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17 Octubre 2022

Dr. Carlos Manterola Delgado:

“No imagino el quehacer médico sin investigación”

Mantener la rigurosidad y aprovechar al máximo las herramientas que pone a disposición el desarrollo tecnológico son claves para liderar equipos científicos y mejorar la calidad de vida de la población.

La investigación clínica es un ejercicio metódico, cuidadoso y fundamentado en la ciencia que busca ayudar a las personas mediante intervenciones cada vez más eficaces en la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades, además de contribuir en la comprensión de la etiología y patogenia de los trastornos que los afectan.

Estudios aseguran que cumple una función esencial en la salud y prosperidad de un país [1] traduciéndose en ahorro de costos para los sistemas públicos y privados, aumento de la fuerza laboral, generación de riqueza a través del desarrollo de nuevos productos biomédicos y numerosos beneficios sociales [2].

“En pandemia quedó de manifiesto su capacidad de aportar soluciones terapéuticas rápidas, seguras y eficaces manteniendo siempre la rigurosidad. Para realizar este trabajo se requiere una profunda formación académica y técnica, profesionales apasionados por la ciencia y comprometidos con la bioética”, comenta el doctor Carlos Manterola, director del Doctorado en Ciencias Médicas que imparte la Universidad de La Frontera de Temuco.

Para garantizar que la información obtenida por una investigación clínica sea universalmente válida, se debe seguir un estándar internacional de calidad ética y científica para el diseño, conducción, realización, monitoreo, auditoría, registro, análisis y reporte llamado “Guías de buenas prácticas clínicas”.

Para el médico especialista en cirugía general y del aparato digestivo, “eso obliga a quienes nos dedicamos a esto a mantenernos al día, actualizados y comprender que el desarrollo tecnológico nos pone constantemente a disposición nuevas herramientas que debemos aprender a utilizar al máximo. Nosotros buscamos formar graduados con espíritu crítico, innovadores, capaces de liderar equipos científicos desempeñándose con solvencia y creatividad. No imagino el quehacer médico sin investigación".

- ¿Cuándo se origina el doctorado y cuál es su sello?

Nace como una extensión natural del programa de Magíster en Ciencias Médicas que comenzó en 2004. Como universidad estábamos en condiciones y nos motivó entregarles un grado académico superior a médicos especialistas y subespecialistas que se interesaban en esta área. Nuestra orientación es única porque nos enfocamos en la investigación clínica y traslacional.

Nuestra primera cohorte fue en 2008 y hemos transitado desde las ciencias básicas a la clínica, para lograr, por ejemplo, que los hallazgos en laboratorios con modelos animales finalmente tengan una aplicación práctica en humanos. Ha sido un proceso largo, de varias etapas. Nuestro trabajo no puede decaer en ningún momento porque corremos el riesgo de quedar rezagados frente al avance exponencial de la ciencia y tecnología. Nos hemos posicionado como institución al entregar a la sociedad investigadores de alto nivel.

- ¿Cómo mantener la rigurosidad frente a este desarrollo tan veloz?

No es sencillo, sobre todo porque cada vez tenemos más formas de contrastar datos y, en paralelo, ha crecido la desinformación en internet. En investigación, muchos factores conducen a un resultado, que puede abrir nuevas líneas de trabajo. En ocasiones estos son rebatidos por otro equipo. Lo fundamental es ejecutar un estudio basado en la evidencia, con conocimientos metodológicos y evitar sesgos, los que pueden presentarse cuando se comete un error de forma sistemática, es decir, no aparece como un hecho aleatorio.

Estos pueden ocurrir en cualquier etapa del curso de una investigación desde la planificación y presentación de resultados hasta la publicación, lo importante es aprender de las equivocaciones y enfocarse en los pacientes, que son el fin último de nuestro trabajo.

- ¿Qué características se necesitan para llegar a ser un buen investigador?

Se requiere una personalidad inquieta, con capacidad de observación, reflexión y análisis, además de estar dispuesto a invertir parte importante del tiempo para destinarlo a estudiar. Un buen investigador debe ser humilde, riguroso, dispuesto a la capacitación permanente y asesorarse por quienes tengan más experiencia. Es fundamental atreverse, innovar y no tener miedo a equivocarse, aunque a veces pueda ser frustrante, sobre todo cuando estás comenzando. La templanza, perseverancia y resiliencia son claves. 

Los resultados no dependen solo del profesional que ejecuta un estudio, sino que también del momento y lugar donde se realiza. Puedes conocer a investigadores brillantes que no tuvieron la fortuna de estar en un centro que les permitiera desarrollarse adecuadamente y con las herramientas necesarias.

Para nosotros publicar es una obligación. Una de las formas de contribuir en los procesos formativos es que las personas que los conducen sean un ejemplo para sus alumnos. Muchas veces uno termina publicando lo que puede con los datos disponibles, pero jamás hay que dejar de investigar, independiente de las conclusiones a las que se lleguen. Cuando comienzas a trabajar en esto debes saber que es para toda la vida, así al menos lo veo yo.

- ¿Qué tan importante es tener una evaluación crítica de la literatura?

Es primordial para nuestros alumnos y los médicos. Aunque los últimos no sean investigadores, deben contar con conocimientos y alguna herramienta básica para hacer de la lectura una práctica verdaderamente útil para su propio desempeño.

Para el estudiante de postgrado, es la única forma de determinar si lo que está leyendo sirve o no para los objetivos de su proyecto de investigación, o si es necesario modificar su hipótesis y mirarla desde otra perspectiva. Las bases de datos están llenas de información, pero si no se discrimina y prioriza su riqueza, se pierde.

- ¿Cuáles son los desafíos de la investigación clínica?

Creo que existe un gran reto: intentar hacerlo cada día mejor, independiente de las realidades. Nosotros estamos en Temuco, en una universidad pública, que en general no tiene grandes recursos. De todas formas, fuimos capaces de montar un programa de formación que ya tiene 15 años, acreditado por la CNA y con 21 graduados en diferentes ámbitos disciplinares del área de las ciencias médicas, kinesiología, odontología y medicina.

Como doctorado esperamos mantenernos activos, superarnos constantemente, postular a fondos y proyectos y crecer en infraestructura para disponer de mejores espacios para estudiantes y docentes. A veces se pueden hacer cosas muy buenas con pocos recursos. Creo que la gracia y el secreto para trabajar en investigación es hacerlo con cariño. Esta debe ser una labor placentera, estimulante pese a los inconvenientes. Soy cirujano y hacer investigación para mí es tan motivante como ingresar a un quirófano.

Referencias
[1] Buxton M, Hanney S, Jones T. Estimating the economic value to societies of the impact of health research: a critical review. Bull World Health Organ. 2004 Oct;82(10):733-9.
[2] Innova Chile. Biomedicina en Chile. Tendencias y oportunidades. Subdirección de Programas en Biotecnología. Santiago, Chile 2006: Innova Chile.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez

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