La doctora Claudia Sáez se encuentra en la Unidad Docente Asistencial de la Universidad de Concepción (UdeC), a un costado del Hospital Las Higueras de Talcahuano, e invita al último residente de medicina a rendir examen final.

La internista y geriatra es profesora asistente de la UdeC y cumple un importante rol como formadora dentro del recinto de salud. Pese a que la jornada fue larga, no pierde el buen humor. Pregunta si la entrevista incluye una foto y sonríe. Mientras ordena sus notas, confiesa que le encanta su trabajo, tanto en lo clínico como académico.

“Después de egresar me desempeñé algunos años en atención primaria y pude darme cuenta que la mayoría de las consultas eran de personas mayores. Ellos no solo buscan un tratamiento o medicación, quieren que alguien los escuche, que les dediquen tiempo”. Para la jefa de la Sección de Geriatría del Servicio de Medicina, “la clave de esto es que, dándonos esos espacios, logramos identificar el problema que los aqueja. Son pacientes complejos, generalmente con comorbilidades. Sin embargo, en este grupo tan particular de la población, si nos detenemos un poco más, acciones simples pueden generar impactos significativos”.

“La inversión en programas orientados a las personas mayores es escasa y faltan unidades de desarrollo como esta, donde existe un equipo multidisciplinario y se implementan iniciativas destinadas a mejorar el manejo de estos pacientes y ofrecerles una terapia integral y humanizada”, enfatiza.

- ¿Cómo implementar este enfoque si la demanda va en aumento?

Lejos del antiguo sello paternalista en el ejercicio de la medicina, los modelos más actualizados en salud promueven una atención centrada en la persona, que respete sus necesidades, dudas, opiniones y valores haciéndolas partícipes en las decisiones clínicas. Esto es un cambio de paradigma que, por las características de los pacientes que atendemos, es fundamental. Es el modelo que se debe implementar en todas las unidades de geriatría y es la visión que buscamos inculcar en los médicos que se están formando en el área.

Destinar más tiempo al paciente es clave para que la atención sea efectiva. Para lograrlo, más aún si la demanda va en aumento, debemos apoyarnos en profesionales de otras disciplinas. Eso facilita bastante las cosas. La geriatría es una especialidad que trabaja en equipo junto a enfermeras, kinesiólogos, terapeutas, fonoaudiólogos, asistentes sociales, farmacéuticos, paramédicos y auxiliares de servicio. Toda la información que ellos nos entregan permite optimizar los tiempos.

- ¿Cuál es la experiencia que tienen en el Hospital Las Higueras?

La capacitación es fundamental. También la búsqueda de referentes en otras áreas con más sensibilidad sobre estos temas. Nos hemos vinculado con medicina, traumatología, urología y el servicio de urgencia para construir equipo. Además, difundimos la importancia de las buenas prácticas en la atención del adulto mayor.

Un aspecto relevante es evitar el edadismo. Con ese fin, por ejemplo, grabamos videos educativos dirigidos a los trabajadores de la institución para terminar con el trato infantilizador y paternalista.

Otro elemento es la innovación. Nosotros pusimos en marcha en 2015 un Plan Piloto de Telegeriatría con muy buenos resultados. Este proyecto cumplió un rol importante en pandemia y, lejos de las dudas iniciales, no tuvimos grandes dificultades por las brechas tecnológicas. Por el contrario, los usuarios se adaptaron bien y lo evaluaron positivamente, al punto que ya es parte del sistema de atención. Ahora utilizamos esta herramienta como un complemento, especialmente útil para los pacientes que viven lejos, quienes son asesorados en alfabetización digital por un equipo dedicado a las tecnologías de la información y comunicaciones aplicadas a la salud.

- Por último, ¿de qué manera promover esta práctica en el área formativa?

La incorporación de geriatras como docentes en diferentes casas de estudio permite motivar a las nuevas generaciones para que se desenvuelvan en este campo. Tenemos que sembrar esa inquietud dentro de los mismos complejos asistenciales, donde los futuros médicos cumplen con sus residencias. La idea es convertirnos en un motor que impulse la implementación de nuevos modelos de abordaje y reencantar a los jóvenes con esta especialidad. Debemos cambiar el concepto de pacientes complejos y considerarlos como desafiantes para el aprendizaje.

En lo estrictamente académico, los centros formadores van en aumento y algunos, incluso, ofrecen la posibilidad de acceder a programas de especialización directos desde medicina general sin pasar por medicina interna.

En nuestro caso, tras consolidar todo este trabajo y generar las condiciones adecuadas, junto con la Universidad de Concepción se diseñó un programa de subespecialización en geriatría. 

Este recinto se convertirá en el principal campo clínico para los futuros becados. A partir de abril de 2024 vamos a contar con tres cupos para médicos internistas. Será nuestra primera generación de residentes, las que contribuirán a fortalecer el manejo integral de las personas mayores. Queremos que este programa sea un aporte para la medicina y sociedad.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez