Placebos pueden aliviar sensación de dolor
Un estudio publicado el 19 de febrero de 2004 en la revista “Science”, muestra que los tratamientos a base de principios inactivos influyen en la actividad de algunas partes del cerebro relacionadas con la sensación de dolor.
El objetivo del trabajo fue analizar los verdaderos alcances que el efecto placebo tiene en investigaciones relacionadas con el dolor, pues no se sabía a ciencia cierta si las sustancias inactivas afectan realmente las áreas cerebrales relacionadas con este tipo de sufrimiento, o si las respuestas de los voluntarios estaban dadas por el deseo de cumplir con las expectativas de los investigadores.
El estudio, desarrollado por el equipo del doctor Tor Wager, de la Universidad de Columbia en Nueva York, midió la actividad cerebral en respuesta al dolor en dos grupos de voluntarios, a quienes se aplicó una crema placebo en lugares del cuerpo donde tenían algún tipo de dolencia. Al primero de ellos, se le explicó que la sustancia correspondía a un producto experimental que aliviaba al dolor, mientras que al otro se le dijo que se trataba de una sustancia inactiva.
Según los autores, los resultados muestran que los placebos disminuyen la respuesta cerebral al dolor en un área llamada cingulado anterior, la cual se relaciona con el control de la ansiedad y parece codificar la magnitud de la experiencia dolorosa, al mismo tiempo que aumentan la actividad en las áreas que se relacionan con el control de los estímulos de la atención.
Posteriormente los cambios en la actividad cerebral ocurrían en el tálamo y en la ínsula, lo que de acuerdo con los investigadores reflejaría en qué medida es negativa la experiencia dolorosa para la persona.
En la publicación, los científicos postulan que para que un placebo pueda alterar esta actividad en ciertas zonas del cerebro es necesario que la persona crea en la utilidad de la sustancia y que dicha creencia sea traducida en cambios bioquímicos relacionados con los mecanismos del dolor.
En este sentido, los científicos constataron que los tratamientos del placebo relacionados al dolor afectan realmente la sensación de sufrimiento y no responden simplemente al deseo de cumplir con las expectativas de los investigadores.
