Expertos analizaron fundamentos neurobiológicos de la música
En las últimas décadas algunas investigaciones sobre los efectos benéficos que la música ejerce sobre el ser humano, han mostrado que este elemento puede producir ciertos cambios fisiológicos, tales como acelerar o retardar el ritmo cerebral, la circulación, la respiración, la digestión y el metabolismo. Asimismo, altera la actividad neuronal en las zonas del cerebro implicadas en la emoción e incrementa la resistencia para el trabajo y para las actividades de alto rendimiento.
En el plano psicológico, la música puede despertar, evocar, estimular, fortalecer y desarrollar diversas emociones y sentimientos. Es una fuente de placer y hace posibles algunas catarsis y sublimaciones. También puede traer a la memoria olores y colores, y modificar el estado de ánimo del oyente y su percepción del espacio y del tiempo.
Estos y otros temas fueron abordados el 2 de diciembre en el Seminario Fundamentos Neurobiológicos de la Música, organizado por la Academia Científica de Estudiantes de Medicina de la Universidad de Los Andes y Ars Magna Musicae, actividad que incluyó una presentación de música de cámara.
En el encuentro contó con destacados conferencistas como son los doctores Francisco Javier Ibarra, internista de la Pontificia Universidad Católica de Chile; Jaime Godoy, neurólogo de la misma casa de estudios, y Francisco Bustamante, psiquiatra de la Universidad de los Andes. A ellos se sumó Gilberto Ponce, profesor de estética e interpretación musical.
Los expositores abordaron un nutrido programa que consideró temas tales como La necesidad de la música; La música como expresión de sentimientos; Etología de la música; Neurobiología de la música; Música y sus patologías; Música y Terapia, y Aspectos psiquiátricos de la música.
