Prevención y calidad de vida
Establecen desafíos frente a aumento de rinitis alérgica y asma
Acercar el diagnóstico y tratamiento del asma bronquial y rinitis alérgica al médico general fue el principal objetivo del primer Curso del Consejo Latinoamericano de Congestión e Inflamación, CLACI “Rinitis y asma: el desafío de la vía aérea común”, desarrollado en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Frontera de Temuco.
“Apuntamos al médico que se está formando, el médico general y el que ejerce fuera de los hospitales de alta complejidad, para enfocarlo como un tema general en donde el enfermo esté inserto en un ámbito familiar y en un ámbito psicosocial”, comentó la doctora Myriam Betancourt, pediatra broncopulmonar y directora del evento, organizado por CLACI y el Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil de la UFRO.
El asma bronquial y la rinitis alérgica están dentro del grupo de enfermedades respiratorias más comunes de la infancia, realidad que se acentúa en Temuco debido a los altos índices de contaminación, lo que desemboca en que cuadros alérgicos, asma y rinitis se constituyan en un problema creciente en la salud pediátrica.
“Son la primera causa de hospitalización en niños, primera causa de atención médica tanto en el ámbito público como privado y la primera causa de atención en urgencia en invierno y otras épocas del año, pero no sólo en niños sino también en adultos, donde son la primera causa de enfermedad, asociado a la contaminación y tabaco. Para la Araucanía es un tema de altísima frecuencia que produce mucho gasto en la familia y en el sistema de salud público y privado”, explicó la doctora Lilian Fernández, directora del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil de la Universidad de La Frontera.
Durante el encuentro, se planteó que en la zona la rinitis alérgica y el asma bronquial en niños tienen una prevalencia cercana al 12% de la población, con tendencia al alza durante las últimas décadas producto de una interacción entre los factores genéticos inherentes al paciente y elementos ambientales que han alterado la genética de los pacientes, como los pólenes asociados a los contaminantes como la combustión de motores diesel y biomasa, lo que finalmente se traduce en mayor expresión de alergia respiratoria, tanto a nivel nasal como bronquial.
“La estacionalidad tiene que ver con los pacientes que son atópicos o alérgicos a pólenes pero en nuestro medio tenemos una sintomatología en otoño e invierno similar a la de primavera donde interactúan virus y atopia en el paciente y en primavera actúan pólenes y características atópicas”, agregó la doctora Betancourt.
Por su parte, para el doctor Ricardo Sepúlveda, jefe de servicio en el Hospital del Tórax y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, “el asma es muy frecuente, la cantidad de consultas por enfermedades respiratorias en el invierno pueden llegar a sobrepasar el 50% de los consultantes, que son obstructivas. Lo preocupante es que hoy se considera que niño o adulto con asma es producto del fracaso de la terapia, lo que significa que algo pasó en la cadena que se debió controlar. En Chile el asma es AUGE por lo que todos los asmáticos tienen derechos y no hay justificación para que los enfermos no estén en tratamiento, pero se ha olvidado que estos cuadros se presentan en forma intermitente y muchas veces la carga asistencial hace que los médicos veamos a los enfermos como agudos, olvidando la cronicidad de la enfermedad que es la que lleva a la hospitalización y complicaciones”.
Opinión similar expresó el doctor Mario Calvo, neumólogo infantil de la Universidad Austral de Chile y vicepresidente de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias. “La rinitis alérgica en Chile tiene una frecuencia de entre 18 y 20% en la edad pediátrica y después de la obesidad es la segunda enfermedad crónica más frecuente, en tanto que la tercera es el asma bronquial. A nivel adulto el asma disminuye la frecuencia pero la rinitis alérgica va progresando y, si bien no pone en riesgo la vida, sí produce serias alteraciones en la calidad de vida del paciente. No así el asma bronquial, que no sólo altera la calidad de vida, sino que también impacta en la morbilidad y eventualmente en la mortalidad del enfermo. Para ambas patologías existen tratamientos preventivos muy eficientes, pero que requieren la educación y conducta del paciente al usar medicamentos preventivos y no usarlos sólo cuando esté con síntomas. La idea es que adopte su patología, se la diagnostique y se la controle”.
