya sean económicos, materiales o de otra índole.

El doctor Víctor Castro Wiren, presidente de COAR, cuenta que en la primera mitad de la década del ’90 se desarrolló una iniciativa del gobierno que perseguía la recuperación de los hospitales del sector público. “En términos de trabajo, durante dos años se hicieron cosas como renovar los baños, preocuparse de las cañerías de agua, de la calefacción y ver temas de infraestructura”.

Una vez terminadas las mejoras, los trabajos realizados inspiraron a un grupo de médicos del hospital para crear un mecanismo que les permitiera disminuir las diferencias respecto a la atención salud del sector privado. “El problema era cómo conseguir los recursos, ya que por una disposición legal las instituciones públicas no pueden recibir dinero de organismos privados de ninguna naturaleza. Es necesaria entonces una instancia que actúe como transmisora de los recursos al hospital y eso es lo que hemos hecho en la corporación”, explica el médico.

Desde entonces han pasado 11 años y durante ese tiempo han tenido que buscar múltiples y creativas formas de conseguir recursos. Captan socios, tienen empresas colaboradoras, organizan cenas, realizan campaña del vuelto y en el último tiempo han comenzado a recolectar cartridge y toner vacíos. “Aquí ninguna idea está de más si de juntar fondos se trata. Una de las empresas que ha estado presente de diferentes maneras en nuestras iniciativas y eventos es Laboratorios SAVAL. Supermercados Santa Isabel también nos ha ayudado bastante con el tema del vuelto, además nos permiten poner nuestra publicidad en sus locales”, agrega el profesional.

Según el doctor Castro, estas y otras ideas que han implementado demuestran que si se trabaja a conciencia es posible conseguir resultados cada vez mejores. “Sin embargo, para obtener mayores logros necesitamos gente que nos ayude y ese es un problema que no hemos resuelto aún: los voluntarios. Este es un elemento que tiene que existir dentro de una organización como la nuestra, pero que aún está poco desarrollado”.

La Casa de Acogida

Durante su primera década de existencia, las actividades de COAR permitieron reponer equipamiento médico en diferentes unidades y servicios del Hospital Roberto del Río, como sillas de ruedas, cunas y colchones, camillas y carros de anestesia, entre muchas otras cosas. Pero nuevamente los miembros de la organización sintieron que había más por hacer.

Dado que el hospital recibe pacientes derivados de todas las regiones del país, en especialidades tales como cardiocirugía, nefrología, cirugía plástica, oncología, traumatología, hemofilia y psiquiatría, los miembros de COAR reunieron los fondos necesarios para construir una casa que permitiera albergar a padres y niños provenientes de otras ciudades.

La Casa de Acogida de COAR se inauguró el 30 de noviembre de 2001 gracias al aporte del gobierno, particulares y empresas privadas. El terreno en que se emplaza la moderna construcción corresponde al jardín del Antiguo Hospital San José, recinto que fue declarado Monumento Nacional en 1999, por lo que toda su fachada y patios interiores han sido restaurados.

Tras la promulgación de este decreto, el Servicio de Salud Metropolitano Norte decidió ceder parte del sitio en comodato a diversas instituciones relacionadas con la salud, la cultura y la educación. La Corporación de Amigos del Hospital Roberto del Río fue uno de los organismos beneficiados con la iniciativa.

El doctor Víctor Castro explica que la materialización de la casa fue la respuesta a una necesidad que en un principio no habían contemplado. “Durante nuestro primer tiempo de funcionamiento nos orientamos a la reposición de equipamiento, porque había unidades que tenían falencias realmente importantes. Comenzamos con las sillas de ruedas y seguimos reponiendo las cunas que tenían más de 40 años. Una vez que completamos ese proceso, nuestro asistente social nos planteó una necesidad ineludible. Había que resolver el tema de los papás que vienen desde afuera y que no tienen donde quedarse”.

