Analizan importancia de la comunicación médico-paciente
En una sociedad con pacientes más demandantes, cibercondríacos, más asertivos, pero también más agresivos, la habilidad para relacionarse adecuadamente con los demás se convierte en una pieza clave para entregar una atención eficiente en salud.
La forma en que los estudiantes de medicina son educados como médicos expertos, empáticos y sensibles al dolor de los demás, se ha discutido por muchas décadas, pero nunca ha llegado a ser tan imperante como ahora, no solamente entre los educadores sino entre el público general, que con frecuencia los ve a como faltos de preocupación por los pacientes.
Dentro de las mallas curriculares de las Universidades nacionales que imparten la carrera de medicina se han observado, de un tiempo a esta parte, importantes cambios. Sobre todo en aquellos aspectos que dicen relación con las habilidades y los valores necesarios que deben tener las entidades educacionales para formar médicos competentes y preocupados genuinamente por el sufrimiento de las personas.
El doctor Luis Ramírez Fernández, especialista en Desarrollo Educacional con mención en Educación Médica de la Universidad de Concepción (UdeC), realizó una interesante charla sobre este tema en el auditorio de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC).
Invitado por la Oficina de Educación en Ciencias de la Salud (Ofecs), el doctor Ramírez planteó la necesidad de que los futuros profesionales cuenten con habilidades para relacionarse adecuadamente con los pacientes, porque “la comunicación constituye el 80 por ciento de la información que maneja el personal de salud a la hora de atender un paciente. De hecho, entre el 35 y 70 por ciento de las demandas por mala práctica se producen por mala comunicación con el paciente”, dijo el experto.
A su juicio, es necesario entregar a los estudiantes de la salud herramientas de comunicación. Entre ellas destacó el escuchar activamente al paciente, esto es “con los ojos, los oídos y el corazón”; desarrollar la empatía, “voy poniéndome en el lugar del otro”; y trabajar en equipo, es decir, “aprender a autocuidar el equipo de salud para evitar el desgaste psicológico y emocional”.
Esta comunicación, que calificó como una habilidad clínica fundamental, no tiene que ver con la personalidad del profesional, ya que son un conjunto de habilidades que se pueden y deben aprender, aclaró.
