Reconstruyen mandíbula de paciente con hueso formado bajo sus propios músculos
La técnica, cuyos detalles fueron publicados el 28 de agosto de 2004 en la revista médica británica The Lancet, fue desarrollada por el doctor Patrick H. Warnke de la Universidad de Kiel, quien junto a su equipo de cirujanos diseñó una malla de titanio en forma de mandíbula.
Los investigadores tomaron imágenes mediante tomografía computerizada del maxilar inferior del paciente y empleando técnicas de diseño computarizado, visualizaron cómo debería ser el hueso a injertar. De esa manera, crearon un molde de metal, que rellenaron con bloques minerales óseos, con una sustancia inductora de la creación de hueso llamada BMP7 y con parte de la médula extraída del propio paciente de 56 años, que había perdido la quijada hace nueve años debido a un cáncer facial, lo que le imposibilitaba la ingestión de alimentos sólidos.
Ese molde fue injertado bajo el omoplato del individuo de manera subcutánea, donde luego de siete semanas la nueva mandíbula, con tejido muscular y vasos sanguíneos, fue separada de la espalda y utilizada para reconstruir la cara del paciente.
La publicación explica que la manera convencional de reemplazar tejido óseo se hace tomando un injerto de alguna otra parte del cuerpo. Pero en el caso de este paciente esa técnica era muy riesgosa, porque el hombre presentaba otras complicaciones de salud. Además, separar un injerto significa la pérdida de hueso en el lugar donde se llevó a cabo la extracción.
Según los autores, aún es muy pronto para determinar el éxito del procedimiento. Pero, saben que el injerto no será rechazado, pues se trata de tejido del mismo paciente.
Dentro de un año, los especialistas retirarán la malla e insertarán la dentadura definitiva. A pesar de la espera, el paciente se muestra satisfecho con el resultado estético y sólo cuatro semanas después de la operación ya disfruta de comidas sólidas como pan y salchichas, que puedo masticar sin problemas, después de nueve años de una dieta basada en sopas y líquidos.
Para los científicos, la intervención constituye todo un éxito y demuestra que esta práctica podría aplicarse, potencialmente, a muchos enfermos. Si bien es necesario realizar ensayos clínicos que corroboren la efectividad a largo plazo del novedoso procedimiento, los médicos esperan que esta técnica pueda utilizarse en cirugía ortopédica.
Por Carolina Faraldo Portus