Hasta ese minuto, las personas que venían de otras partes de Chile y debían hospitalizar a sus hijos, se quedaban noches enteras en las salas de espera del centro asistencial, dando vuelta por las calles o en la plaza de armas. “Algunos de ellos se iban por un par de días a casas de funcionarios, que con buena voluntad les ofrecían alojamiento en sus hogares. Frente a este tema el asistente social nos dijo: ‘ustedes no pueden seguir preocupados de las camas porque esto hay que resolverlo antes’. Vimos que tenía razón, se analizó en el directorio y comenzamos a trabajar en el proyecto, lo que nos tomó dos años y fue posible gracias al aporte de varias instituciones importantes”, cuenta el médico.

La Casa de Acogida de COAR ha recibido huéspedes provenientes desde Visviri hasta Punta Arenas, tiene capacidad para alojar a 24 personas y fue construida con una concepción muy clara de las necesidades que allí existían, por ello cuenta con espacios comunes que permiten la interacción entre las madres.

“Hay un amplio comedor y una sala de estar muy acogedora donde pueden conocerse, compartir sus problemas y experiencias. Las habitaciones en cambio son más bien pequeñas, pero lo suficientemente cómodas para que tengan un lugar digno donde descansar, porque las mamás pasan todo el día en el hospital con sus niños y llegan a la casa sólo a dormir. En la mañana toman desayuno y luego se les delegan tareas de aseo y labores domésticas, así ellas sienten que están en su propia casa”, explica el doctor Castro.

Al médico le gustaría que existiera algún sistema de apoyo de parte de las municipalidades de donde provienen los padres. “En la práctica, cuando el Servicio de Salud manda a un paciente para acá, les pagan el pasaje a la mamá y al niño, pero hasta ahí llega la cosa oficialmente. Después si tienen que quedarse un día, está bien, pero si son 10 días ó 3 meses, el servicio no se involucra ni se compromete en la resolución del problema. Antes si se tenían que quedar mucho tiempo debían costearse una pensión, donde estaban solas y sin comida, ahora en cambio se pueden quedar acá. Nos gustaría contar con el apoyo de las municipalidades en esta tarea, para no tener que gastar fondos que podríamos destinar a otros proyectos que también son importantes”.

Creando ideas

Sin duda, una de las iniciativas más novedosas que ha puesto en marcha el COAR es la recolección de cartridge y toner de impresoras, implementos que cuando están vacíos pueden reciclarse. “Esta idea nos ha funcionado bastante bien, aunque es un trabajo de hormigas. Vimos que en las oficinas y en las casas la gente botaba los toner y que podían ser muy útiles para nosotros. Así incorporamos el reciclaje a nuestras estrategias para conseguir fondos, lo que de paso nos permite contribuir al cuidado del medioambiente. Ya llevamos cuatro años trabajando en este tema y es claramente nuestra principal fuente de financiamiento”, señala el doctor Víctor Castro.

El médico explica que por lo novedosa que resulta esta opción, no interfiere en campañas de reciclaje de otras organizaciones sociales que han puesto su interés en cosas más comunes como papel, cartones, latas de bebida y vidrio. Sin embargo, esto podría cambiar. “Nuestros requerimientos están siendo cada vez mayores y creo que el campo del reciclaje es tan grande, que permite que varias instituciones junten un mismo producto. Pienso que podemos trabajar con el papel, sin afectar a la Fundación San José, con el vidrio sin afectar a Coaniquem, con las latas sin afectar a los niños con cáncer. Son opciones que estamos evaluando”.

El profesional piensa que lo importante en el futuro es hacer más conocida a la corporación para así obtener el apoyo de más empresas. “De este modo podríamos financiar la Casa de Acogida sin necesidad de echar mano a recursos de otras iniciativas que también son importantes, porque eso es lo que nos está pasando ahora. Me gustaría que pudiéramos difundir más el reciclaje de material de computación a todo nivel: en las empresas, los colegios y las casas. Lo importante es ampliar las redes de colaboración para que esto se mantenga y sostener lo que hemos hecho hasta ahora”.

Hoy el doctor Víctor Castro está contento, aunque su mente no para de buscar nuevas ideas que le permitan atraer recursos para la corporación. “Sé que tenemos que seguir apoyando al hospital y tengo la satisfacción de saber que hasta ahora lo hemos hecho bien. Pero quiero destacar que detrás de esos logros hay mucha gente. Sin ellos, sin las personas que creyeron en nuestro proyecto, nada de lo que hemos conseguido hasta ahora hubiera sido posible”.