Examen de medicina nuclear apoyaría diagnóstico de muerte encefálica
La muerte cerebral es la pérdida total e irreversible de todas las funciones del cerebro, donde sólo los órganos de la persona siguen siendo artificialmente mantenidos y oxigenados gracias a la labor de un ventilador mecánico.
El diagnóstico de este cuadro es realizado por personal adecuado, generalmente un neurólogo o neurocirujano. Aunque hace más de 40 años la Universidad de Harvard estableció los criterios de muerte encefálica que permiten desconectar a los pacientes del respirador artificial y, eventualmente, donar sus órganos, los especialistas del mundo aún no han podido definir cuáles son los exámenes de laboratorio más adecuados para corroborar este diagnóstico clínico.
De hecho, los países tienen legislaciones diferentes. “Todos están de acuerdo en los criterios clínicos, pero no así en el uso de elementos adicionales de laboratorio para el apoyo diagnóstico”, comentó el doctor José Luis Castillo, director del Departamento de Ciencias Neurológicas Oriente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Este fue uno de los abordados por el profesional en el “Simposio Muerte Encefálica y su Implicancia en la Práctica Médica”, que fue organizado por la Universidad de Chile, el Hospital del Salvador y la Corporación de Fomento del Trasplante y que estuvo orientado a médicos, becados, enfermeras y otros profesionales de la salud interesados en el tema.
El médico resaltó que todo neurólogo y neurocirujano está en condiciones de diagnosticar muerte encefálica reconociendo los criterios clínicos, para lo cual se hace necesario tener claridad sobre el origen de la enfermedad.
“Es importante que el especialista sepa los motivos por los cuales el paciente está en coma, ya sea, por ejemplo, porque sufrió un traumatismo grave o una hemorragia. Asimismo, debe descartar que el enfermo esté sedado, ya que ciertos medicamentos pueden simular una muerte cerebral. Lo mismo ocurre con la temperatura del cuerpo: una hipotermia puede aparentar un estado de muerte cerebral que es potencialmente reversible”, comentó el profesional.
Una vez considerados estos criterios el médico tiene que realizar un examen neurológico para certificar que el paciente no responde a ningún estímulo. Se hace, por lo tanto, una revisión de los reflejos del tronco encefálico, incluida la sensibilidad corneal, deglución y motilidad ocular, entre otros aspectos. “Hay que asegurarse de que no hay respiración espontánea, lo que requiere de un test de apnea que implica desconectar al paciente del ventilador”.
Ahora bien, en ciertos casos, sobre todo cuando hay traumatismo de cara y cráneo, lo que hace imposible ver los reflejos de los ojos, se recomienda llevar a cabo exámenes adicionales. El más clásico y masificado es el electroencefalograma, sin embargo, según señala el doctor Castillo, tiene ciertas limitaciones. “Un paciente con sedación profunda puede aparecer sin actividad eléctrica. De hecho, este examen sería uno de los menos adecuados para confirmar la muerte encefálica, a pesar de que está muy institucionalizado en nuestro país”, dijo.
Los otros exámenes son variados e incluyen los potenciales evocados, que miden la actividad eléctrica del tronco cerebral, y estudios destinados a analizar la circulación del cerebro, que debiera ser inexistente en estos sujetos. Eso incluye la angiografía cerebral y el doppler transcraneal.
“A pesar de las nuevas tecnologías y los avances de la ciencia, la sensibilidad y especificidad de estos exámenes es un punto que no está ciento por ciento zanjado, lo que se comprueba en el hecho de que su uso no se ha estandarizado a nivel global”, planteó el neurólogo.
Según sus revisiones científicas, los estudios de medicina nuclear, específicamente el SPECT, sería la herramienta más adecuada para chequear el nivel de perfusión del cerebro. “Lo que hace es penetrar en las neuronas determinando si hay ausencia de flujo, es decir, advierte si la sangre está llegando a los tejidos, para lo cual se usa un radiofármaco endovenoso, lo que es bastante menos invasivo que realizar una angiografía, la cual obliga a entrar en la arteria del paciente”.
El SPECT, que señala si hay o no irrigación del cerebro, no está disponible en todos los servicios porque los hospitales no siempre cuentan con unidades de medicina nuclear. “Por lo tanto, creo que es muy importante que los médicos estén preparados y dispuestos a realizar el examen clínico y que consideren que los estudios de laboratorio son sólo una ayuda adicional, sobre todo porque el número de trasplantes se ha reducido en el último tiempo, lo que implica que cada vez son menos las personas que tienen la oportunidad de recibir el aporte generoso de los donantes”, apuntó el doctor Castillo.
