SAVALnet CL

El doctor Ricardo Pinto tiene una relación muy cercana con el Hospital Roberto del Río y la Universidad de Chile, prácticamente toda su formación como pediatra se ha construido en medio de esos pasillos. Justamente fue su amplia vocación por el servicio público la que lo condujo a postular a la dirección de este Hospital, el cual según comenta, "es como un segundo hogar".

Con el pasar de los meses, el especialista ha trabajado por generar importantes cambios en el establecimiento de salud, así como en fomentar la relación que existe con la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. "Ser un hospital docente asistencial nos permite desarrollar muchas áreas y generar mayores potencialidades que espero se vean reflejadas durante mi tiempo al mando", comenta.

Para profundizar sobre sus proyectos, ideas e inquietudes, el doctor Pinto conversó con SAVALnet.

- Doctor, ¿cómo ha sido la experiencia de tomar el cargo de director de este Hospital?

Al Roberto del Río llegué como interno. Realicé mi especialidad en pediatría y hasta el día de hoy sigo ahí. Sin embargo, desde siempre estuve muy ligado al trabajo que se hacía en la Universidad de Chile, que de cierto modo era lo que más me atraía. Los hospitales hoy están dedicados netamente a una labor asistencial, y las casas de estudio son más bien un complemento. Esa realidad dificultaba un poco mis expectativas de trabajar en ambas partes, pero afortunadamente surgió la oportunidad de postular a un concurso de alta dirección, que finalmente gané, y me ha permitido revivir esta actividad conjunta que tanto me apasiona. Ahora, respecto a las metas que nos hemos impuesto, la principal es sacar adelante la salud de los niños. Lo que yo realmente deseo es desarrollar un proceso más académico dentro de este Hospital clínico del Estado.

- ¿En qué aspectos se podrían reflejar esos propósitos?

Aquí existen muchas debilidades en el ámbito de las enfermedades respiratorias, que son las patologías más frecuentes en pediatría; de modo que no estamos impactando en el tratamiento de los niños, y no logramos producir lo que la literatura hoy describe. De hecho, estamos bastante atrasados. La idea es que podamos influir en los procesos que hemos estado realizando, y ver de qué manera, por ejemplo, abaratar gastos médicos.

- ¿Cuáles son las principales áreas de mejora?

Este es un hospital de alta complejidad, somos uno de los tres centros pediátricos exclusivos del país y, por supuesto, nos consideramos los mejores. Sin embargo, todo establecimiento tiene potencialidades que puede explotar, y en ese sentido creemos que nuestro deber es desarrollar las áreas de oncología, medicina intensiva y la de enfermedades respiratorias. Por otro lado tenemos un gran centro cardioquirúrgico, que es uno de los pocos lugares donde se operan niños muy pequeños, y consideramos que ahí existe una gran posibilidad de desarrollo. También está el área de infectología o hematoncología, donde somos centro de referencia nacional de adultos y niños. La verdad es que hay mucho por hacer y espacios en los que hay que crecer. Creo que de eso se trata este desafío.

- ¿Cómo definiría hoy al Hospital Roberto del Río?

Como un centro de referencia ligado a la Universidad de Chile, que ha tenido la capacidad de desarrollar áreas que otros hospitales no están interesados. Este es un hospital único en su categoría, donde tenemos la capacidad de formar muchos especialistas: al año formamos doce pediatras, cuatro cirujanos, dos oncólogos, dos broncopulmonares y cardiólogos. El impacto que logramos no es solo en lo puntual del Hospital, sino que a través de los médicos que estamos formando.

- A nivel personal, ¿cómo ha sido la experiencia? 

Creo que es el desafío más grande que he podido enfrentar hasta ahora, y que nunca pensé sería así de grande. En lo personal ha sido un gasto energético tremendo y de pérdida de sueño, pero estoy muy agradecido de la oportunidad y confianza que se depositó en mí, la verdad es un honor. Es un gran desafío a todo nivel, profesional y personal.

- Respecto a la formación de las nuevas generaciones ¿qué tipo de profesionales espera se desempeñen en el Hospital?

Lo que más queremos inculcar es la capacidad de servicio, de darse cuenta que la medicina es mucho más que atender un paciente. El médico engloba compromisos éticos, humanos y profesionales. Debemos devolver lo que nos ha dado la vida, porque para estudiar medicina hay que haber sido privilegiado; no todos tienen esa oportunidad.

- ¿Usted cree se ha ido perdiendo ese sentimiento?

Pienso que sí. Cada vez hay especialidades más complejas, como las quirúrgicas, pero eso no nos mueve. Los médicos tenemos buena calidad de vida, vivimos de nuestra especialidad y de ver como nuestro niños, que son nuestros pacientes, crecen. Hoy tenemos más enfermos crónicos, hay mayor supervivencia; por lo tanto enseñar a los médicos más jóvenes sobre estos valores es fundamental.

- Por último, ¿cómo espera dejar su cargo en tres años más?

Me gustaría que recuperáramos la tradición de ser un hospital docente y asistencial, y que no nos olvidemos que los niños, además de ser pacientes, necesitan ser estimulados desde otras áreas. Me interesa reforzar la idea de que los médicos no se limiten solamente a la enfermedad, sino al contexto de nuestros pequeños pacientes. Espero poder dar el ejemplo y estimular a generaciones futuras.