Catástrofe en el sudeste asiático
Peritos forenses chilenos viajan a Tailandia
Con el fin de colaborar en la identificación de las personas fallecidas en el maremoto que afectó al sudeste asiático el pasado 26 de diciembre, cuatro profesionales forenses viajaron a Tailandia donde permanecerán hasta el 23 de enero de 2005.
El equipo está compuesto por el doctor René López, médico legista y anátomo patólogo de la Universidad de Chile, quién trabaja hace 15 años en el Servicio Médico Legal (SML), donde ocupa el cargo de subjefe del Departamento de Tanatología; la doctora Pamela Bórquez, médico legista de la Universidad de Chile y miembro de la Unidad de Identificación del SML, al igual que las odontólogas Claudia Garrido y Karla Moscoso.
Los profesionales viajaron a la devastada isla de Phuket cercana a Krabi, ciudad donde fue hallado el cuerpo de Francisca Cooper Larraín. En la zona se ha establecido un verdadero centro de operaciones, ya que es uno de los principales lugares donde se encuentran los cuerpos que se han logrado rescatar luego del maremoto. Los médicos llevarán su propio instrumental, para hacer más expedita la labor, y se dedicarán sólo a la identificación, dado que no realizarán autopsias.
La decisión de enviar una segunda delegación –la primera misión de seis especialistas ya se encuentra trabajando en Indonesia- fue tomada por el gobierno chileno luego de que Tailandia pidiera más ayuda extranjera. Una de las necesidades, en este momento, es reconocer los cadáveres, motivo por el cual el segundo grupo de ayuda lo componen médicos especialistas en este tipo de tareas.
Los chilenos se integrarán a una delegación internacional conformada por más de 400 tanatólogos que ya están en el país asiático y cuya función se centra en conseguir todo tipo de información sobre los cuerpos, que permita posteriormente cotejar con fichas dentales y antecedentes antropológicos la identidad, para así intentar aumentar el número de víctimas reconocidas.
Los forenses chilenos identificarán a las víctimas a través de sus piezas dentales, pues el reconocimiento odontológico entrega un cien por ciento de seguridad en estos casos, por lo que no es necesario recurrir a pruebas de ADN.
La delegación chilena se trasladó rápidamente a la zona del desastre, pues cada día disminuyen las posibilidades de encontrar a personas con vida y el reconocimiento de identidades de los fallecidos se torna más complejo dado el proceso de descomposición de los cuerpos.
Por C.F.
