En el Mes del Corazón:
Llaman a prevenir y cuidar salud cardiovascular
La esperanza de vida al nacer en Chile, a comienzos del siglo XXI, aumentó a los 77 años, siendo una de las tres más altas de Latinoamérica. Para entender mejor su significado, debemos señalar que en el año 1910 era de sólo 31 años, mientras en Suecia era de 58. Hoy, esa brecha se redujo a sólo tres años.
Si bien las probabilidades de morir por enfermedades infecciosas y otras patologías agudas han disminuido, las principales causas de muerte siguen siendo las enfermedades cardiovasculares y su prevención es el único medio de detenerlas, antes de sufrir daños irreversibles.
Con el objetivo de promover la salud cardiaca durante el mes del corazón, el doctor Eduardo Bastías, director de la carrera de Medicina de la Universidad Andrés Bello Viña del Mar, entregó importantes datos de cómo cuidar la salud cardiovascular.
De acuerdo con el facultativo, junto con el logro de índices demográficos de alto desarrollo, la población ha copiado hábitos dañinos para la salud “que pronostican una larga permanencia de las cardiopatías como problemas de salud pública”.
En la Encuesta Nacional de Salud, patrocinada por el ministerio de Salud y llevada a cabo por la Pontificia Universidad Católica de Chile, se demostró que la hipertensión arterial se encuentra en un 54 por ciento de la población entre 45 y 64 años y su frecuencia sigue aumentando con la edad. Niveles elevados de colesterol en un 51,4 por ciento con igual tendencia. La obesidad en un 60 por ciento. Tabaquismo en el 34 por ciento de los mayores de 45 años y hasta un 54 por ciento entre los 17 y 24 años de edad.
Asimismo, el 95 por ciento de nuestra población es sedentaria, o sea, que camina menos de 30 minutos tres veces a la semana. De este modo más de la mitad de los chilenos acumulan factores de riesgo cardiovascular, que son asintomáticos.
“De ahí la sorpresa al saber de alguien que fallece bruscamente o se hospitaliza por una afección cardiaca aguda cuando ‘se veía tan bien’”, indicó el académico de la Universidad Andrés Bello. Y es que los factores de riesgo no sólo “no se sienten”, sino que participan en las lesiones arteriales en forma lenta y progresiva, “de modo que esta población de enfermos asintomáticos, que desconocen el daño que ya existe en sus arterias, llevan bombas de tiempo que pueden estallar sin aviso previo”, resaltó el cardiólogo.
Por lo mismo, no basta con hacer un perfil lipídico anual, si no se corrige la obesidad, si no se aumenta la actividad física, si no hay tratamiento de la hipertensión arterial y si se continúa fumando. El doctor Bastías hace hincapié en que “las probabilidades de un infarto sólo se controlan eficazmente con la prevención cardiovascular global, que incluye la corrección de todos los factores de riesgo, sin excepciones”.
Con estos datos se debe hacer tomar conciencia a la sociedad en cuanto a que el futuro de nuestra población infanto-juvenil está ligado a la corrección de malos hábitos antes que las arterias se dañen.
