Dr. Carlos Chelén Venandy:
“En las escuelas europeas no se concibe tratar al paciente sin su familia”
Para el psiquiatra, director médico de la Clínica Psiquiátrica y de Salud Mental Refugio del Elqui, el éxito de la terapia en el paciente con patología mental radica en el trabajo interdisciplinario, que incluye a la familia y el entorno cercano de la persona.
La Clínica Psiquiátrica y de Salud Mental Refugio del Elqui –que se encuentra en la localidad de Altovalsol, camino al Valle del Elqui, a 10 minutos de la ciudad de La Serena- entrega desde 2007 un concepto integral en salud mental, enfatizando un trabajo personalizado con el paciente y su familia, privilegiando estadías de corta duración, con el objetivo de reinsertar a la brevedad posible a la persona a su vida cotidiana.
El doctor Carlos Chelén Venandy, médico psiquiatra y magíster en Salud Pública con mención en Salud Ocupacional, es su director médico. Nacido en la ciudad de Punta Arenas “las vueltas de la vida” –como relató- lo llevaron a la Región de Coquimbo.
“Estudié medicina en la Universidad de Concepción. Y luego obtuve dos becas: una en salud pública y otra en psiquiatría. Mi especialización en salud pública la hice en la Universidad de Chile y la de psiquiatría la desarrollé entre la Universidad de Chile y la Universidad de Santiago. Finalmente, me incliné más por psiquiatría, porque a mi juicio las políticas públicas pasaban por solucionar los problemas mentales de las personas y de la sociedad, algo que todavía no respondo. A lo mejor me equivoco, pero sigo buscando esa respuesta”.
En 2007, junto a su equipo, fundó la Clínica Refugio del Elqui, que recibe a pacientes desde los 15 años, hombres y mujeres que cuentan con supervisión de profesionales altamente capacitados en la atención y tratamiento de patologías mentales las 24 horas del día.
Para el doctor Chelén “el tronco central de todas las enfermedades mentales pasa por los trastornos del ánimo. Y dependiendo del grado y de las situaciones en las que se desarrollan éstos, la patología adquirirá dimensiones que caminen hacia la esquizofrenia o la bipolaridad”. He ahí la importancia de intervenir a tiempo y de manera multidisciplinaria, la clave para un tratamiento exitoso y con menos recaídas.
Su tiempo lo divide entre el Programa de Salud Mental que se instaló en la Municipalidad de La Serena, su consulta privada y el trabajo intenso en la Clínica Refugio del Equi, donde invitó a SAVALnet a conocer la experiencia de un modelo de intervención diseñado “a la medida” de cada paciente.
- Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 25 por ciento de la población mundial padecerá, en algún momento de su vida, una enfermedad mental, ¿cuál es el perfil epidemiológico de las patologías mentales en la Región de Coquimbo?
- Nuestra experiencia es que las patologías mentales se han repetido por los siglos de los siglos, más o menos, en similar porcentaje. En esta región pasa un poco lo mismo, donde indudablemente el mayor campo son las depresiones y, dentro de ellas, yo diría que un mayor volumen abarca el espectro de los trastornos del ánimo. La esquizofrenia sigue en un uno por ciento y, en realidad, el resto de las patologías corresponden a las demencias que, en esta zona, por el hecho de tener una migración de personas de tercera edad en época de jubilación y de población adulta mayor han aumentado considerablemente incluso necesitando internación.
- Es un hecho que las consultas psiquiátricas y de neurología se duplicaron durante la última década. A juicio del ministerio de Salud, esto se debería a que la gente se está atreviendo a denunciar este tipo de patologías. ¿Usted concuerda con esa afirmación o lo atribuye a otros factores?
- Yo creo que esto no se debe a que las patologías hayan aumentado, yo creo que la demanda siempre ha existido. Siempre ha habido una oferta muy empequeñecida de la salud mental. En el área de la medicina no cuenta con respaldo de financiamiento en las acciones, tanto en lo público como en lo privado y estamos con todo el estigma propio de los países poco educados donde ir al psiquiatra es de locos. Pero esa marca se ha ido venciendo, incluso entre los propios colegas. La intervención en psiquiatría, por ejemplo, en los hospitales generales ha servido muchísimo. Faltaba educar también a los médicos en general. Yo creo que la demanda es la misma, sólo que las personas se están atreviendo a consultar más.
- ¿En qué ha influido la sobrecarga de trabajo y el estrés en este nuevo comportamiento?
- Si uno analiza la historia de la humanidad nos encontramos con hechos bastantes significativos. Por ejemplo, de pasar en la Revolución Industrial de un arado de palo a máquinas donde se trabajaba en condiciones precarias… no creo que las circunstancias de trabajo actuales sean más estresantes que eso. Yo creo que eso pasó a ser como un mito. No estoy muy de acuerdo con esa aseveración que se hace. Estamos enfrentados a una crisis generacional. Eso es lo que vemos. Los problemas del adolescente, que nosotros veíamos hace 20 años, hoy son muy distintos. Los jóvenes actuales no quieren estudiar, así de claro. Todo aquello que involucre un esfuerzo mayor, los complica. Pero frente al estrés laboral, creo que genera más estrés el no tener políticas públicas reales para los ciudadanos, lo que ha llevado a que en el país se esté despertando ese derecho ciudadano como persona. Si tú lo ves desde el punto de vista psiquiátrico, las catatonias en Europa ya no se presentan casi como síntomas. Se ha visto que en sociedades que son mucho más abiertas, donde la persona puede expresarse libremente, se van eliminando estos síntomas, que son tan represivos del propio individuo. Dentro de la población adulta un gran estrés pasa por cómo educar a los hijos. Actualmente, el que un hijo entre a la universidad más que una alegría es un motivo de preocupación; el tener un trabajo enfocado a metas, muchas de las cuales son difíciles de cumplir y que no dependen de la persona sino que del mercado, es otro motivo de angustia cuando no se sabe enfrentar. Por eso yo creo que el estrés laboral es algo medio siútico, porque sirve para justificar muchas cosas. Al revés, si tú estás bien en tu vida personal, el trabajo es siempre terapéutico, por lo tanto sería muy ambivalente esa aseveración.
- Pasando al tema de la Clínica Refugio del Elqui, me gustaría que nos contara ¿cómo y cuándo nace la idea de crearla?
- Nació de una conversación, disfrutando de los encantos de Valparaíso, con los doctores Walter Lipps, profesor de neurociencias de la Universidad de Valparaíso; Cornelio Oliva y con la psicóloga Vanessa Torres. Nos nació la inquietud intelectual de generar un espacio de investigación, de observación para abandonar el discurso de “a mí me ha ido bien con esto”. Queríamos sistematizar algunos esquemas de trabajo en un modelo que integrara algunos pre-existentes como el modelo suizo, la psiquiatría británica y donde nuestra idea pasaba por intervenir en corto tiempo y de manera multidisciplinaria, pero con un gran trabajo que incluyera a la familia en el tratamiento. Por eso, parte del equipo se capacitó con Julian Leff en Inglaterra, un destacado psiquiatra que trabaja con esquizofrenia y familia. Ese modelo de educación e intervención familiar es muy similar para cualquier patología, sea una persona con adicción, con trastorno bipolar, con lo que sea. Y, en realidad, los resultados que hemos obtenido son notables: cuando uno interviene con las familias evita en un 50 por ciento la recaída del paciente. Si uno no la integra el tratamiento está expuesto ya a un 50 por ciento de recaída, así de categóricos son los números. Ahora si uno interviene bien con el paciente y con la familia y hay un buen esquema farmacológico, las tasas de recaída son bajísimas. En realidad, estamos hablando de entre un tres a seis por ciento, dependiendo de las patologías. Lo cual es muy bueno y parece no creíble.
- ¿Quiénes forman parte de la clínica?
- Nuestro equipo lo componen el doctor Cornelio Oliva, psiquiatra; la psicóloga Vanessa Torres; el terapeuta ocupacional Sergio Véliz y yo. Además, contamos con cinco paramédicos de planta, una enfermera, la persona que transporta al personal, los jardineros, los que hacen el almuerzo y lo traen, monitores de taller de arte. Si bien parece tranquilo, tiene su movimiento interno.
- A su juicio, ¿cuáles son los hitos más importantes que han marcado el desarrollo de la clínica en estos años?
- La clínica nació en 2007 y dentro de los hitos no puedo dejar de mencionar nuestra inauguración, porque reunimos a todas aquellas personas que confiaron en el proyecto y que nos han ayudado a sacarlo adelante. Sin embargo, te podría decir que los hitos se ven en el diario vivir, en el habernos atrevido a crearlo. Hay un punto bien egoísta, porque es una satisfacción muy profesional, de que si uno hace ciertas cosas bien se logran buenos resultados. El hito se vuelve casi una satisfacción intelectual, más que de otro tipo. Dentro de los puntos que han marcado nuestra historia, tengo que mencionar la visita de Ismael Mena, quien nos interiorizó sobre los últimos avances en imagenología funcional en psiquiatría y la del doctor Luis Lorca, experto en adicciones que vino a la inauguración y, posteriormente, a dar una charla sobre el tema. Ellos han sido dos de las personas más interesantes que han venido a hablar con nosotros y a capacitar al personal.
- ¿Cuáles son los principales canales de intervención y terapias que los pacientes pueden encontrar acá?
- El modelo que implementamos tiene un nombre que se lo colocamos nosotros “cuidado planificado e integrado” y en realidad tiene que ver con hacerle un “traje a la medida” al paciente. Toda persona que entra a la clínica se somete a una evaluación por todo el equipo y, de acuerdo, a la entrevista, a la enfermedad y a la situación familia del se diseña el plan de intervención y el programa terapéutico, que tiene el propio paciente por estar acá. Y en eso la línea es muy clara. Desde lo psicológico, una línea cognitivo-conductual. No por capricho, sino que creemos que da excelentes resultados y dónde se ha podido entremezclar la experiencia del doctor Oliva que se ha paseado por varias escuelas, incluyendo el psicoanálisis. Entre los dos hemos hecho un excelente equipo. Nuestro plan de intervención depende de cada paciente. Si bien hay protocolos, éstos son flexibles y se ajustan a la realidad de cada individuo.
- ¿Qué patologías son tratadas por ustedes?
- La mayor patología es la depresión, generalmente, sobre la base de un trastorno afectivo, sea mixto o bipolar tipo I, tipo II. En los trastornos del ánimo, siempre hay una cuota de trastorno de personalidad, adicciones y demencias o seudo demencias. A veces, enfrentamos casos donde se requiere precisar más el diagnóstico si el paciente está tempranamente entrando en una demencia o es una depresión larvada que ha alterado lo cognitivo. Cuando estábamos afinando el proyecto, siempre pensamos en que tendríamos que dividir los espacios entre hombres y mujeres y que ellas serían la gran mayoría. Sin embargo, la realidad nos ha entregado un porcentaje bastante sorprendente: 50/50.
- ¿Y las personas que requieren internación, cuántos días deben permanecer en la clínica?
- En los cuadros afectivos son, generalmente, dos semanas intensas de trabajo. Eso sí, va a depender del cuadro. Los que ocupan mayores días de estadía son, indudablemente, las adicciones, donde los pacientes están acá entre 30 a 40 días como promedio.
- ¿Cuál es la rutina que sigue un paciente en internación?
- Igual deben seguir un ritmo terapéutico. A todos se les despierta a una cierta hora para que tomen desayuno. Hay días que tienen talleres de arte. Todos los días tienen terapia con nosotros los psiquiatras, la psicóloga y los terapeutas. Este programa permite una frecuencia de intervención bastante alta. Yo dudo que en otra clínica el paciente sea visto casi todos los días por el médico psiquiatra. En psiquiatría para ver resultados en el paciente se necesita también de la voluntad y la actitud de los terapeutas, para mí eso es fundamental, porque para ejercer la psiquiatría o la psicología tú requieres dos sillas y la disposición a trabajar. La ventaja de nuestra clínica es que intervenimos y trabajamos fuertemente con nuestros pacientes. Es por eso que los resultados obtenidos, a veces, generan escepticismo, pero tienen una muy buena justificación. El estar con el paciente varias horas al día para nosotros es beneficioso, acorta los tiempos de estadía y hay menos recaída. Además, involucrar a la familia en el proceso es fundamente. En las escuelas europeas, no se concibe tratar al paciente sin su familia.
- ¿Cómo se articula el tratamiento psicofarmacológico con otras estrategias valiosas de abordaje de la patología psiquiátrica en la Clínica Refugio del Elqui?
- Para nosotros, una pieza fundamental del funcionamiento es el terapeuta ocupacional, quien no sólo evalúa las habilidades sociales que posee la persona, pensando en su reinserción, sino que también las habilidades cognitivas si las ha perdido. Es también el encargado de ejecutar un plan en la familia y el que establece relaciones con los lugares de trabajo para apoyar la reinserción del paciente.
- ¿Y cómo ha sido esta experiencia?
- Con nuestra pequeña experiencia, sin ser categóricos y con mucha humildad, te diría que, actualmente, uno puede llegar a plantear que la base, el tronco central de todas las enfermedades mentales, pasa por los trastornos del ánimo. Y dependiendo del grado y de las situaciones en las que se desarrollan estos trastornos, la patología adquirirá dimensiones que caminen hacia la esquizofrenia o la bipolaridad. Nosotros hemos intervenidos casos extremos, que hemos sacado adelante.
- ¿Han pensado en publicar algún estudio al respecto?
- Con el doctor Lipps publicamos un libro de neurociencias, su correlato conductual y las intervenciones. Sin embargo, por un tema de tiempo, no hemos podido sentarnos a decantar nuestra experiencia en forma sistemática.
- ¿Cuáles son los mayores retos a futuro en salud mental?
- Volvemos a un discurso que parece político, pero que es realista: en la medida que haya más equidad social, que haya más acceso real a la educación sin angustia, que tengamos una la salud pública digna y de calidad las patologías mentales van a ir disminuyendo. Nuestra preocupación hoy pasa por el tema de las adicciones. Tenemos un nuevo cáncer: la pasta base, que es una sustancia que destruye rápidamente la corteza pre frontal y quita todos los frenos a las personas. Esta adicción, rápidamente, genera que se pierdan los valores morales con tal de conseguir la droga. Yo te diría que los grandes desafíos van a pasar por cómo revertimos los daños orgánicos de los consumidores y adictos. Una tarea que los psiquiatras tendremos que afrontar.
- Por último doctor, ¿cuáles son los desafíos y proyectos en los cuales se encuentran trabajando en este momento dentro de la clínica?
- Hay varios proyectos en mente. Está en ciernes el crear un espacio de rehabilitación física a través de agua. No es terapia alternativa, sino que es tratamiento pensando en pacientes con daño neurológico como espasticidad, manteniendo siempre la rigurosidad científica. Más que proyectarnos estamos satisfaciendo demandas donde nos piden intervenir, por ejemplo, en el área laboral. Y, más adelante, sería muy bueno el poder publicar, para que se conozca nuestra experiencia.
