Médicos participan en curso de salsa en Temuco
El coreógrafo puertorriqueño Roberto Roena, considerado uno de los mejores bongoceros, llamado "El Gran Bailarín" por sus dotes como coreógrafo y exitoso director de orquesta señalaba que la salsa “es un estado de ánimo. Cuando estoy triste, es capaz de ponerme alegre, y cuando estoy alegre, eleva mi ánimo hasta las alturas".
Por ello, haciendo eco al creciente interés por conocer y aprender este contagioso ritmo, es que el equipo Saval de Temuco escogió este año a “la salsa” para desarrollar el Segundo Ciclo de Baile para Médicos.
La actividad contó con el auspicio del Colegio Médico de Chile, Regional Temuco, entidad que al igual que el año pasado confió en la idea y facilitó su auditórium para realizar las clases. El curso se inició el 21 de agosto recién pasado y se desarrolló en 8 módulos prácticos, los cuales fueron dirigidos por los monitores profesionales Tamara Cofré y Luis Pinto.
Para bailar salsa lo primero que se debe aprender es a “contar” la música. Recién después de eso se puede comenzar a practicar los pasos de baile, y como era de esperar, para nadie resultó demasiado fácil, puesto que acostumbrar el oído requiere un tiempo.
Los pasos principales –el paso básico de dos secuencias con un ritmo: un, dos, tres, (pausa), cinco, seis y siete, el paso lateral, paso diagonal, “sussy qyu”, entre otros- fueron agregándose uno a uno al repertorio de cada bailarín.
Una vez dominados los pasos individuales se llegó al baile en pareja, donde son muy importantes los giros, desplazamientos y cambios de lugar. En este punto se aprende que en la salsa es el hombre el que dirige el baile. Es él quien llevando tomada a la mujer de las manos, debe indicar a través de sutiles movimientos de los brazos cuál es el próximo paso a realizar y donde la mujer, en tanto, debe dejarse llevar, pero estando siempre atenta a las señales que su acompañante entrega, principalmente con la mirada.
Conseguir un baile armónico y fluido requiere de mucha coordinación y como en todo orden de cosas, la práctica es lo fundamental. Así lo entendieron todos, y por esta razón, jornada tras jornada el ánimo no decayó. Por el contrario, destacaron la energía, dedicación y entusiasmo que pusieron todos los participantes por ir adquiriendo la destreza, captar el ritmo de la música, para luego agregarle cada uno a su manera el ingrediente que le da sabor a este baile: la coquetería “caribeña”.
El evento de clausura de la actividad se realizó el día 13 de septiembre. Los invitados llegaron con mucho entusiasmo luciendo sus tenidas “salseras” con la idea de mostrar lo aprendido. Se aprovechó también la ocasión y la fecha para repasar lo aprendido en el curso del año anterior, el cual estuvo dedicado a nuestro baile nacional, la cueca.
De esta manera, entre salsa, cueca, y un cóctel final de camaradería, la actividad fue considerada por todos un éxito, ya que se cumplió el objetivo de reunirse a compartir en un ambiente grato y distinto, y a su vez, aprender y relajarse al ritmo de la música y el baile.
