Dr. Sergio Urrutia Lagos:
"La paresia, parestesia e hipoestesia son signos que deben orientar al médico"
Debido a que varias patologías del sistema nervioso periférico se manifiestan con síntomas similares, las técnicas de electrodiagnóstico permiten realizarlo de manera diferencial y determinar los tratamientos.
El electrodiagnóstico neuromuscular consiste en un "conjunto de técnicas de estudio electrofisiológico que están orientadas a estudiar el funcionamiento del sistema nervioso periférico, que está formado principalmente por nervios y músculos. Con estos exámenes, apoyamos al médico clínico confirmando sus patologías".
Así lo cuenta el doctor Sergio Urrutia, neurólogo especialista en estas técnicas de la región de O’Higgins y autor del "Manual de Electrodiagnóstico Neuromuscular". Con el fin de hacer una recopilación del extenso material disponible en torno a esta práctica, este texto es una revisión bibliográfica de fácil acceso y lectura. "Incorporé la experiencia de mi quehacer de más de una década, incorporando figuras, tablas y videos de registros que son de mi propia manufactura. Esta fusión de lo teórico y lo práctico hacen un manual bastante completo".
El texto está orientado principalmente a médicos neurólogos y fisiatras, a profesionales que estén empezando su aprendizaje en el área, y aquellos que cursan una subespecialidad en electrodiagnóstico neuromuscular.
- ¿Cuáles son las principales técnicas y cómo se selecciona la más adecuada para cada caso?
Se podría hablar de un electrodiagnóstico estándar, que incluye dos procedimientos principales: la neuroconducción y la electromiografía. En términos generales, todos los estudios que piden los médicos clínicos van a incluirlas. Hay ciertos diagnósticos específicos en los cuales uno puede agregar algunas técnicas adicionales, como un test de estimulación repetitiva o una electromiografía de fibra única, por ejemplo.
En la neuroconducción o conducción nerviosa, se hace un registro del funcionamiento de los nervios, aplicando impulsos eléctricos sobre la superficie de la piel con la finalidad de estimular uno que pasa por abajo. A distancia, hacemos un registro, que comenzó en un punto sobre la piel y hace todo un recorrido. Esta actividad eléctrica se proyecta en la pantalla una imagen, lo que se llama un potencial de acción compuesto, que representa el funcionamiento del nervio y tiene varios parámetros que se miden en forma objetiva. Por ejemplo, la latencia, amplitud, duración y velocidad de conducción. Se aplica en nervios motores y sensitivos.
La electromiografía es una técnica en la que ocupamos agujas para hacer un registro eléctrico en el interior del músculo. A diferencia del anterior, no aplicamos estímulos eléctricos ni usamos un estimulador de superficie. Acá, la aguja se introduce, atraviesa la piel y el músculo. Primero, le hacemos al paciente un registro en reposo, donde el músculo está quieto. Después, realizamos otro cuando este se activa. Esto permite visualizar en la pantalla potenciales de acción muscular, donde también evaluamos parámetros objetivos como los morfológicos, que incluyen la amplitud, duración, número de fases y lo que se llama patrón de reclutamiento.
- ¿Cuáles son los trastornos más comunes que se pueden detectar?
En el ámbito ambulatorio, hay patologías más frecuentes como los atrapamientos nerviosos. El más común es el síndrome del túnel carpiano, que afecta la muñeca. Otras son las radiculopatías cervicales y lumbosacras, y las polineuropatías. Menos frecuentes en esta área son las miopatías, que son las patologías del músculo. Hay otras enfermedades que no son ni del nervio ni del músculo, sino que comprometen la unión neuromuscular y cuyo ejemplo clásico es la miastenia gravis. También, están las afecciones de la motoneurona, donde la más común es la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
En lo hospitalario, un diagnóstico clásico son las polirradiculoneuropatías y la enfermedad más común es el síndrome de Guillain-Barré. Es de causa autoinmune, donde las defensas del organismo atacan los nervios y los dañan. Clínicamente, lo más habitual es que se provoque una debilidad muscular generalizada en un periodo agudo, de pocas semanas, y puede ser bastante grave. Son pacientes que llegan a urgencias y tienen un manejo hospitalario. Una forma de demostrarlo es mediante el electrodiagnóstico.
- ¿Qué desafíos existen al realizar un diagnóstico diferencial?
Clínicamente hay varias patologías que se manifiestan con síntomas y signos muy similares. Hay enfermedades que involucran un nervio en las porciones distales o proximales, que son cuadros clínicos distintos. Se pueden manifestar en forma parecida y es el electrodiagnóstico el que define dónde está el problema, orienta a cómo seguir el estudio con el paciente y ayuda a determinar cuáles son los tratamientos adecuados.
- ¿Podría compartir algún caso clínico donde estas técnicas hayan sido clave para el diagnóstico y manejo del paciente?
Con síntomas de hormigueos, adormecimiento y dolor de una mano, muchas veces lo primero que se piensa es en una lesión por atrapamiento del nervio mediano en la muñeca. Esto constituye clínicamente el síndrome del túnel carpiano. Entonces, el paciente es derivado al laboratorio de electrodiagnóstico para que confirmemos el atrapamiento del nervio. Al realizar el examen, nos damos cuenta de que el problema no es en la muñeca, sino que una lesión neurológica proviene de una raíz cervical y pasa a ser un diagnóstico de radiculopatía cervical.
Este el ejemplo clásico de cómo los síntomas se pueden dar en una patología de la muñeca o tener manifestaciones muy similares. Mientras uno va haciendo el examen, se da cuenta que el paciente, efectivamente, tiene hormigueo y adormecimiento de la mano, pero también presenta un dolor que viene de regiones proximales. Por esto, es importante tomar la historia clínica de forma detallada.
El enfoque cambia mucho porque, al diagnosticar una radiculopatía, inmediatamente esa persona tiene que ir a estudios de imágenes de la columna cervical. En cambio, si nos quedamos con el síndrome del túnel carpiano, va a otro tratamiento.
- Para un médico general que se enfrenta a un paciente con síntomas neuromusculares, ¿qué señales deberían alertar sobre la necesidad de realizar estas técnicas?
El síntoma clásico desde el punto de vista motor es la debilidad muscular, se habla de paresia flácida. Si es que hay un cuadro con esta condición, se debiera pensar en una patología neuromuscular y derivar al laboratorio. Desde el punto de vista sensitivo, están los hormigueos -parestesia- y el adormecimiento -hipoestesia- en territorios nerviosos. La paresia, parestesia e hipoestesia son los signos cardinales que tienen que orientar a un médico general.
Por Dominique Vieillescazes Morán
