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La conservación de tejido es un proceso médico en fase de regulación y homogenización científica, cuyos estándares internacionales exigen garantizar la seguridad y eficacia de los aloinjertos humanos. 

Las actividades de los bancos de piel y tejidos involucran la recuperación, procesamiento, almacenamiento y distribución, las que se correlacionan positivamente con los avances tecnológicos y científicos. 

“En Chile se realizan trasplantes de órganos y tejidos, que en mayor proporción corresponden a donantes fallecidos. Los donantes vivos (DV), habitualmente, entregan un riñón o un segmento de hígado. Es por eso que en Iquique hemos logrado un hito a nivel nacional: procurar piel de donante vivo por primera vez”, explica el cirujano infantil Aldo Cañete Soto, jefe de la Unidad de Procuramiento y Trasplante y miembro del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Dr. Ernesto Torres Galdames (HETG).

El especialista tiene una extensa trayectoria en el centro asistencial. “He cumplido con diversas tareas: director de hospital, subdirector médico, parte del equipo de cirugía infantil y ahora estoy en este pionero proyecto a partir de piel sometida a abdominoplastia”.

Para alcanzar este desarrollo, trabajaron en conjunto distintas unidades del HETG entre ellas paciente crítico, policlínicos de especialidades, imagenología, esterilización, cirugía plástica y laboratorio clínico. Esta última se encargó de gestionar los exámenes previos de la paciente y coordinar el traslado de los tejidos a Santiago, “desde el banco nacional nos informaron que la muestra llegó en óptimas condiciones y que se cumplió con todas las exigencias requeridas”.

Los injertos provenientes de DV brindarán nuevas opciones de tratamiento a pacientes que necesitan cobertura temporal del órgano más extenso del cuerpo como consecuencia de una enfermedad o accidente.

- ¿Cómo nace la idea de utilizar la piel que se “desecha” de estas intervenciones?

El principal responsable de este proyecto es el doctor Marcelo Fonseca Canteros, nuestro jefe del Servicio de Cirugía Plástica. Fue quien se dedicó a desarrollar la idea de aprovechar la piel de pacientes que estaban requirentes de una abdominoplastia en un plan especial por presentar “abdomen en delantal”. En paralelo, en el transcurso de dos meses, tuvimos varios casos de quemados graves, lo que nos llevó a soñar con tener un banco de piel para resolver más prontamente las necesidades de estos pacientes. Así fue como nuestra Unidad y el Servicio comenzaron a conversar. Presentamos la idea a las autoridades del Ministerio de Salud que, de inmediato, la encontraron digna de desarrollar.

- Es un modelo innovador en el sector salud… 

Así es y su concreción se pudo lograr gracias a la comunión entre autoridades, funcionarios innovadores, recursos extraordinarios disponibles, un Servicio de Cirugía Plástica y una Unidad de Procuramiento y Trasplante que trabajan coordinadamente y todos con la misma visión: ayudar al prójimo. 

- ¿Cómo se obtiene, prepara, conserva y garantiza la seguridad microbiológica de los tejidos?

Los pacientes que van a donar piel deben someterse a exámenes para asegurar la no transmisibilidad de patologías infectocontagiosas como VIH, hepatitis y enfermedad de Chagas, principalmente. La piel de nuestra primera donante viva, que ya sabemos fue intervenida de abdominoplastia, se prepara en el mismo pabellón. Es decir, se separa de la grasa, se envasa en un líquido especial que contiene antibióticos y conserva a una temperatura de entre 4°C a 8°C para poder ser trasladada hasta el Centro Nacional de Tejidos en Santiago. Allí fue sometida a diversos procesos, entre ellos radiación en el Centro de Energía Nuclear. 

- Ustedes se transformaron en el primer recinto asistencial en realizar una procura de piel de donante vivo. ¿Qué tan satisfactoria fue esa experiencia?

Para alcanzar nuestro propósito tuvimos que estudiar y conversar con distintas autoridades del ámbito público y privado para, en conjunto, realizar un protocolo de proceso inédito. Buscamos quién nos podía colaborar en algunos detalles -como encontrar un recipiente adecuado para el trasporte de la piel- y en pasos claves para mantener una temperatura óptima por casi 24 horas en el empaque que trasladó la muestra a Santiago. Los resultados alcanzados demuestran que somos capaces de realizar grandes cosas y que trabajando colaborativamente se van superando obstáculos e innovando en la salud pública en beneficio de nuestros pacientes. Esta experiencia concluirá con el retorno de la piel tratada en Santiago y lista para ser usada en un paciente gran quemado de nuestra región.

- ¿Somos todos potenciales donantes?

Así es. Solo se necesita que cumplan con requisitos biográficos, estado de salud compatible para este tipo de cirugías y exámenes que comprueben ausencia de enfermedades infectocontagiosas de gravedad.

- ¿Cuáles son los beneficios de los injertos obtenidos con esta técnica?

Los pacientes más beneficiados y para quienes está pensado este proceso son los “grandes quemados”, es decir, quienes presentan un gran porcentaje de piel que debe ser reemplazada y, muchas veces, no se puede extraer del mismo. Así, las curaciones, escarectomías y cubiertas parciales pueden lograrse en menos tiempo y de una forma más segura, lo que implica una estadía corta en el hospital y menor gasto en recursos humanos y económicos.

- ¿Qué implicancias tiene este hito para la medicina regional?

Nosotros pensamos que una vez que hayamos realizado este procedimiento más de 15 veces, tendremos una experiencia de la que podremos sacar conclusiones de cómo podemos perfeccionar el proceso y hacerlo de manera distinta. Lo más probable es que nos embarquemos en realizar otras iniciativas. Por ejemplo, tratamiento de la membrana amniótica y procuramiento de córneas. Todos los progresos que surgen a partir de la piel de abdominoplastias son beneficiosos y mientras nuestro hospital pueda seguir haciendo este tipo de procedimientos, las posibilidades de procurar piel de donante vivo también lo serán.

Por Carolina Faraldo Portus