La obesidad, la excesiva ingesta de sal y alcohol, el tabaquismo y una dieta carente de frutas y verduras que aporten potasio al organismo, constituyen un peligroso cóctel que amenaza con aumentar aún más el alto número de hipertensos en Chile.

La última encuesta nacional de salud realizada en nuestro país, publicada en marzo por el Ministerio de Salud, evidencia un bajo control de los pacientes hipertensos, lo que es calificado por los especialistas en el área como “tremendamente negativo”, considerando que esta patología es factor determinante en las enfermedades cardiovasculares, principal causa de mortalidad a nivel mundial.

En Chile existen 3 millones de hipertensos, de los cuales 65% está diagnosticado. De ellos, un 32% se encuentra en tratamiento y la mitad de este grupo está bien controlado.

Estos temas fueron expuestos y analizados por el doctor Luis Hernán Zárate, profesor de Medicina de la Universidad de Chile y miembro del Comité de Expertos Latinoamericanos de Hipertensión Arterial, durante la conferencia denominada “Avances terapéuticos en el manejo de la hipertensión arterial”, ofrecida en el auditorio de Centro SAVAL Concepción.

La actividad, que contó con la asistencia de un numeroso grupo de cardiólogos y especialistas en hipertensión, fue organizada por Laboratorios SAVAL y la Sociedad Chilena de Cardiología Filial Concepción, SOCHICAR, entidad presidida en la zona por el doctor Alejandro Dapelo, quien fue el moderador del encuentro médico.

“Lo dramático del problema es que hoy sabemos cuáles son las causas de la hipertensión arterial, sabemos también cómo prevenir, pero lamentablemente los estilos de vida de la población nos muestran datos muy desalentadores. Tenemos más de dos tercios de la población chilena con sobrepeso u obesidad, condición habitual de un hipertenso. La ingesta de sal es un determinante de hipertensión arterial y estamos consumiendo el doble de sal de lo que necesitamos, tenemos un sedentarismo que supera el 90%, altos niveles de tabaquismo, excesiva ingesta de alcohol, uso precoz de anticonceptivos orales y comemos muy pocas frutas y verduras, que aportan potasio al organismo. Toda esta sumatoria de hábitos inadecuados son la gran causa de hipertensión arterial”, detalla el doctor Zárate.

¿Hacia dónde se tienen que apuntar los esfuerzos para revertir esta situación?
El problema es complejo, multifactorial. Yo creo que de alguna forma los médicos y el sistema de salud somos responsables. Un dato: si disminuimos a la mitad los 10 gramos de sal que estamos consumiendo, podríamos reducir más de 40% los infartos y los accidentes cerebro vasculares. El exceso de sal nos expone a sufrir un cáncer gástrico, formación de cálculos e insuficiencia cardiaca. Entonces, la educación integral a toda edad que permita tomar medidas concretas es vital, como por ejemplo, instruir a las madres para que alimenten con una dieta saludable a sus hijos desde recién nacidos. Algunos niños ya manifiestan obesidad a los 5 años, lo que se traduce que a los 10 presenten síntomas de envejecimiento de arterias.

¿Cuáles son las prioridades?
Hay dos cosas que en Chile no se hacen, que es la prevención o la detección precoz. Toda persona sobre 20 años debiera tomarse, por lo menos semestralmente, la presión arterial; y aquellos que son hijos, sobrinos, nietos de hipertensos o quienes fumen, tengan obesidades, sean sedentarios, ya a los 15 años deberían tener un buen registro de la presión arterial. Así estaríamos detectando y no estaríamos llegando tarde. En muchos casos recién se sabe que una persona es hipertensa tras sufrir una hemorragia cerebral y eso en esta época no puede ser.

¿Qué rol juega en esta materia la Sociedad Chilena de Cardiología?
Si consideramos que la falla cardiaca es consecuencia fundamentalmente de la hipertensión arterial, naturalmente que la Sociedad Chilena de Cardiología está preocupada del tema y está precisamente promoviendo estilos de vida saludables y también colaborando con el Ministerio de Salud.

¿Cuáles son los avances terapéuticos en esta área?
Si se realiza un tratamiento a base de los mejores medicamentos, pero no se logra optimizar el estilo de vida del paciente, es altamente probable que ocurra un fracaso terapéutico. Para mí un avance en este sentido es que el médico deje de considerar sólo las tabletas como la solución del problema de la hipertensión arterial y, a través de la educación y motivación de los pacientes a experimentar cambios de hábitos concretos, se pueda potenciar el resultado de los medicamentos. También hay avances bastantes interesantes en cuanto al tratamiento de pacientes que no respondían de la mejor forma a los fármacos. Hay ciertas técnicas de Radiofrecuencia que se hacen a través de la arteria renal, lo que permite reducir la actividad simpática y de esa forma ofrecer un tratamiento efectivo.