Dr. Fernando Muñoz Flores:
“Queremos que la acreditación en cirugía bariátrica sea requisito, no una opción”
El aumento exponencial de este procedimiento ha transparentado la necesidad de establecer programas que garanticen su seguridad y efectividad, contribuyendo a una atención de calidad.
La obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial que representa una de las principales amenazas para la salud pública en Chile y en el mundo. En nuestro país, más de siete millones de personas la padecen.
Frente a esta realidad, la cirugía bariátrica se ha consolidado como una aproximación terapéutica efectiva a largo plazo para el manejo del exceso de peso y sus comorbilidades asociadas. Sin embargo, el incremento sostenido de los procedimientos ha planteado nuevos desafíos en torno a la calidad, seguridad y seguimiento de los pacientes.
Bajo este contexto surge el programa de Acreditación y Registro de Cirugía de la Obesidad (ARCO), impulsado por la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica y coordinado por el doctor Fernando Muñoz, quien enfatiza que el propósito es estandarizar y garantizar la excelencia de estas intervenciones.
Con más de una década de trayectoria en el ámbito quirúrgico, el doctor Muñoz lidera equipos en el Hospital Militar de Santiago y se desempeña además en la Clínica Alemana de Santiago, donde integra su interés por la cirugía mínimamente invasiva con una profunda vocación por la docencia y la mejora continua de la práctica médica.
- ¿Cómo nace la idea de crear este programa y cuál es su propósito?
Surge como una iniciativa originalmente impulsada por el doctor Camilo Boza, cuyo objetivo es asegurar la calidad de los procedimientos bariátricos que se realizan en el país, especialmente ante el aumento exponencial de cirugías asociado a la implementación del bono PAD. Este incremento no siempre ha ido acompañado de estándares homogéneos de calidad, y precisamente ARCO busca responder a esa necesidad.
- ¿Por qué había que implementar un sistema de acreditación y registro?
Chile es uno de los países con mayor volumen de cirugías bariátricas per cápita a nivel mundial, debido al alto índice de obesidad, la democratización del acceso mediante el bono PAD y la evidencia clínica que demuestra que este procedimiento sigue siendo el tratamiento más eficaz para la obesidad severa. Sin embargo, carecíamos de un registro nacional que permitiera monitorear resultados, complicaciones y seguimientos, elementos esenciales para garantizar calidad y trazabilidad.
El programa se sustenta en dos ejes: registro y acreditación. Lo primero permitirá conocer quiénes son los pacientes operados, qué técnicas se utilizan y cuáles son los resultados a corto y largo plazo. Esto facilitará la toma de decisiones basada en evidencia y la identificación temprana de desviaciones en los resultados. Respecto al segundo, se han establecido estándares tanto para los centros como para los cirujanos, considerando volumen anual, infraestructura adecuada y la existencia de equipos multidisciplinarios formales.
- ¿Cómo influye la acreditación en la seguridad y recuperación de los pacientes?
De manera directa. La experiencia internacional, especialmente en Estados Unidos, demuestra que los programas de acreditación y registro reducen significativamente la morbilidad y mortalidad quirúrgica. Al exigir que estos centros cuenten con unidades críticas, protocolos de derivación y equipos multidisciplinarios -integrados por cirujanos, nutriólogos, psicólogos y otros especialistas- se mejora la seguridad perioperatoria y se potencia el éxito a largo plazo.
- ¿Cómo se adaptó el modelo a la realidad chilena?
Si bien se inspira en la experiencia estadounidense, fue necesario hacer modificaciones. Aquí existen centros con distinta capacidad resolutiva: desde clínicas altamente equipadas hasta instalaciones que solo disponen de pabellón. ARCO estableció criterios flexibles pero exigentes, que permiten integrar esta diversidad sin comprometer la seguridad ni la trazabilidad.
- ¿Qué impacto debería tener el programa?
La patología es una verdadera emergencia sanitaria en Chile. Hoy, más del 50% de los niños en edad escolar tiene exceso de peso, lo que anticipa un escenario aún más complejo. Por eso, garantizar que las intervenciones se realicen bajo parámetros de calidad es esencial. Además, la exigencia de un equipo multidisciplinario fortalece la adherencia, disminuye la reganancia de peso y sitúa a Chile a la vanguardia de la cirugía bariátrica en la región.
- ¿Cómo se asegurará que este crecimiento se acompañe de calidad y no solo de cantidad?
Actualmente, la participación en ARCO es voluntaria, con 22 centros ya incorporados desde Antofagasta hasta Magallanes. Sin embargo, el objetivo futuro es que sea un requisito obligatorio, de modo que Fonasa y los seguros exijan acreditación para cubrir la cirugía bariátrica. Este será el paso decisivo hacia un sistema estandarizado y de alta calidad.
- ¿Qué beneficios aporta el registro nacional para los equipos médicos y pacientes?
Permite contar con trazabilidad completa de los procedimientos, garantizando que cada paciente tenga seguimiento continuo. Desde el punto de vista médico, nos ofrece datos reales sobre resultados, complicaciones y efectividad, permitiendo investigación clínica aplicada a nuestra población. A largo plazo, esto eleva los estándares de práctica y consolida una cultura de mejora continua.
- ¿Cómo ve el futuro de la cirugía bariátrica frente al auge de los nuevos fármacos para la obesidad?
No vemos a los nuevos tratamientos farmacológicos como competencia, sino como un complemento. La obesidad es una enfermedad crónica que requiere múltiples estrategias. La cirugía sigue siendo la herramienta más efectiva para pacientes con obesidad severa, pero su éxito depende del acompañamiento integral. El trabajo multidisciplinario y la supervisión a largo plazo, tal como promueve ARCO, son las claves para mantener resultados sostenibles y prevenir recaídas.
Por María Ignacia Meyerholz