Más allá de ser una experiencia sensorial placentera, el relacionarse con la naturaleza se ha consolidado como un componente terapéutico complementario con efectos medibles sobre la salud física y mental, lo que ha despertado interés clínico en distintas disciplinas médicas.

Algunos estudios científicos evidencian que este favorece intervenciones orientadas al cuidado del paciente, lo que respalda su inclusión como apoyo no convencional pero fundamentado en procesos terapéuticos clínicos [1].

En las últimas décadas, el enfoque de la medicina familiar infantil ha ido ampliando su perspectiva tradicional para incorporar estrategias que consideran al niño en su entorno biopsicosocial, como apoyo terapéutico complementario.

La evidencia emergente sugiere que esta exposición -ya sea mediante juegos al aire libre, actividades recreativas o interacción con espacios verdes cercanos- se asocia con mejoras en la salud física y mental de niños y adolescentes, incluyendo reducción del estrés, beneficios cognitivos y bienestar emocional, aspectos relevantes en la prevención y promoción de la salud pediátrica [2].

Así lo asegura la doctora Helga Manríquez, médica familiar infantil formada en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con desempeño en el Hospital Dr. Sótero Del Río de Santiago y actualmente dedicada a la consulta privada en La Serena. Para ella, este enfoque debe ser considerado como un complemento integrativo en la atención de los pacientes pediátricos en el ejercicio de su especialidad.

- ¿En qué momento de su carrera comenzó a integrar el contacto con la naturaleza como parte del proceso terapéutico de sus pacientes?

Desde niña tuve interés en entender al hombre como un ser más integral. De hecho, siempre me gustó investigar más sobre espiritualidad, no solo guiada por una religión o una creencia. En base a eso empecé a incursionar en estas áreas.

Hay muchas tendencias, como el grounding, donde se busca conectar con la naturaleza mediante, por ejemplo, caminar descalzo o abrazar árboles. Existe un sustrato científico; lo que pasa es que antes no se había estudiado. No se trata de algo místico. Cada vez estamos conociendo más las bases de este enfoque y cómo los seres humanos logran esa conexión. El mundo vegetal es maravilloso. Existe una armonía en todo su hábitat, y a la vez interactúa con el humano y lo equilibra también. Siento que ese vínculo se ha perdido o descuidado; por eso, en mi opinión, se presentan tantas enfermedades alérgicas e inmunológicas.

- ¿Qué beneficios concretos observa en los pacientes?

Se lo he indicado a adolescentes con depresión, como terapia. Es de mucha ayuda algo tan sencillo como salir algunos minutos a una plaza cercana y sentarse bajo un árbol. Sin celular ni pantallas. Solamente estar ahí, descansar y contemplar todo lo que hay alrededor.

Las personas me han comentado que les gusta y luego necesitan ese contacto. Sienten paz, calman la ansiedad. Ese tipo de medidas tiene un resultado bastante evidente para mí.

- ¿Qué mejorías advierte?

Existe mucha evidencia que respalda su efectividad en el manejo de la salud mental, pero también en el área cardiovascular y enfermedades autoinmunes.

No nos damos cuenta, pero estamos rodeados de ondas electromagnéticas que vienen de internet o dispositivos móviles. La naturaleza absorbe todo eso. Entras en un nuevo hábitat, donde te puedes liberar de esa carga. Yo lo recomendaría para todos los niños, pero en específico para aquellos que están sobreestimulados. También para quienes son neurodivergentes, que tienen trastornos del espectro autista, déficit atencional con hiperactividad, trastornos emocionales, ansiosos y depresivos. Una buena salud pediátrica depende de un equilibrio biopsicosocial y la relación con el ambiente. El ser humano necesita interactuar con la naturaleza.

- ¿Cuál es la importancia de considerar el contacto con la naturaleza en el cuidado pediátrico? 

Para mí es fundamental y llamaría, como en algún momento se nos instó a indicar cierta cantidad de ejercicio físico en la semana, a considerar los beneficios que tiene para los niños y adolescentes a estar en contacto cercano con la naturaleza.

Mientras más pequeños, el hábito va a ser mucho mejor mantenido en el tiempo. Mi consejo es que sea parte de las indicaciones médicas. En esta vida moderna y a veces desenfrenada, es clave buscar la calma y el equilibrio natural.

Bibliografía:
[1] Jimenez MP, DeVille NV, Elliott EG, Schiff JE, Wilt GE, Hart JE, James P. Associations between Nature Exposure and Health: A Review of the Evidence. Int J Environ Res Public Health. 2021 Apr 30;18(9):4790.
[2] Fyfe-Johnson AL, Hazlehurst MF, Perrins SP, Bratman GN, Thomas R, Garrett KA, Hafferty KR, Cullaz TM, Marcuse EK, Tandon PS. Nature and Children's Health: A Systematic Review. Pediatrics. 2021 Oct;148(4):e2020049155.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez